Los alemanes Bonfire se metieron en el estudio a comienzos de 1989 con el también alemán Michael Wagener para intentar reeditar el éxito de su anterior Fireworks. Grabaron treinta temas de los que seleccionaron diecisiete para editar a finales de año Point blank en BMG.
No cabe duda que éste es uno de los ejemplos del sonido inequívoco de Wagener como productor: el muro rítmico de batería, bajo y guitarra sobre los que voz y guitarra principal planean, la forma en la que adorna las armonías, el uso del teclado, en fin, el sonido del álbum es deudor de su productor. Lo digo como piropo, porque muchos de sus discos están entre mis favoritos.
Además, los componentes de Bonfire sacan unas composiciones tremendas, en ocasiones ayudados por compositores externos. Tocan el lado hard con Bang down the door, Hard on me o Never surrrender. Tremendo trabajo vocal en Gimme some o Freedom is my believe. Preciosistas baladas como Who's foolin' who. Un medio tiempo devastador como Look of love.
El vinilo se presenta con una portada nada espectacular, pero efectiva, y un interior con las letras y los créditos del álbum. Suena muy bien, como no podía ser de otra manera.
Un tremendo recuerdo a un disco al que tengo especial cariño, por el recuerdo que me trae y por la calidad del producto.
Buen finde, gente.
Mi favorita era Tony's Roulette. Estoy muy de acuerdo con usted en que este álbum es puro Wagener. Y aunque eso no es un demérito para el productor -comparto con usted mi veneración-, sí creo que va en detrimento de la personalidad de la banda. Cuando un grupo saca un disco que no tiene sonido del grupo sino del productor... malo malo.
ResponderEliminarCreo que tengo un álbum de ellos por aquí, aunque no están entre mis preferidos. Pero si están entre los tuyos, fijo que les doy una segunda o tercera oportunida.
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