Y si en mi pasada entrada os recomendaba un segundo lanzamiento de Forcefield que apostaba a que pocos de vosotros tendríais, lo de hoy ya es hacer un pleno porque os traigo también el primer disco de la banda. Al igual que en su segundo trabajo, mi versión es la editada por PDI en España y no sé si fue cosa de algunas copias o de todo el tiraje, pero la portada –ignoro si por un error en la impresión o el troquel– salió como el culo, algo que ya me hubiese tenido que echar para atrás a la hora de adquirir el disco pero que –seguramente porque debía estar a un precio casi regalado– no me evitó comprarlo.
Junto a Ray Fenwick a las guitarras y teclados y Cozy Powell a la batería, en la banda encontramos esta vez al estupendo vocalista Pete Prescott, a Mo Foster al bajo y a Nick Magnus a los teclados, con la colaboración de Neil Murray al bajo –en Smoke on the water–, Chris Cozens a los teclados y la inestimable presencia de Barry St. John a los coros (tanto ella como Cozens pasarían a formar parte del line up en su segundo trabajo, visto aquí).
Producido por el guitarrista en los londinenses PRT studios y con portada de Rick Goodale, el título de este debut fue Forcefield –sí, no se exprimieron demasiado las neuronas a la hora de buscar un nombre– y además de algunas composiciones de Fenwick, el disco es más que nada una retahíla de versiones, en lo que vino a ser mayormente un cúmulo de despropósitos en mi humilde opinión. ¿Que por qué?, os pongo el track list y entro en harina.
A
Set me free
Best shot
Runaway
Sunshine of your love
Shine it on me
Whole lotta love
B
Black cat
White room
You really got me
Fire in the city
Keep on running
Smoke on the water
El primer tema es Set me free, de The Kinks, muy inferior a la original y de esas versiones que no aportan nada sino todo lo contrario. Le sigue Best shot, una composición de Fenwick muy interesante, entre bluesy y puro classic rock, con una voz que me recuerda una mezcla de Jack Bruce y Glenn Hughes. Es una de mis preferidas. Runaway, de Del Shannon, es otra versión pero en este caso sí que me gusta, ya que la moderniza y cambia del todo su sonido, por contra de lo que ocurría con el tema inicial de The Kinks. Y es que a la hora de hacer versiones, o se mejora la original o se le da un enfoque personal. Para hacer copias, en los 80 ya existía el botón REC del radiocassette. Es por eso que con Sunshine of your love llega otro fiasco. Y es que, ¿a quién se le ocurre versionar uno de los temas más conocidos de una banda mítica como Cream? En mi opinión, es otro de esos casos en los que “para decir eso, mejor callar”. La cosa se arregla con Shine it on me, otra composición propia de Fenwick en la que Barry St. John no se limita los coros sino que realiza un estupendo dueto con Prescott. Pero la cosa se estropea –y de qué manera– cuando la banda tiene los santos huevazos de intentar versionear el icónico Whole lotta love. Evitaré llegar a la descalificación personal, sólo deciros que pese a la innegable valía de Prescott y Fenwick, evidentemente no son ni Plant ni Page. Vergonzoso.
La cara B se inicia con Black cat, un alegre pop rock que resulta agradable y fresco. White room es una versión del temazo de Cream, aunque me encanta, sobre todo gracias a la manera en que Prescott la canta pero también por el sonido en general. Aquí acertaron. Entonces se atreven con You really got me y la vuelven a cagar. De una simpleza que asusta, no superan ni a la original ni a la extraordinaria versión de Van Halen, para mi las dos únicas autorizadas a coexistir. Fire in the city es otra de esas mezclas de pop rock y hard bailable –eran los 80, amigos, no me miréis así– en las que Barry tiene una presencia apabullante apoyando en los coros. Es muy sencilla pero da buen rollito. Tampoco les queda mal del todo la versión del Keep on running de Jackie Edwards, a la que dan más ritmo que la versión conocida por todos del Spencer Davis Group. Y si la cara A finalizaba con ese agravio a los Led Zeppelin, Fenwick finaliza la cara B con su particular homenaje a Deep Purple y su Smoke on the water. Debo admitir que no me desagrada y que Prescott y Fenwick se lo curran.
Total amigos, que aunque hace unos años no lo hubiese dicho, os recomiendo que si queréis entrar en contacto con esta banda os hagáis antes con su segundo trabajo aunque sólo sea por tener a Tony Martin a las voces y porque contiene menos versiones. Y es que pese a que este debut tiene un sonido más rockero, la elección de los temas –demasiado icónicos– ha hecho que no me resulte simpático de escuchar cómo destrozan a la mayoría. En fin, otro de esos grupos ochenteros de los que sólo os hablo yo. Y van.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Joer, estoy escuchándolos que yo no los conocía. Muy curiosa la versión de Shannon, a mi me encanta la original. Esta no está nada mal, la verdad. ¡Feliz finde!
ResponderEliminarNo creo que los conozca demasiada gente jajajaja. Feliz finde para ti también.
EliminarBienvenida a la colección vinílica del blog esta aportación, pero, como ya comentas, realmente es un disco mediocre. El otro tenía su puntito la verdad. Un abrazo.
ResponderEliminarEn efecto, se trata de una inclusión con afán completista. Como diciendo "Forcefield II no lo conocen ni en su casa... pues tengo el I" jajajaja
EliminarLuego me dices a mí, pero si no es su majestad nunca llegaría a estas bandas. Un abrazo
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