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Stevie Ray Vaughan "Couldn't Stand The Weather" (1984)



Hablar de Stevie Ray Vaughan es hablar del último gran guitar hero del blues blanco. Con sólo 35 años SRV dejó un legado monumental para todos aquellos amantes de la guitarra en particular y de la buena música en general.
Couldn’t Stand The Weather fue su segundo trabajo, la continuación del también imprescindible Texas Flood.  Para este segundo disco contó con su inseparable banda, los Double Trouble, o lo que es lo mismo Tommy Shannon al bajo y Chris “Whipper” Layton a la batería. Double Trouble eran, sin duda alguna, una de las más sólidas bases rítmicas de la historia de la música blues. Dos músicos perfectos para acompañar al huracán Vaughan, tanto en estudio como en directo.

Stevie Ray Vaughan aprendió a tocar la guitarra de forma didáctica, inspirandose en sus grandes héroes del blues: BB KingAlbert King o Lonnie Mack. Desde que adquirió, a sus 20 años, la destartalada Fender Stratocaster a la que llamó Number One, nunca más se separó de ella. Y la Number One es, como no podría ser de otro modo, la protagonista absoluta de todo el disco.
Couldn’t Stand The Weather desprende, desde cada uno de sus surcos, aroma a bourbon y a polvo de desierto tejano. Te transporta, desde su primer tema (el frenético Scuttle Buttin’)  a cualquier bar de mala muerte en medio de una autopista polvorienta del sur de América.
Couldn’s Stand The Weather, el segundo tema del disco, cambia de tercio y nos ofrece varias facetas del estilo de Stevie, con unos excelentes riffs, cambios de ritmo equivalentes a los cambios de tiempo de los que habla la canción y unos solos inspiradísimos.

The Things (That) I Used To Do es el típico standard de blues, donde la guitarra de Stevie, acompañada por la de su hermano Jimmie Vaughan, se recrea y nos llega al alma con cada nota.
El espíritu de uno de sus mayores ídolos, Jimi Hendrix, se aprecia en cada surco del disco. No en vano la versión de Voodoo Chile es, sin lugar a dudas, la mejor versión que jamás se ha hecho de este gran tema. La mítica introducción, con el pedal wha-wha, hace que la Number One suene igual o mejor que la Fender del maestro. Puro fuego.


Cold Shot Honey Bee son dos blues con mucho ritmo tejano, con ese ritmo que sólo algunos de los grandes bluesmen de Texas, como Billy Gibbons y el mismo Vaughan, poseen. Dos temas con los que es imposible quedarse quieto e intentar emular la endiablada guitarra de Stevie.
Tin Pan Alley es otro de los momentos álgidos del disco. Un tema que es puro sentimiento y elegancia. La guitarra de Stevie suena delicada, tierna, te susurra al oído, te atrapa y se desnuda ante ti. Uno de los blues definitivos de Stevie que, todo y ser una versión de Bob Geddins, lo hace totalmente suyo.

Stevie cierra el disco con Stang's Swan que nada tiene que ver con el resto de canciones. Un tema en clave de jazz donde los endiablados acordes jazzies de Stevie son acompañados por el sensual saxo tenor de Stan Harrison. Una forma brillante de cerrar un disco perfecto, demostrando que SRV era un músico brillante y versátil. Si con el resto del disco nos transportaba a un bar de carretera de Texas, con este tema nos transporta a un bar clandestino del Harlem de los años 50s. 

Dicen que cuando SRV salía decepcionado de algún concierto porque, según él, había estado poco inspirado bajaba del escenario con cara de pocos amigos, tomaba un trago y mascullaba "hoy he tocado como un blanco". Dudo que Stevie tuviese alguna mala noche.

Salud.

Comentarios

  1. Uno de los grandes de las seis cuerdas que será recordado como tal por los siglos de los siglos. Tin Pan Alley una maravilla. Buena entrada. Saludos

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  2. Icónico, bestial, delicado, exquisito, en fin, una bestia del blues, uno de los últimos clásicos. Un discazo, man.

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