Amigos, conocí a Rough Cutt con motivo del lanzamiento de este álbum cuando vi en televisión el vídeoclip de Never gonna die. De hecho, aún lo poseo en una de esas recopilaciones en VHS que muchos de nosotros nos hacíamos gracias a programas como Tocata, Canal 10 o Pleitaguensam. Originarios de Los Angeles, fue uno de esos grupos aparecidos en el hervidero angelino por el que transitaron en sus inicios numerosos músicos que acabaron formando parte de otras bandas, caso de Jake E. Lee o Craig Goldy entre otros. Pero no fue hasta 1984 que –apadrinados por Wendy Dio como manager y el mismo Ronnie James como valedor–, con el line up formado por Paul Shortino a las voces, Amir Derakh y Chris Hager a las guitarras, Matt Thorr al bajo y Dave Alford a la batería , firmaron un contrato con Warner Bros.
Así, después de ser suficientemente conocidos en el circuito de clubs de Los Angeles y haber hecho incluso alguna aparición en televisión, en 1984 se meten en los Record Plant studios y graban con el británico Tom Allom a la producción –conocido por sus trabajos con Krokus, Def Leppard, Y&T y sobre todo Judas Priest– su debut Rough Cutt, un estupendo álbum de hard rock ochentero que les sirve de carta de presentación de cara a su lanzamiento internacional ya que, como era de esperar, Dio se los lleva de teloneros en su Sacred Heart Tour y su influencia les consigue un lugar en el festival Super Rock in Japan ’85.
Con portada diseñada por Steve Gerdes e ilustrada por Kevin Aguilar, el track list era:
A
Take her
Piece of my heart
Never gonna die
Dreamin’ again
Cutt your heart out
B
Black widow
You keep breaking my heart
Kids will rock
Dressed to kill
She’s too hott
El disco comienza con Take her, canción coescrita con Ronnie James Dio, un hard rock del bueno, con un riff reconocible y pegadizo y un estupendo trabajo de guitarras de Hager y Derakh que incluye pequeño guiño al In the hall of the mountain king de Grieg. Le sigue Piece of my hart, un clásico del soul que hizo famoso Janis Joplin –aunque su intérprete original fue una tal Erma Franklin– y que los Cutt convierten en algo mucho más rockero. Entonces llega Never gonna die, el entrañable primer single de una banda que conocí precisamente gracias a su vídeoclip, un temazo que los lanzó como grupo. Lo malo es que, al igual que el segundo tema del disco, la canción no es de Rough Cutt. En realidad era de unos australianos llamados The Choirboys que un par de años antes habían sido fichados por George Young para Albert records. Estos chicos del coro habían conseguido con el single en su país un relativo éxito. Sin embargo, misterios del mundo de la música, prestaron su tema a unos perfectos desconocidos de Estados Unidos para que les sirviese de carta de presentación mundial. La cara A se completa con Dreamin’ again, una preciosa balada coescrita con Wendy Dio –su manager y esposa del padrino del grupo– y una rápida y hard rockera Cutt your heart out, directa, simple y efectiva para levantar el ánimo, aunque en mi opinión tenga bastante poca entidad musical.
Le damos la vuelta al vinilo y nos encontramos con Black widow, que comienza con una melodía sabbathiana época de Tony Martin, lo que –si lo pensamos– no es del todo extraño porque se trata de otro de los temas coescritos junto a Wendy, y todos sabemos que Martin era bastante ronniejamesdiano. Es uno de los más bonitos del álbum. You keep breaking my heart es otro temazo en el que destaca la increíble voz de Shortino, puro hard rock ochentero de calidad. Otro de mis preferidos. Con Kids will rock se pone de manifiesto que, por contra a lo que ocurre en muchas ocasiones, esta cara B no es de relleno precisamente ya que estamos ante otro estupendo tema de rock directo y bien ejecutado, con un fantástico trabajo vocal e instrumental que me recuerda a ratos a Jake E. Lee, quien había pasado por la banda y –pese a no esta acreditado como tal- creo que tuvo bastante que ver en la gestación de parte de la melodía de este tema. Dressed to kill sigue la tónica de esta cara, mucho más rockera y honesta que la primera, más llena de versiones de cara a la galería. Y así, She’s too hott pone el punto y final a este enorme álbum que, desengañémonos, tampoco es de los que cualquiera tiene en mente al repasar sus favoritos pero que supone un debut más que digno para esta notable banda de breve carrera.
En la actualidad, los Cutt no existen y Paul Shortino disfruta como líder de una banda all-star al frente del espectáculo Raiding the Rock Vault en el Las Vegas Hilton Hotel & Casino, ofreciendo conciertos casi cada noche junto a Doug Aldrich, Howard Leese o Robin McAuley, entre otras “viejas” glorias.
Adjunto la grabación completa del disco y, a modo de rareza, el Never gonna die de los Choirboys gracias al que podréis advertir que la versión de los Cutt fue muy fiel a la original y que esta era de gran calidad. Toda una lástima que allende las fronteras de Australia fuese más conocida la que grabaron los californianos en lugar de la de sus autores. Como bonus, el clip que Rough Cutt rodaron de este single.
Y con esta entrada despido mis colaboraciones de 2015. Hasta el año que viene, amigos.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
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