Queridos amigos del vinilo, a finales de los 80 todos los sellos ofrecían en su catálogo a alguna banda de chicas –o capitaneada por una– luchando por el cetro de la comercialidad. RCA tenían a Lita Ford sonando en la radio con su Close my eyes forever, MCA a Femme Fatale con la siliconada Lorraine Lewis al frente haciendo morritos –por cierto, que sólo grabaron un álbum pero hay que decir que actualmente se han reformado como grupo femenino–, EMI a sus Vixen y Shrapnel a Phantom Blue –en ambos grupos tenemos que lamentar la triste desaparición de Jan Kuehnemund y Michelle Meldrum, respectivamente–, Vertigo a Doro en Europa y en Canadá Lee Aaron seguían en Attic records. Hasta en el mundo del sleazy, Capitol tenían a Princess Pang con Jeni Foster a la cabeza. Y PolyGram, –que se habían hecho de oro con Bon Jovi a través de Mercury– también querían un grupo así.
Así, cuando Sandi Saraya y el teclista Gregg Munier –que venían de un grupo llamado Alsace Lorraine– regresaron a New Jersey tras pasar un tiempo en Los Angeles buscando infructuosamente la fama y montaron una nueva banda con el nombre ya cambiado a Saraya, PolyGram no tardó en ficharlos con vistas a lanzar su particular versión femenina de Bon Jovi. Una señal de que el foco de atención estaba puesto en Sandi y no en su grupo –que tenían la función de dar apoyo instrumental a la chiquilla– es que Saraya aparecen con la preciosa canción Timeless love en la banda sonora original de Shocker, de Wes Craven, cuando en realidad sólo cantó Sandi la parte vocal mientras que Steve Lukather de Toto grabó las guitarras, Myron Grombacher del grupo de Pat Benatar tocó la batería y el bajo corrió a cargo de John Pierce, de los Huey Lewis and the News.
Mientras tanto, el grupo formado por Sandi, Gregg, Tony Rey a la guitarra –uno de esos estupendos instrumentistas que sin embargo no alcanzaron el estatus de guitar hero–, Gary Taylor al bajo y Chuck Bonfante a la batería, grababan entre los Bearsville studios, A&R studios, Studio D y la House of music este homónimo Saraya con producción de Jeff Glixman que, con portada fotografiada por Frank Ockenfels –David Bowie, Roger Waters, Alanis Morrissette, Nirvana o Iggy Pop entre muchísimos más– y diseño de Margery Greenspan, contaba con el siguiente track list:
A
Love has taken its toll
Healing touch
Get U ready
Gypsy child
One night away
B
Alsace Lorraine
Runnin’ out of time
Back to the bullet
Fire to burn
St. Christopher’s medal
Drop the bomb
Love has taken its toll es un estupendo hard rock ochentero al que sigue Healing touch, otro temazo agradable de escuchar y sin complicaciones de este álbum injustamente infravalorado y semi desconocido que goza de ese hard rock melódico desmonchaildiano de la época, tan resultón. Get U ready es un hard rock con coros y la voz un pelín rasgada –me recuerda un poco a una versión feminizada de Eric Martin de Mr. Big– de Sandi Saraya. En Gypsy child, unas líneas de bajo con sintetizador de fondo dan comienzo a un tema en el que, en mi opinion, las lineas vocales no acaban de encajar del todo con las instrumentales. Es un pop-rock melódico normalito que no tiene mayor importancia. Por contra, One night away es otro hard rock más que aceptable, con un buen trabajo de guitarras y teclados.
Alsace Lorraine, el nombre de la primera banda de Sandi y Gregg, da nombre a esta breve instrumental de piano que inaugura la cara B del álbum. Runnin' out of time es otro temazo de hard con guitarrazos cortesía del solvente Tony Rey y le sigue Back to the bullet, que es el más hard pop melodico del álbum, aunque con ramalazos a –por ejemplo– lo que Whitesnake hacia en aquellos momentos. Y hasta aquí lo destacable, porque Fire to burn está en la línea general del disco, pero sin destacar demasiado, St. Christophers medal es una baladita floja y prescindible y Drop the bomb es un tema difícil de clasificar, aunque posee un final guitarrero en el que tiene especial protagonismo Rey.
En resumen, un –en general– recomendable y disfrutable álbum de hard rock melódico con la estupenda voz de Sandi al frente, unos coros que no resultan cansinos ni pastelosos y unas remarcables guitarras y teclados de Tony y Gregg, quien por cierto falleció hace unos años. Pese a todo, el experimento no salió como PolyGram o la banda deseaban y tan solo grabaron un elepé más. De hecho, lejos de convertirse en la Bon Jovi femenina, apuesto a que pocos de vosotros conocíais su existencia.
Para todos, acompaño el álbum enterito así como el tema de la BSO de Shocker, que inexplicablemente no se incluyó en el lanzamiento original de Saraya y que apareció como cara B del single de Sword & Stone de Bonfire, que también poseo y del que ya os hablé aquí.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Pues cierto es que no recordaba nada de Saraya. La banda sonora de Shocker la tengo por aquí y aprovecho para recuperarla. Muy acertado eso de "hard rock melódico desmonchailiado". Un sub-estilo en sí mismo. Un abrazo.
ResponderEliminarEs una definición un poco patillera, lo sé, pero es que -si te fijas- hay algo en la mayoría de temas de este tipo -como pasaba con la producción de guitarras de Michael Wagener, por ejemplo- que rápidamente te indica de quien es su autoría.
EliminarSin duda. Habría que hacer una sección solo con los discos donde metió mano el Sr. Desmond.
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