Ir al contenido principal

Yes - Close to the edge (Atlantic, 1972)



Esta semana traigo el Close to the edge del grupo británico Yes, quizá mi álbum favorito de la banda. Porque una obra maestra así debe formar parte de nuestra Comunidad. Complejo, diverso, inspirado, con ejecuciones instrumentales casi perfectas, con una historia que contar. Uno de esos discos, a mi gusto, imprescindibles, por calidad y por ese espíritu de superación constante, minuto a minuto, esa capacidad de sorprender.

Quinto de Yes, editado en 1972, con Steve Howe a las guitarras, Jon Anderson a las voces, Bill Bruford a la percusión, Chris Squire al bajo y Rick Wakeman a los teclados. La mayor parte del trabajo compositivo recae en Anderson y Howe, pero toda la banda pone su sello en los apenas tres cortes que conforman el álbum. Poco después de terminar las grabaciones, el baterista Bill Bruford abandonó la banda obligando a los demás integrantes a encontrar un suplente antes de comenzar su nueva gira en los Estados Unidos.


La que ocupa toda la cara A, la propia Close to the edge, con sus 18 minutos, para mí es un arquetipo de canción "progesiva": mantiene una trama sonora y melódica con un estribillo o parte central reconocible y una coherencia en la letra y en los arreglos, pero, a pesar de ello, juega con el rock, el jazz, hasta el folk por momentos, y se hace compleja pero no densa, requiere atención pero no aburre. Tiene elegancia y rabia, pasajes atmosféricos y batallas instrumentales. La primera parte es caótica y dramática, los instrumentos parecen pelear uno con el otro, la guitarra y el teclado parecen atravesar diferentes caminos y ahí es exactamente donde reside la belleza de la canción, alrededor del tercer minuto la canción comienza a mostrar una estructura perfecta. eso a menudo se ve interrumpido por otro pasaje confuso y brillante. Alrededor del décimo minuto, la música comienza a desvanecerse y con delicadeza prepara al oyente para el clímax, y al magnífico solo de teclado Rick Wakeman, entre la modernidad y el barroco clásico. La úlitma parte de la canción es más estructurada, el teclado, la guitarra y el bajo se complementan perfectamente y Wakeman toma el papel principal por momentos que se unen a la melodía central. Bill Bruford merece una mención especial porque combina estilos que utilizan por momentos ritmos de jazz que cambian el tiempo de la pista.

La cara B se divide entre And you and I y Siberian khatru. Mientras And you and I es más pura, más limpia, con cierta magia y misterio, Siberian khatru es más roquera, más picuda, más intensa; adoro la guitarra de Howe aquí. La espiritualidad de la primera, con Anderson en una de sus más sentidas interpretaciones, el decisivo ataque de la segunda, hacen de estos 20 minutos otra experiencia bestial. El trabajo vocal hermoso y complejo hecho por Jon en la inical y muy bien complementado por Steve Howe y Chris Squire, que es un experto en coros, se continúa en la final, dando cierta coherencia a dos cortes dispares. Nuevamente el trabajo de Rick con los teclados es sobresaliente al usar pasajes semi barrocos que de repente cambian a secciones explosivas donde Howe toma no se queda atrás.


Y fue un éxito de ventas. Qué época: bandas de virtuosos haciendo música compleja subiendo en las listas de ventas y llenando pabellones. 

La edición que traigo es la europea del año siguiente (1973). Viene con el encarte incluyendo las letras y los créditos en la contraportada. El diseño corrió a cargo de otro clásico: Roger Dean.

Pasad un fin de semana épico.







Comentarios

  1. Una de las bandas claves en mi vida, si no la que más; y sin embargo hoy mismo tocan en Barcelona y en esta ocasión no he ido a verlos, aunque le he haya dado mil vueltas a la cabeza al respecto: sin embargo unos YES sin, obviamente Squire ni White, pero también sin Anderson y Wakeman, que aún están en activo, no me han motivado lo suficiente. Enorme Close to The Edge!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra haberte traído alegría con mi propuesta. Enorme, como dices. Lo de ir a ver conciertos de "dinosaurios": hace tiempo que me retiré. Unas veces, como dices, porque ya no son ni ellos; otras, porque, aun siéndolo, ni se parecen (la edad usualmente); otras, por lo prohibitivo de los precios. A todos se nos pasa el arroz, qué le vamos a hacer. Gracias por comentar y ¡anímate a compartir otro disco de Yes por aquí! Un saludo.

      Eliminar
  2. Anónimo5/5/24 11:34

    Menos mal que has publicado reseña, que hoy la continuidad del blog ha corrido peligro parece ser. Me agrada esta música, aunque no me provoca la emoción que parece embargarte a ti. Y es que de los Yes ya había escuchado este disco y por supuesto el 90125. Pero quizás prefiero a los primeros Genesis antes que que a estos Yes. La propuesta es densa, para dedicarle varias escuchas con el fin de pillar todos los matices de la música que ofrecen. Y si a uno no le atrapan con fuerza desde el principio, la tarea se pone un pelín cuesta arriba. En fin, pedazo de álbum -en eso coincido- pero a mi dame mandanga ochentera jajajaja Un abrazo. KING

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Con sinceridad: no tenía previsto publicar. Al ver, como tú, que se quedaba vacío, terminé esta que llevaba a medias. Seguro que es cosa nuestra (tuya y mía) y que no importa. Pero si se queda en blanco una semana me da mal rollo. En cuanto al disco, coincido en que necesita atención. No todo lo que han hecho estos tipos me gusta (demasiada atención 😂). Este me flipa. Y el Fragile, también. La etapa ochentera también, vaya por delante. En fin, otra semana más rescatando del vacío existencial el blog 😜 Un abrazo.

      Eliminar
  3. Hoy ha tocado clasicazo. De esos que forman parte de los discos que hay que escuchar una vez en la vida. Y muy bien explicados todos los matices de su música a lo largo del disco (no es tarea fácil). Fue me entrada a Yes. Luego fui profundizando en su discografía, y en mi lista particular hay discos que coloco por encima de este (el "Fragile" es mi favorito, seguido de cerca por el "Yes Album". Pero eso no impide que este sea también un discazo ("Siberian Khatru" es mi debilidad). Hace siglos que no lo escucho, así que esta misma tarde va a caer. Solo un comentario más: aprovecho para ensalzar la figura de Chris Squire. algo tapado siempre por las inmensas figuras de Howe y Wakeman, pero tanto su sonido como sus líneas de bajo crearon escuela. Saludos, y enhorabuena por el post.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Feliz de haberte traído un clásico personal. A mí me parece que todos brillan en este disco y me gusta más que los otros que nombras por una cuestión de gustos, nada más. En ocasiones estas bandas acaban masturbándose: más difícil, más técnico, más pa'mi. Y este disco está muy equilibrado. En fin, que, de todos modos, hay donde elegir. Esperando que traigas al blog "uno de esos que dices". Gracias por elogiar mi trabajo; a veces peco de complejo y en esta quería ser simple y exacto. Un abrazo.

      Eliminar
  4. Pues no quería dejar el comentario el finde para que me diese tiempo a morderme la lengua... Pero es que yo, con los Yes (y casi casi con los Who) me pasa como con los Kiss, que no consigo pillarles el truco. Me gustan canciones sueltas pero...Hala, ya lo he dicho. Otra cruz más en mi debe.
    La entrada, guay, corta y al pie.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya no te caben más cruces 😂 Esto va siempre de gustos, y cada uno tenemos el nuestro, como ojetes de culo: huelen los de los demás. En cualquier caso, no es Yes una banda fácil de escuchar. Gracias por comentar y cuidado con el veneno al morderte la lengua 😅

      Eliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Ozzy Osbourne - Blizzard of Ozz (Jet records, 1980)

Hoy traigo al blog uno de los discos más importantes de la historia del hard’n’heavy de todos los tiempos, el inicio de la carrera en solitario de un mito, el gran John Michael Osbourne , conocido mundialmente como Ozzy . Y aunque las circunstancias que rodearon al artista en ese momento vital son harto conocidas y se puede encontrar por la red información en abundancia, (creo que) no está de más que haga un pequeño resumen muy condensado en esta entrada.    Estamos en 1970, Black Sabbath han editado su primer disco y el infame manager Don Arden se ofrece para llevar la carrera del grupo. Ozzy Osbourne , el cantante de la banda, tiene 22 años y en las oficinas de Arden conoce a la hija de este, Sharon , de 18. Ellos aún no lo saben pero en unos años la joven se convertirá en una figura imprescindible para el alocado vocalista.    El tiempo pasa y los Sabbath con...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Sumerlands – Dreamkiller (2022)

El segundo disco de Sumerlands, Dreamkiller , es una reafirmación de principios: heavy metal melódico, con raíces en los años ochenta, pero producido y ejecutado con herramientas actuales. No es un ejercicio de nostalgia, sino una relectura sobria y bien enfocada de una fórmula clásica. Con una duración de apenas 31 minutos, el álbum va al grano, con composiciones cañeras, un sonido equilibrado y una ejecución limpia. La banda ha establecido una firma sonora reconocible en los últimos años y aquí continúa con ese enfoque: guitarras con presencia, sin adornos y sin eclipsar al resto de los elementos. El cambio más notable respecto al debut de 2016 es la incorporación de Brendan Radigan como vocalista. Su desempeño es sólido y contiene un timbre adecuado para este estilo. Radigan no intenta deslumbrar, sino integrarse al conjunto, y lo logra con solvencia. Su fraseo es preciso, su dinámica vocal clara, y sabe cuándo sostener una línea y cuándo dejar que la instrumentación respire. ...

Hangman’s Chair – Saddiction (2025)

Hoy toca bajar revoluciones y dejarse llevar. El último disco de los franceses Hangman’s Chair es una obra que no intenta rescatarte de la tristeza, sino hacerte compañía en ella. Y lo hace sin dramatismos, sin buscar comprensión, sin querer llamar la atención. Simplemente, se queda a tu lado, y con eso es suficiente.                                   Desde el primer tema,“To Know the Night”, queda claro que este disco no se mueve en la urgencia. Aquí todo ocurre despacio, con la calma que requiere la ocasión. Las guitarras arrastran un peso denso, la voz se mantiene serena, contenida, casi resignada. Pero esa calma es solo la forma que toma el dolor cuando ya no grita. Cuando se vuelve parte del paisaje. El título, Saddiction , lo dice todo. La mezcla de sadness y addiction no es casual. Es una confesión, un espejo, una manera de nombrar eso que muchos sentimos pero no siempre sabemos...