Queridos amigos, en este espacio -cada día más ecléctico- consagrado a la música en soporte vinílico, vuelvo a dedicar unas líneas a los norteamericanos Stryper. Y lo hago con el álbum In God we trust, tercer larga duración –el primer lanzamiento fue un EP con una producción algo mediocre- después de su fantástico Soldiers under command –del que ya os hablé aquí- y el exitoso To hell with the devil, ambos mucho más rockeros que el que nos ocupa este viernes. Sin embargo, no se sabe el porqué pero la banda decidió dar un pequeño giro a su estilo y dotar al nuevo disco de un sonido más accesible y radiable. A los heavies de pro –o jebis del demonio, en palabras de un tuitero al que conocemos la mayoría- no nos hizo demasiada gracia en un primer momento, pero lo cierto es que a los Stryper la jugada les salió perfecta: edición de tres singles, emisión de clips en MTV y la certificación de Disco de Oro avalaron su decisión.
Claro que fue el último que me compré de ellos. Pese a ser muy pulido –demasiado- y tener un sonido limpio y unas canciones pegadizas, todo era demasiado acaramelado para mi gusto de aquella época y pensé que si eso era lo que nos tenían que ofrecer a partir de entonces era mejor buscar otros horizontes. Como ya sabréis, no fui el único que se mostró contrariado tras la edición de In God we trust. Los mismos Stryper iniciaron una segunda parte de su carrera algo errática que este pasado 2013 han intentado dejar atrás encarando una nueva etapa creativa.
Pero regresemos a 1988, cuando la banda estaba formada por Michael Sweet a las voces y guitarra –compositor de todo el álbum, excepto de dos temas-, su hermano Robert Sweet a la batería y percusión y Oz Fox a la guitarra y coros –por cierto, a modo de anécdota os diré que el tipo se llama en realidad Richard Alfonso Martínez y está casado en segundas nupcias con una tal Annie Lobert, ex prostituta que fundó un ministerio laico al que denominó Hookers for Jesus, increíble pero cierto- junto a otros músicos de sesión. En particular –además de Billy Meyers, John Van Tongeren y Steve Croes a cargo de teclados y sintetizadores- hay que mencionar a Brad Cobb, el verdadero bajista del álbum pese a que Tim Gaines aparezca en la fotografía de contraportada.
Producido por Michael Lloyd y Stryper para Enigma records y grabado entre los estudios A&M, Amigo, Cherokee y Village recorder, el track list del vinilo era:
A
In God we trust
Always there for you
Keep the fire burning
I believe in you
The writings on the wall
B
It’s up 2 U
The world of you and I
Come to everlife
Lonely
The reign
Resumiendo, os diré que el primero es un excelente tema con una melodía pegadiza, llena de coros y con unos buenos solos. Always there for you es otra canción con predominio de coros y un solo impresionante. Con la siguiente encontramos más de lo mismo... y es que todo el álbum sigue la misma fórmula. I believe in you altera un poco la tónica imperante, con la banda bajando el ritmo ofreciéndonos un baladón en el que la voz de Michael se luce arropada por coros de lo más edulcorado y arreglos de sintetizador simulando cuerdas orquestales. Con The writings on the wall regresa el sonido Stryper más hardrockero con protagonismo de la voz de Michael, la batería machacona de Robert y otro solo redondo.
La cara B se inicia con un medio tiempo trufado de coros –suma y sigue- tras el que llega otro tema de igual estilo, aunque algo más guitarrero. Y guitarrero también, aunque sin abandonar los coros melifluos, es Come to everlife, el primero de los temas compuestos por Oz Fox que aparece en el disco. Lonely es el baladón estrella del álbum, mucho más logrado que el de la primera cara, que me encantó hasta a mi y que tiene un solo que en un momento dado me recuerda al de Hotel California. The reign –segunda composición de Fox que en mi modesta opinión hubiese funcionado mejor en otro lugar del track list- finaliza este In God we trust a gran velocidad, rompiendo la magia provocada por la mencionada Lonely.
Total, que este es In God we trust, el particular Black Album –por lo que supuso en su carrera- de los metaleros cristianos, con una portada diseño de la propia banda y fotos de Neil Zlozower. Como podéis advertir en las fotos que adjunto, yo me compré la edición limitada en picture disc y debo hacer constar que el póster al que se hace referencia no es otra cosa que la lámina de la portada del álbum a tamaño estándar que se adjunta dentro de la funda de plástico. Algo decepcionante, la verdad.
Y para que podáis disfrutarlo, os adjunto la grabación completa.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Michael Sweet habla este mes para This is Rock y comenta este disco (entre otros). Recuerda la sobreproducción, los meses que se tiraron con cada detalle, el afán por la perfección... hasta que dejaron, según él, las canciones sin vida de tan perfectas. Hoy en día creo que se ha quedado más "viejo" que To hell, por ejemplo, pero las canciones siguen siendo geniales en cuanto a melodía y arreglos. Aunque un poco más de caña... Luego se dieron la vuelta con el Against the law, pero esa es otra historia. ;)
ResponderEliminarComo ya dije en su anterior entrada de Stryper, tras The Yellow and Black Attack, que me enganchó, dejé de hacerles caso hasta hace un par de años. Aprovecho su entrada para ver como me entra este trabajo. Saludos.
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