Se
me hace dificil hablar de Metallica, muy complicado, de veras.Y sobre
todo de estos dos discos en particular. Aunque nunca me he considerado
un die hard fan de la banda, si que mantengo una relación muy personal
con su música, que ha estado muy ligada a momentos muy concretos de mi
vida, y en especial, "Ride the lightning" y "Master of Puppets", que
jugaron un papel fundamental para mi en momentos muy duros. Me empapé
ambos discos hasta la saciedad, allá por el año 87, en la epoca de la
hospitalización y posterior fallecimiento de mi padre. Yo tenia 16 años
(mi padre murió en julio y yo hasta noviembre no cumplia los 17), y
recuerdo grabar ambos discos en una cinta de 90', uno por cada cara (los
tenia en diferentes cintas grabados y decidí recopilarlos juntos).
En
aquellos dias, Hetfield, Burton, Ulrich y Hammet se convirtieron en mis
compañeros inseparables. Con mi viejo walkman siempre a cuesta,
escuchaba estos dos discos una y otra vez, y cada vez que acababa uno,
vuelta a la cinta, y a comenzar a sonar de nuevo. Sus riffs y su energia
desbordada, me ayudaba a mantener la cabeza ocupada y era como ponerme
cada dia, unas pilas nuevas que me hacian afrontar esos tiempos y poder
aislarme en mi mundo a la vez que revestirme de la fuerza necesaria,
para afrontar la nueva situación en la que me veia inmerso. En casa
escuchaba alguna que otra cosa, pero en la calle (solia darme largos
paseos yo solo), siempre "Creeping death" o "Battery" eran mi descarga
de energia y mi escudo contra aquellos que sin haberse preocupado nunca
de nosotros, ahora pretendian acercarse, hasta que el calor del momento
pasase y volviesen a su anonimato.
Por
eso, siempre he considerado tener una deuda con Metallica y con estos
dos discos, que me sabia casi de memoria. No soy capaz de elegir uno por
encima de otro, porque ambos para mi, son parte de un todo. Metallica
eran una panda de tios jovenes con ganas de comerse el mundo, que
desgranaban en su música sus miedos, fobias, rabias y deseos, y a mi,
que me encontraba en una situación similar, supieron transmitirmelo de
la mejor manera posible. Esos apergios con los que comenzaba "Fight fire
with fire" que te avisaban de la tormenta de watios que venia encima.
Ese muro sónico conseguia evadirme y era como meter los dedos en un
enchufe que me recagarba las baterias al máximo, y juro que aun lo sigue
haciendo.
¿Que
decir del tema "Ride the lightning?, ¿o de "From whom the bells toll"?
¿o de "Creeping death"? uno de mis temas favoritos de Metallica de toda
la vida, o de ¿Wellcome home (Sanitarium)?. Así podria nombrar todas las
canciones que forman estos dos discos grandiosos, pero tampoco quiero
hacer una reseña de ambos discos, que ya han sido comentado millones de
veces, y mucho mejor de lo que yo seria de hacerlo jamás. Sin lugar a
dudas, la mejor recomendación que se puede hacer sobre estas dos obras
de arte, es escucharlas, una y otra vez. Desde aquellos dias, Metallica,
son uno de mis bálsamos para los momentos en que el estado anímico no
está al nivel que deberia estar.
Grandes álbumes, emotiva entrada y peazo imbécil ese conocido suyo ja ja ja. ¿Le cuento un secreto?, mi entrada del viernes que viene ya está cocinada... y también está dedicada a estos chicos. Por supuesto, también a su primera época. ¿Por qué será?
ResponderEliminarcortados todos por el mismo patrón ajjajajaj
ResponderEliminarNo he conseguido hacerme con Metallica, pero los que me conocéis por aquí, ya sabéis que no desprecio casi ningún tipo de música, siempre y cuando esté hecha con pasión, cariño y lejos de las radio-fórmulas.
ResponderEliminarSuscribo lo que dice NortWinds, muchas de las músicas que amamos y escuchamos siempre quedarán ligadas a momentos de nuestras vidas de una forma u otra.
Qué decir más. Dos pedazo de álbumes que nos marcaron a muchos. El bendito iluso ya será beato iluso, porque vaya proyección de futuro...
ResponderEliminarMuy especial tu entrada, sobretodo porque ambos discos fueron relevantes para tí en los momentos duros de tu vida.
ResponderEliminarAmbos discos son unos clásicos, con Cliff Burton al mando del bajo, simplemente geniales.
Un abrazo!