Ir al contenido principal

Arch Enemy – Will to power (Century media -2017)


Amigos, abandono los habituales 80 en los que acostumbro a moverme en estas entradas y me planto en el siglo XXI con un vinilo reciente. Lo cierto es que descubrí tarde a los suecos Arch Enemy, con su Rise of the tyrant, y además de quedarme encantado con temas como I will live again o Revolution begins (una labor de investigación me llevó también a enamorarme de My apocalypse, de su anterior lanzamiento), me maravillé con la voz de Angela Gossow, una bestialidad gutural que parecía no casar con ese cuerpazo esbelto de rubia valkiria renana. Pese a ello, aunque su posterior lanzamiento Khaos legions contenía trallazos como Yesterday is dead and gone, Bloodstained cross o Under black flags we march, tampoco me hice –por poco– con el vinilo. Total, que no siendo un gran seguidor de la banda, la marcha de Angela me sorprendió pero no supuso ningún drama. Huelga decir que la llegada de la nueva cantante y el lanzamiento de un nuevo álbum –del que apenas llamó mi atención el tema título War eternal– tampoco me convirtieron en un fanático de los Arch Enemy


Ah amigos, pero resulta que el año pasado, al escuchar los temas de este Will to power –no sé la razón pero fue así–, Alissa y sus compañeros me atraparon de tal manera que decidí, estooooo... bajarme el álbum, que se convirtió en uno de mis favoritos de 2017. Por eso, cuando vi la edición en bonito vinilo verde, pensé que era la ocasión para hacerme con el disco y así tener al menos una de las grabaciones de la banda. Y esa es la que hoy os presento, la reedición de este mismo año en edición limitada a 500 copias –incluye el CD– de la primera obra con el guitarrista Jeff Loomis de Nevermore en el line up. El resto de la banda son Michael Amott a las guitarras, Daniel Erlandsson –su mano derecha– a la batería, teclados y sintetizadores, Alissa White-Gluz a las voces, Sharlee D’Angelo al bajo, y la colaboración de Jens Johansson a los teclados y del hermanísimo Christopher Amott a los teclados y guitarras en un tema. 


Con una bonita portada de Alex Reisfar y producido por Michael y Daniel en los Sweetspot studios de la campiña sueca, el track list es el que sigue: 

A 
Set flame to the night 
The race 
Blood in the water 
The world is yours 
The eagle flies alone 
Reason to believe 


B 
Murder scene 
First day in hell 
Saturnine 
Dreams of retribution 
My shadow and I 
A fight I must win 

Set flame to the night es una intro instrumental que da paso a The race, enérgica y machacona, con algunos cambios de ritmo y estupendas guitarras. Muy pegadiza. Blood in the water es heavy metal con un ritmo idóneo para el headbanging, otro temazo con arreglos guitarreros que engancha a la primera. The world is yours es un trallazo en el que Erlandsson machaca su instrumento sin descanso, aunque salpicado de esos pasajes melódicos a los que Arch Enemy nos tienen acostumbrados. The eagle flies alone es otro tema típico de la banda, con esa mezcla de melodía, thrash, death y metal clásico característica. Y Reason to believe es la sorpresa del álbum, una preciosa balada –según los cánones de la banda, claro– en la que podemos escuchar a Alissa cantando con una voz limpia. Una delicia para cerrar la cara A. 


Pero la caña regresa con Murder scene, otro estupendo tema aunque menos novedoso que los enteriores. Y es que, como ocurre con una First day in hell que trae recuerdos de anteriores sonidos ya escuchados, la fórmula musical de Arch Enemy del riff machacón+doble bombo+voz gutural deja poco margen a la innovación, algo a lo que quizás pueda ayudar Loomis con su guitarra, añadiendo algunas florituras aquí y allá. Saturnine es un corto y sencillo interludio instrumental que sirve de preámbulo a Dreams of retribution, un estupendo tema con inicio malmsteeniano que rapidamente se transforma en un trallazo de pinceladas neoclásicas con arreglos de teclados en el que seguramente Johansson se sintió más que cómodo, otro de los momentos destacables del disco. My shadow and I es más de lo mismo, aunque no por eso menos disfrutable y el punto final al álbum llega con A fight I must win, otro temazo que –si no fuese por el doble bombo– tiene más de heavy rock clásico que de death melódico y que le deja a uno con ganas de volver a zambullirse en el disco con –por supuesto– los aurticulares bien ajustados en las orejas para no perderse ni un matiz. 


En resumen, un más que recomendable trabajo de estos suecos que debéis escuchar sin falta si no lo hicisteis el año pasado. 


¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla

Comentarios

  1. mmmm no me tiran muchos estos arch enemi.

    ResponderEliminar
  2. Muy buen disco de los suecos Arch Enemy, las guitarras suenan brutales pero igual tienen algo de melodía junto a la voz de la bella Alissa White Lozz, saludos amigos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Joe Satriani - Flying in a Blue Dream (1989)

Joe Satriani - Big Bad Moon - Live Expo 92 (Sevilla) ¿ Vaya presentación la del Tio Joe eh?, mira que plantarse en Sevilla, en medio de la Expo92 y vomitar el Big Bad Moon acompañado del gran Brian May, no había visto nada igual hasta la fecha y creo que a día de hoy, tampoco.  ¿Quién se esperaba ese Slide con la propia armonica? Bueno, que me dejo llevar por la emoción, Joe Satriani forma parte de la banda sonora de mi infancia.  Sin ningún tipo de duda, soy quien soy, musicalmente hablando, por mi primo, el cual me encamino hacia que escuchar y que instrumento tocar, a través de cintas como esta descubrí al profesor y a muchos mas.  En esta cinta destacan Joe Satriani, un tal Jason Becker, Steve Vai o el mismísimo Paul Gilbert con Racer-X, anda que no le di vueltas a esa cinta, aun la conservo.  Una cosa que llama mucho la atención de esta clase de músicos, es que las canciones, la gran mayoría de veces carecen de letras y eso no suele gustarle a todo el mundo. Hablar de un disco de

Judas Priest – Killing machine (CBS, 1978)

Amigos, mi colección de vinilos no es infinita y –si le sumamos que muchos han sido ya reseñados por otros colaboradores de este blog–, después de todos estos años se me están acabando los discos con los que doy contenido a mis entradas. Así que llega un momento en el que uno tiene que ir tirando de fondo de colección y rezar por que a nadie se le haya ocurrido hablar de alguno de los álbumes que aún no os he traído. Por eso, no importa que ya os haya hablado en varias ocasiones de los Judas Priest –creo que soy el que más vinilos ha comentado por aquí– y hoy me saco de la manga otra de sus imprescindibles obras, este Killing machine , quinto lanzamiento en estudio de la segunda banda más famosa del área de Birmingham. Creo recordar que el primero que me compré de ellos fue el Defenders of the faith ( aquí ), luego el Screaming for vengeance ( aquí ) y después ya me pierdo, no sé si fue el recopilatorio Hero, Hero

Surgin' – When midnight comes (Music For Nations, 1985)

  Hoy traigo el único álbum (oficial) de la efímera banda neoyorquina Surgin , una joya escondida en el resto de saldo que fue el rock melódico de los ochenta, con un protagonista especial: Jack Ponti. Igual no tienes ni idea de quién es este personaje. Fíjate en la foto de abajo, es el de la izquierda, tocando con su colega de instituto John Bongiovi en un concierto del grupo que montaron juntos, Rest. Su poco éxito en aquellos primeros ochenta disolvió la historia, pero no así la amistad que ambos se profesaron. Aunque habría que revisar esas “amistades” de Mr. Bongiovi: para el puesto de guitarrista de su banda eligió a un desconocido Richie Sambora antes que a sus colegas Ponti o Snake Sabo. Por algo sería, claro. Jack formó su propia banda, que acabó llamándose Surgin, y consiguió editar este disco que hoy comparto por aquí, When midnight comes , en 1985. Compuso, produjo y tocó en él con la esperanza de alcanzar el estrellato roquero, objetivo que, obviamente, no logró. ¿Por

KISS-ASYLUM (1985-Mercury)

  A mediados de los 80, seguramente que de KISS lo único que quedaba era el nombre. Ace Frehley y Peter Criss no estaban físicamente y Gene Simmons aunque seguía figurando casi que tampoco, vivía más interesado en una carrera cinematográfica que no despegaba o produciendo a bandas del nuevo Glam Metal USA como Keel o Black N Blue.  Si me apuras, The Paul Stanley Band no hubiese sido un mal nombre, ya que el antaño "Chico de las Estrellas" era el único que realmente tiraba del carro en aquellos años. Gracias a él y a Vinnie Vincent disfrutamos de los primeros Kiss "desmaquillados" merced al aplastante por momentos "Lick It Up". Cuando Cusano fue expulsado por sus excentricidades la banda grabó el irregular "Animalize", que bueno, tampoco estaba tan mal y hasta nos brindó con un VHS de la época bastante subido de tono.  Y luego llegó "Asylum" con un nuevo guitarrista llamado Bruce Kulick y otra oportunidad para seguir en la reciente rueda

Cream - Wheels of Fire (Polygram Records, 1968)

Me he llevado una pequeña sorpresa al bucear en el blog buscando este disco, por aquello de no repetir entrada, y comprobar que aun nadie ha reseñado el tercer largo de los ingleses. Imagino que mi predilección por Clapton hace que la mayoría de los clásicos del guitarrista se me antojen imprescindibles, de ahí la sorpresa. Pero bueno, aprovecho yo para dejar aquí mis impresiones sobre este Wheels of fire , además de unas fotos de la edición en vinilo, que me parece espectacular.  Antes de entrar en materia, me gustaría aclarar algo: pese a que conocí a Cream por Clapton, la realidad es que los dos gallos del gallinero eran sin duda Jack Bruce (bajo y voz) y Ginger Baker (batería), hasta el punto que en este disco el guitarrista no aparece acreditado como compositor. Sin duda su mano y su característica voz fueron imprescindibles para el sonido de la banda, pero las fuertes personalidades de los dos personajes mantenían el equilibrio y hacían que Clapton, que podría estar soleando dura