Esta semana se han cumplido 40 años de la publicación de "Born to run", el disco que lanzó a Bruce Springsteen al estrellato y a la gloria rockera eterna. Cierto que estos días casi todos mis colegas se hicieron eco del tema, muchos ofrecieron sus visiones sobre el legendario Lp y otros recordaron algunas reseñas pretéritas haciéndolas coincidir con la fecha del cumpleaños, desde aquí recomendamos no perderse la aparecida en el Exilio, obra de mi amigo Chals y de la que podréis disfrutar pinchando aquí, habiendo también otras de indudable interés.
No se si en algo podré contribuir a lo apuntado por tantos, lo dudo mucho, creo que como casi todos ellos tengo en un pedestal esta obra ya inmortal del rock, lo que si puedo hacer es rememorar con todos los que deseen compartir estos recuerdos, como y cuando adquirí este vinilo, pieza de evidente importancia dentro de mi humilde colección.
Fue un mes de marzo de hace muchos años, no me puedo creer que sean tantos, cuando aprovechando la primera paga de mi primer trabajo remunerado y legal, dirigí mis pasos hacia la planta de discos del Corte Inglés para adquirir un par de Lps de Springsteen que ya tenía en casette pero no en vinilo, la reciente adquisición de un plato invitaba a un servidor a adquirir su música en el mítico formato, ignorando que tenía este dispositivo plástico los días contados, los elegidos (la compra estaba decidida desde hacía semanas) eran: "Darkness on the edge of town" y "Born to run" ambos del Boss, llevaba semanas vigilándolos casi a diario, contando los días restantes hasta la fecha de cobro, temeroso de que alguien sin la necesidad de esperar a la nómina me birlara ambas joyas.
Cuando entré a la tienda me dirigí directo al lugar exacto en el que sabía que estaban, no precisamente en el apartado correspondiente a la S de Springsteen sino en otra ubicación elegida por mi debido a su poca afluencia de público y justo al final de la fila, para que allí, lejos de la vista de mis enemigos, esperasen mi llegada.
Estuvo girando sobre el plato casi recién estrenado durante meses sin parar, nunca ha dejado de girar, sigue haciéndolo en este mismo momento, mismo vinilo...y mismo plato también...y misma emoción enganchada en las costuras de cada canción, mismas sensaciones, mismos sueños...solo he cambiado yo, hoy ya no creo que esos sueños se vayan a cumplir...
Sospecho que todos hemos sentido lo mismo cuando aquellas canciones penetraron en nuestros corazones por primera vez, las mismas intuiciones de eternidad juvenil derrapando por nuestras arterias mientras llevábamos nuestras gargantas al límite de su resistencia cantando con pasión las fogosas proclamas vitales, líricas, épicas y juveniles de aquel Robin Hood que nos arengaba a creer que el amor es real, que nos enseñaba que en el suelo helado de la décima avenida hay un lugar para el soul...incluso para el funky, aquel ciudadano del mundo que demostraba que en la árida carretera, el bohemio solitario puede sentir los latidos del amor, de la esperanza y de la juventud que ruge como un trueno estrellándose contra el crepúsculo, que la noche puede tener más luz que el día y hacer que los sueños parezcan reales, que ella es la primera, porque así debe ser ella cuando es la debutante de nuestro corazón entregado al sentimiento en lugar de a las curvas, de que la ciudad es una jungla que puede ser un sendero o un laberinto...resumiendo..."Born to run" creo que me (y ahora hablo de mi exclusivamente) me enseño decía, a vivir con la esperanza excitada en una suerte de vida eterna por y para el rock, el amor y la soledad compartida con unos pocos que hacen muchos, que sus canciones fueron juez y parte de unos días de mi vida en los que todo era posible, y además parecía fácil, solo había que sumergirse en la carretera del trueno como unos vagabundos nacidos para correr en busca de asaltar, de noche, y con ella, la única reina de corazones agarrada por el talle la jungla de asfalto...
Los sueños se fueron diluyendo en la argamasa de la realidad, tal vez por no ser capaz de seguir los sentimientos despertados en aquellas eternas escuchas, tal vez porque los vagabundos como nosotros hemos nacido para sobrevivir, y ya es bastante, ya es mucho...pero como mola recordar, como mola ver que aún estamos aquí y que "Born to run" sigue insuflando algo especial en nuestros ya no tan jóvenes corazones.
Esta semana ha cumplido cuarenta años el "Born to run" de Bruce Springsteen.
Excelente y sincero relato. Más allá de la calidad y el contenido, la música, los vinilos en este blog, nos llena de emociones, unas buenas y otras malas. Volver a escuchar ciertas canciones es recordar lo que sentíamos y, como bien dices, regresar en cierto modo a qué sentíamos. Grande. Por cierto, yo también movía de sitio los vinilos para que no me los robara algún listillo... Un saludo.
ResponderEliminarLo de cambiar los vinilos de sitio aún lo hago en las ferias de vinilos. Mientras me doy una vuelta mirando precios, voy dejando disimuladamente los que me gustan fuera de sus sitios en cada stand. Claro que también me ha pasado que luego no los he sabido encontrar jajajaja
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