Ir al contenido principal

Alice Cooper – The Beast of Alice Cooper (1989)


Amigos, en realidad este no es un álbum de Alice Cooper, no. Este recopilatorio es un álbum de WEA Records, un intento de ganarse unos dineros aprovechando el tirón de un artista de Detroit que tras sus años ochenteros con MCA, álbumes como Raise your fist and yell con Kane Roberts a la guitarra y producciones de Michael Wagener acababa de sacar al mercado el comercial Poison con Desmond Child a los mandos de producción y dirección musical. Esa es la única razón por la que los capitostes de WEA desenpolvaron los temas del inicio de su fondo catálogo y editaron este The Beast of Alice Cooper, que no por oportunista deja de tener interés. Es más, los que hayáis llegado a la música en la era internet quizás no lo comprenderéis, pero los recopilatorios eran una herramienta perfecta para descubrir discografías antiguas de bandas a las que uno llegaba tarde. 


Precisamente, yo soy de los que descubrí a Vincent en su época final ochentera, pirotécnica y excesiva con temas como Freedom, Gail o Teenage Frankenstein pero que pese a conocer clásicos como School’s out o Elected, no había produndizado mucho en el resto y en su época más setentera y teatral, la de un artista que se codeaba con Gala y Dalí. Los orígenes de Alice Cooper se encuentran en Detroit, a mediados de los años 60, cuando el grupo –formado por Vincent Furnier a las voces, Glen Buxton y Michael Bruce a las guitarras y teclados, Dennis Dunaway al bajo y Neal Smith a la batería- tocaban un rock teatral y excéntrico. Pero lo cierto es que no es hasta que la banda y Bob Ezrin se juntan en 1971 para alumbrar el primer gran éxito de Alice Cooper -el álbum Love it to Death- que con el sencillo I’m eighteen alcanzan la fama. Es el momento en el que Vincent toma como propia la personalidad que da nombre al grupo y se convierte en Alice Cooper. Al año siguiente llegó a las tiendas School’s Out –con el himno homónimo-, y más tarde Elected, del impresionante Billion Dollar Babies. Alice Cooper de Detroit se habían convertido en uno de los grupos más celebrados de la primera mitad de los 70. 


Pero no fue hasta 1989 que algunos pudimos escuchar en un mismo vinilo tal sucesión de temas imprescindibles. El track list, que no siguió un orden cronológico estricto, era el siguiente: 

A 
School’s out del School’s out del 72 
Under my wheels del Killer del 71 
Billion dollar babies del Billion Dollar Babies del 73 
Be my lover del Killer del 71 
Desperado del Killer del 71 
Is it my body? del Love it to Death del 71 
Only women bleed del Welcome to my Nightmare del 75 

B 
Elected del Billion Dollar Babies del 73 
I’m eighteen del Love it to Death del 71 
Hello, Hooray del Billion Dollar Babies del 73 
No more Mr. Nice Guy del Billion Dollar Babies del 73 
Teenage lament ’74 del Muscle of Love del 73 
Muscle of love del Muscle of Love del 73 
Department of youth del Welcome to my Nightmare del 75 

En la composición de los temas de esta recopilación participaron los miembros originales antes mecionados, aunque en ocasiones intervenía Bob Ezrin y a partir de 1974 encontramos a Dick Wagner –nuevo guitarrista de una banda por la que ha pasado tal infinidad de músicos que es imposible relacionarlos aquí- como coautor de temazos de la talla de la impresionante Only women bleed


En cuanto a la producción, la mayoría de los temas cuentan con Bob Ezrin a los controles, excepto algunos en los que el crédito se lo llevan Jack Richardson y Jack Douglas, tres nombres que son ya mitos de la historia del rock. La portada –que tampoco es nada del otro mundo- es un collage diseñado por Cally y John Nettleton confeccionado con portadas de álbumes de los primeros 70 en los que se basa el recopilatorio y la presencia central de una foto de Neal Preston. Lo que sí es muy interesante es la funda interior de DC3 sobre memorabilia variada de Vincent y su banda. Era una gozada escuchar los temas escudriñando los detalles de la funda.

En fin amigos, lo dicho, The Beast of Alice Cooper es un digno resumen de los primero cinco años de la banda, algo que hoy en día es innecesario cuando cada uno se puede formar su recopilatorio preferido, pero que en los 80 era la única manera de hacerse una idea de lo mejor de la historia de un grupo sin tener que adquirir la discografía entera.

@King Piltrafilla

Comentarios

  1. La primera época de esta banda fué impresionante. Y además sus discos de la época "School’s out" y "Billion Dollar Babies" son piezas de coleccionismo muy codiciadas, sus portadas son auténticas provocaciones. En el primero cuando abrías la carpeta que era como un pupitre te encontrabas con unas bragas envolviendo el disco.

    http://www.cdandlp.com/item/1/0-1105-0-1-0/115010343/alice-cooper-school%27s-out-with-panties-.html

    Y el "Billion Dollar" era como una billetera y en su interior llevaba un megabillete de 1 billón de dólares.

    Unas joyas del artwork.

    ResponderEliminar
  2. Alice Cooper espectáculo puro y duro

    ResponderEliminar
  3. Yo también descubrí a Alice en los ochenta pero me encanta su primera época. ¡Esos vinilos serían dignos de este blog!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Joe Satriani - Flying in a Blue Dream (1989)

Joe Satriani - Big Bad Moon - Live Expo 92 (Sevilla) ¿ Vaya presentación la del Tio Joe eh?, mira que plantarse en Sevilla, en medio de la Expo92 y vomitar el Big Bad Moon acompañado del gran Brian May, no había visto nada igual hasta la fecha y creo que a día de hoy, tampoco.  ¿Quién se esperaba ese Slide con la propia armonica? Bueno, que me dejo llevar por la emoción, Joe Satriani forma parte de la banda sonora de mi infancia.  Sin ningún tipo de duda, soy quien soy, musicalmente hablando, por mi primo, el cual me encamino hacia que escuchar y que instrumento tocar, a través de cintas como esta descubrí al profesor y a muchos mas.  En esta cinta destacan Joe Satriani, un tal Jason Becker, Steve Vai o el mismísimo Paul Gilbert con Racer-X, anda que no le di vueltas a esa cinta, aun la conservo.  Una cosa que llama mucho la atención de esta clase de músicos, es que las canciones, la gran mayoría de veces carecen de letras y eso no suele gustarle a todo el mundo. Hablar de un disco de

Judas Priest – Killing machine (CBS, 1978)

Amigos, mi colección de vinilos no es infinita y –si le sumamos que muchos han sido ya reseñados por otros colaboradores de este blog–, después de todos estos años se me están acabando los discos con los que doy contenido a mis entradas. Así que llega un momento en el que uno tiene que ir tirando de fondo de colección y rezar por que a nadie se le haya ocurrido hablar de alguno de los álbumes que aún no os he traído. Por eso, no importa que ya os haya hablado en varias ocasiones de los Judas Priest –creo que soy el que más vinilos ha comentado por aquí– y hoy me saco de la manga otra de sus imprescindibles obras, este Killing machine , quinto lanzamiento en estudio de la segunda banda más famosa del área de Birmingham. Creo recordar que el primero que me compré de ellos fue el Defenders of the faith ( aquí ), luego el Screaming for vengeance ( aquí ) y después ya me pierdo, no sé si fue el recopilatorio Hero, Hero

Surgin' – When midnight comes (Music For Nations, 1985)

  Hoy traigo el único álbum (oficial) de la efímera banda neoyorquina Surgin , una joya escondida en el resto de saldo que fue el rock melódico de los ochenta, con un protagonista especial: Jack Ponti. Igual no tienes ni idea de quién es este personaje. Fíjate en la foto de abajo, es el de la izquierda, tocando con su colega de instituto John Bongiovi en un concierto del grupo que montaron juntos, Rest. Su poco éxito en aquellos primeros ochenta disolvió la historia, pero no así la amistad que ambos se profesaron. Aunque habría que revisar esas “amistades” de Mr. Bongiovi: para el puesto de guitarrista de su banda eligió a un desconocido Richie Sambora antes que a sus colegas Ponti o Snake Sabo. Por algo sería, claro. Jack formó su propia banda, que acabó llamándose Surgin, y consiguió editar este disco que hoy comparto por aquí, When midnight comes , en 1985. Compuso, produjo y tocó en él con la esperanza de alcanzar el estrellato roquero, objetivo que, obviamente, no logró. ¿Por

KISS-ASYLUM (1985-Mercury)

  A mediados de los 80, seguramente que de KISS lo único que quedaba era el nombre. Ace Frehley y Peter Criss no estaban físicamente y Gene Simmons aunque seguía figurando casi que tampoco, vivía más interesado en una carrera cinematográfica que no despegaba o produciendo a bandas del nuevo Glam Metal USA como Keel o Black N Blue.  Si me apuras, The Paul Stanley Band no hubiese sido un mal nombre, ya que el antaño "Chico de las Estrellas" era el único que realmente tiraba del carro en aquellos años. Gracias a él y a Vinnie Vincent disfrutamos de los primeros Kiss "desmaquillados" merced al aplastante por momentos "Lick It Up". Cuando Cusano fue expulsado por sus excentricidades la banda grabó el irregular "Animalize", que bueno, tampoco estaba tan mal y hasta nos brindó con un VHS de la época bastante subido de tono.  Y luego llegó "Asylum" con un nuevo guitarrista llamado Bruce Kulick y otra oportunidad para seguir en la reciente rueda

Cream - Wheels of Fire (Polygram Records, 1968)

Me he llevado una pequeña sorpresa al bucear en el blog buscando este disco, por aquello de no repetir entrada, y comprobar que aun nadie ha reseñado el tercer largo de los ingleses. Imagino que mi predilección por Clapton hace que la mayoría de los clásicos del guitarrista se me antojen imprescindibles, de ahí la sorpresa. Pero bueno, aprovecho yo para dejar aquí mis impresiones sobre este Wheels of fire , además de unas fotos de la edición en vinilo, que me parece espectacular.  Antes de entrar en materia, me gustaría aclarar algo: pese a que conocí a Cream por Clapton, la realidad es que los dos gallos del gallinero eran sin duda Jack Bruce (bajo y voz) y Ginger Baker (batería), hasta el punto que en este disco el guitarrista no aparece acreditado como compositor. Sin duda su mano y su característica voz fueron imprescindibles para el sonido de la banda, pero las fuertes personalidades de los dos personajes mantenían el equilibrio y hacían que Clapton, que podría estar soleando dura