Ir al contenido principal

Thin Lizzy – Black rose: A rock legend (1979)


En este triste inicio de año en el que varios de los músicos con los que muchos de nosotros crecimos nos han abandonado –en el aspecto físico, claro, porque su legado artístico pervivirá mientras escuchemos su música–, uno de los artistas de los que menos se ha hablado en los noticiarios ha sido James Bain, Jimmy para sus seguidores. El bajista escocés es conocido, sobre todo, por haber tocado en Rainbow y en la banda de Ronnie James Dio, en donde desarrolló la mayor parte de su carrera. Aventuras como los Wild horses o WWIII quedan para sus fans más acérrimos. Sin embargo, pocos conocen que también colaboró con Phil Lynott y en Thin Lizzy, llegando a tocar en un tema del álbum que hoy os quiero comentar. Esa es la razón por la que este viernes os traigo Black rose: A rock legend

El disco es el noveno álbum de estudio de los irlandeses y supuso el ingreso de Gary Moore en Thin Lizzy al acudir en apoyo de su amigo Phil Lynott –con quien ya había trabajado en el pasado cuando ambos habían coincidido en Skid Row a finales de los 60– después de que este echase del grupo al conflictivo Brian Robertson, quién formaría entonces con Bain los Wild horses antes de grabar con Motörhead un estupendo e infravalorado Another perfect day y hacer perder la paciencia a Lemmy. Si os dais cuenta, tocó tan poco en el anterior Bad reputation que Phil ni le incluyó en la portada. Total, que con Lynott a las voces y el bajo, Scott Gorham a la guitarra y coros, Brian Downey a la batería y Gary a la guitarra y coros, Thin Lizzy grabaron para Phonogram lo que se llamaría Black Rose: A Rock Legend en los estudios Pathé-Marconi de París y los Good earth studios de Londres, con Tony Visconti en los mandos, habitual productor de David Bowie. Círculo cerrado, amigos: Bain, Lemmy y Bowie en el mismo párrafo. 

Total, que con una estupenda portada –y contraportada– de Jim Fitzpatrick, el track list del álbum fue: 

A 
Do anything you want to 
Toughest street in town 
S&M 
Waiting for an alibi 

B 
Sarah 
Got to give it up 
Get out of here 
With love 
Róisín Dubh (Black rose): A rock legend 


Comienza el disco con Do anything you want to y uno se imagina a alguien a finales de los 70 pensando que estaba escuchando los primeros acordes de alguna especie de versión vitaminada del Waterloo de Abba... hasta que llegan esas guitarras dobladas y la voz inconfundible de Lynott. Un tema fantástico al que le sigue un no menos estupendo Toughest street in town, con un trabajo de guitarras enérgico, una base rítmica bien conjuntada y estribillo resultón. S&M es una canción en la que Downey brilla especialmente, con una producción que tiene ramalazos funky. Waiting for an alibi es un temazo, con esas voces, bajo y guitarras típicamente Lizzy. Definitivamente, lo que hemos escuchado hasta ahora es una pasada, un rock elegante y de depurada producción aunque difícil de etiquetar. Y entonces la cara B se inicia con Sarah, una canción que Lynott compuso para su hija recién nacida y que nos deja descolocados. Ni folk, ni hard rock, con unos arreglos poco habituales, pero preciosa. Palabras como You are all I want to know, You hold my heart so don't let go, You are all I need to live, My love to you I'll give, My Sarah o esas When you begin to smile you change my style, My Sarah,When I look in your eyes I see my prize, My Sarah. Los que seais padres de una niña coincidiréis conmigo en que a cualquiera de nosotros nos hubiese gustado escribir algo así, algo que demuestra que hasta el rockero más bebedor y pendenciero de Dublín es capaz de sacar a la luz su corazoncito ante la sonrisa de su niña. 

Got to give it up nos devuelve al sonido de los Lizzy habituales, con fantástico solo de Gorham incluido. ¿Y qué me decís del estupendo bajo de Phil?, alucinante, como siempre. Get out of here es una canción escrita al alimón con Midge Ure, que estaba a punto de fundar Ultravox. Es una especie de hard rock poppy que precede a la fantástica With love –que en el fondo es la canción que me ha dado la excusa para hablaros hoy de este álbum, ya que en este tema colabora Jimmy Bain–, otro de esos temas que nadie nombra al repasar sus preferidos de la banda pero que resulta de lo más fresco y estimulante. La guinda, y el tema protagonista que a todos se nos ocurre en primer lugar cuando nos mencionan este disco, es el que le da nombre, un excelso Róisín Dubh que está compuesto cual monstruo de Frankenstein musical por diversas canciones tradicionales irlandesas arregladas por Moore y Lynott (además de Will ye go Lassie go del cantante tradicional de Belfast Francis McPeake, un tipo que hace un par de años fue acusado de mantener relaciones sexuales con una menor). En mi opinión, es el tema de hard folk rock definitivo y una obra imprescindible, tanto de la banda como de la música rock de finales de los 70, en la que todos los miembros del grupo se lucen, especialmente Moore y Gorham


Y como creo que este es uno de aquellos discos que hay que disfrutar enterito porque todos los temas forman parte de un mosaico de diferentes estilos que se complementan y tienen su razón de ser en conjunto, os acompaño la grabación completa. Disfrutadlo y, además de a Bain –ocasional colaborador–, aprovechad para honrar el recuerdo de Phil y Gary

¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla

Comentarios

  1. Palabras mayores!! la obra culminate de una banda en estado de grácia. Lynott y Moore hicieron muchas cosas buenas juntos.

    ResponderEliminar
  2. También llevé este álbum a rockologia.com por diversas razones. Lo tengo entre mis preferidos de Thin Lizzy y tiene una historia muy interesante en su composición y grabación. El resultado ya lo comentas tú muy bien. Un artefacto perfecto para recordar el legado de Phil y Gary, desde luego. Un abrazo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Ozzy Osbourne - Blizzard of Ozz (Jet records, 1980)

Hoy traigo al blog uno de los discos más importantes de la historia del hard’n’heavy de todos los tiempos, el inicio de la carrera en solitario de un mito, el gran John Michael Osbourne , conocido mundialmente como Ozzy . Y aunque las circunstancias que rodearon al artista en ese momento vital son harto conocidas y se puede encontrar por la red información en abundancia, (creo que) no está de más que haga un pequeño resumen muy condensado en esta entrada.    Estamos en 1970, Black Sabbath han editado su primer disco y el infame manager Don Arden se ofrece para llevar la carrera del grupo. Ozzy Osbourne , el cantante de la banda, tiene 22 años y en las oficinas de Arden conoce a la hija de este, Sharon , de 18. Ellos aún no lo saben pero en unos años la joven se convertirá en una figura imprescindible para el alocado vocalista.    El tiempo pasa y los Sabbath con...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.

Sumerlands – Dreamkiller (2022)

El segundo disco de Sumerlands, Dreamkiller , es una reafirmación de principios: heavy metal melódico, con raíces en los años ochenta, pero producido y ejecutado con herramientas actuales. No es un ejercicio de nostalgia, sino una relectura sobria y bien enfocada de una fórmula clásica. Con una duración de apenas 31 minutos, el álbum va al grano, con composiciones cañeras, un sonido equilibrado y una ejecución limpia. La banda ha establecido una firma sonora reconocible en los últimos años y aquí continúa con ese enfoque: guitarras con presencia, sin adornos y sin eclipsar al resto de los elementos. El cambio más notable respecto al debut de 2016 es la incorporación de Brendan Radigan como vocalista. Su desempeño es sólido y contiene un timbre adecuado para este estilo. Radigan no intenta deslumbrar, sino integrarse al conjunto, y lo logra con solvencia. Su fraseo es preciso, su dinámica vocal clara, y sabe cuándo sostener una línea y cuándo dejar que la instrumentación respire. ...