Esta es la primera vez que me aventuro a comentar un vinilo de Bob Dylan en esta comunidad. Desde luego no es porque no me guste el genial trovador de la gélida Minnessotta, todo lo contrario, el señor Zinnerman es uno de los artistas, (en toda la amplitud del término) que mas admiro y respeto.
Y posiblemente este respeto sea el que haya retraído a mis dedos para que recorriesen con mayor frecuencia el teclado, desglosando lo que la música del genial Bob hace sentir y creer a un servidor, que es mucho, pueden creerme.
También, porque negarlo, el complejo ha acobardado en no pocas ocasiones a esas falanges miedosas y amedrentadas, complejo ante la magnificencia de los análisis que a la inconmensurable figura de Dylan dedican algunos amigos de los que además de admiración saliente, he practicado magisterio entrante, y a cuya comparación poco o nada puede aportar un humilde servidor, (léase cualquier reseña que con respecto a Bob Dylan haya escrito mi amigo Joserra en su impecable Land, para entender mi reticencia).
En cualquier caso hoy me ha dado por pinchar por enésima vez este disco, el sobrecogedor: "Blood on the Tracks" para poner un contrapunto sutil e infalible a mis últimas escuchas, escoradas hacia otros universos sonoros, y me he visto sorprendido una vez mas por la magia y el cortante soplo de realidad, de drama expresado a flor de piel, por el glosario de literatura febril y desbocada de esta obra maestra de la música, de la poesía e incluso del teatro.
Este disco es como la recreación de un capitulo de: la vida real enfrentada a un hombre, atacándole y venciéndole pero no consiguiendo hacerle hincar la rodilla, este disco, esta obra, consigue que el artista se reponga y consiga permanecer en pie al gong del último asalto, presto para acometer cual ecce homo los nuevos avatares de esa vida que se retira victoriosa pero con una lección de hombría aprendida.
Las canciones son un retrato de esa lucha vital de que hablaba, en la que son protagonistas las armas utilizadas por el destino vital contra Bob: la soledad, la ira, el desamor o la angustia son pintadas con pulso de maestro pictórico gracias a la tensión que la inevitable separación de su esposa Sara Lownds impregnaba a sus pinceles,repletos de ahogo y (claro) sangre.
Se dice que Mike Bloomfield se negó a grabar ese conjunto de canciones por diversas razones, (siempre me han parecido bastante inexplicables las argumentaciones del genial guitarrista de Chicago), que tras mostrarle su trabajo a Young, Crosby, Nash, Ttim Drummond o Stephen Stills tampoco acabó convencido con sus opiniones, y finalmente decidió olvidarse del disco eléctrico que tenía en la cabeza y grabarlo con Phil Ramone como ingeniero de sonido y algunos músicos que fue cambiando de un día para otro, quedandose únicamente con el bajista Tony Brown y el teclista Paul Griffin como unicos miembros fijos en la banda.
Tampoco las sesiones de grabación en los estudios A&R en New York fueron fáciles, según parece la actitud anárquica y cambiante de Bob con respecto a la forma de grabar los temas, e incluso a la configuración musical de los mismos convirtió el trabajo en un vía crucis, martirio que termino a finales de 1974, no sin antes regrabar algunos momentos del álbum en los estudios Sound 80 de Minneapolis con músicos locales contratados para la ocasión.
El resultado fue lo que se ve y oye, una catedral sónica, un deleite melódico, un portento interpretativo de inigualable fraseo, de intencionalidad dramática sin parangón que hace de este uno de los discos mejor cantados de la historia.
Del tracklist poco se puede decir, no es que no haya tema de relleno, es que no hay segundo que sucumba a la tensión inabordable alcanzada desde los instantes iniciales de "Tangled Up in Blue", momento cubista inigualable de la historia del rock. Además "Simple Twist of Fate" o como explicar la perdida de lo amado, "You're a Big Girl Now" es un tema que casi duele, es tan íntimo que da pudor escuchar a Dylan cantar como un titán, un titán angustiado pero un titán...
Se abre la cara B con el blues denso y de sugerentes guitarras en orgiástica prestación de: "Meet Me in The Morning", que la sigue la extensa y discutida: "Lily, RoseMary and The Jack of Hearts", historia con diversos personajes cuyo auténtico origen y propósito no ha sido aclarado por el autor, y sobre el que se barajan varias teorías no ratificadas, se han iniciado dos guiones cinematográficos basados en la historia que cuenta el corte, aunque no han fructificado en películas.
Un tema precioso sobre el amor perdido, sobre el perdón, o mejor dicho el no perdón, bella, cantada de forma apasionada y de sutil entrega casi salvaje, enorme tema: "If You See Her, Say Hello".
La enorme "Shelter From Storm" nos lleva al discurso eterno, siempre he pensado que Bob habla diréctamente a todo aquél que quiera escucharle, un ejercicio de magia musical en clave de desahogo emocional o filosófico.
Disco de esos, de esos...escucharlo es redescubrirlo, independientemente de las veces que hayas sometido su piel a la violenta mancillación de la aguja sobre la misma...imposible escucharlo una sola vez, imposible no estremecerse cuando adviertes que el mundo ha parado y solo queda activo Bob y su lucha contra la vida. Obra Maestra.
Discazo. Para no haber comentado nunca un vinilo del maestro te has explayado bien, je, je. Hace mucho que no escucho este. Voy a pincharlo de inmediato. Un abrazo.
ResponderEliminarTe advierto que te la fuegas, yo levo dos días con él sonando en casa, aún sigue sonando en este momento.
EliminarAbrazo.