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KiLLeR DWaRfS - Big Deal (Epic, 1988)


The KiLLeR DWaRfS, que así les gustaba rotular el nombre, editaron este álbum en 1988, el tercero de cinco seguidos en una década de trabajo,  tras un breve paso por los Phase Studios de Toronto a las órdenes de Simon Halhart (Saxon, Marillion). Aunque el sonido general del disco es bastante continuista con lo que venían haciendo, incide algo más en los arreglos acústicos y la atmósfera de los temas y destaca los coros, sin perder del todo ese toque metálico de sus inicios. Su objetivo eran los muchachos yanquis de ropa ajustada, leotardos y pelos de peluquería, qué duda cabe. Consiguieron cierta notoriedad en Norteamérica y una estupenda gira por Europa con Iron Maiden nada menos, paseando su palmito por los más notorios festivales.

Los créditos de la banda son dignos de reproducir. Darrel "Darnell" Dwarf: pagan skins, pints and vocals; Mike Dwarf: every guitar in the place and more; "Bad Ronvo" Dwarf: bass, guns an vocals; Russ Dwarf: vocals and brain damage. Pues eso.

Tras unos sonidos como de "nos estamos preparando" comienza Tell me please con un buen riff y una línea vocal sencilla (con cierto deje Rush); una canción sobre la duda antes de tomar una decisión "Tell me please if theres any left for me". We stand alone es más suave y melódica, con un gran trabajo de guitarras y un coro muy chulo; se editó como single y, curiosamente, es una canción algo negativa: "we stand alone/while life passes like the breeze/we stand alone/whith only ourselve to please". Extraño que (más o menos) funcionara este single. Cortan la pana con Startin' to shine, de las mejores de su discografía, tanto por el ritmo acabalgado como por el excelente trabajo vocal, incluyendo un pegadizo y sencillo estribillo apoyado en unas acústicas muy bien escondidas. Mike no será recordado como uno de nuestros guitar hero de cabecera, pero se curra un buen solo aquí. El rollo hardroquero a lo Mötley Crüe se cuela en Breakaway tanto en el guitarrero como en el hedonismo de la letra "come on play the games/that we all love to play". Union of pride cierra la cara con cierta sutileza: ritmo de batería muy marcado, pero pausado, arpegios acústicos mezclados con guitarrazos contenidos y una construcción que me recuerda a Tesla, tanto en la forma de cantar de Russ como en los coros.



Tras girar el disco escuchamos Lifetime, una curiosa declaración de amor eterno con extra de azúcar en la parte central, pero qué bien entra ese coro a tres voces y vaya solo sentido. Otro de mis hits de la banda, rotundo, contundente, con un final algo loco, se titula Power, un grito rebelde contra (por supuesto) los poderosos que abusan de nosotros. Este rollo de alternar temáticas y sonidos nos lleva a I'm alive (me acuerdo de Extreme), donde menearás seguro la cabeza "too many times this world has passed me by" pero "I know I'm alive/satisficed inside". Toma ya, me la suda lo mal que me vaya, que aquí estoy yo que no me arrugo. Burn it down es el momento heavy del disco, con un beat alto y el bombo en primer plano, Russ desgarra la voz y acelera hasta un estribillo puro Accept. El cierre con Desperados nos presenta otro de los momentos álgidos del álbum, con su comienzo medido, va cogiendo cuerpo; esas acústicas acompañando las estrofas queda muy bien y el puente-estribillo más heavy acaba de redondear el tema.



Estos muchachos comenzaron con la década de los ochenta en Toronto y desde el principio tuvieron una particularidad. Todos sus miembros, como ya habrás observado, se apodan "Dwarf" (enano); efectivamente, los "enanos asesinos". Russ "Dwarf" Graham a la voz y Darrell "Dwarf" Millar a la batería han mantenido el pabellón asesino desde entonces: primero hasta su desbandada a comienzos de los noventa y después desde su reunión en este siglo. En aquella primera década editaron cinco largos. El primero, de 1983, denominado igual que la banda, en la compañía canadiense Attic Records, hubiera pasado sin pena ni gloria de no ser por un dj de San Antonio, Texas, al que cayeron en gracia: se convirtieron en famosillos en aquel estado de "la unión". Tras un par de broncas y algunos problemas contractuales, editaron su segundo Stand tall en 1986 con la incorporación de Mike "Dwarf" Hall a las guitarras y "Bad Ronbo Dwarf" Mayer al bajo. En esta ocasión les fichó A&M y dieron su primer gran salto fronterizo, con los singles Keep the spirit alive y Stand tall. Vendió casi 100 mil copias y sus vídeos se convirtieron en top en la MTV. 


Consiguieron un multimillonario contrato con Epic, donde editaron sus tres siguientes obras: este Big deal (88), el fantástico Dirty weapons (90) y Method to the Madness (92). Su momento de gloria llegó en el comienzo de los noventa, con nominaciones a los Juno (premios de la música canadiense) y su primera gira como cabezas de cartel. Se acabó su contrato para Epic (ya por entonces Epic/Sony): en mitad de los noventa no había sitio para una banda de hard rock en el mercado y decidieron tomarse un descanso. No muy largo. En 2001 se volvieron a reunir y desde entonces han ido y venido con diversas giras y cambio de miembros. A día de hoy, todavía mantiene el tipo.

Uno de los "peros" a la carrera de estos tipos, para mí, lo tienen en las portadas. A cuál más inconveniente, fea o fuera de lugar. En esta ocasión, esa imagen medio alocada y casi fantasmal de Ross en ese damero no tiene mucha relación con el contenido real del álbum. Eso sí, resulta llamativa con esas letras verdes. Si ese era el propósito, mis dieses. El diseño artístico corresponde a Steve Byram y las fotografías a Robert Lewis. La edición que comparto está impresa en Madrid en el año del señor de 1988, Martín Artes Gráficas, para más señas. La foto de contraportada me parece fantástica, con esas pintas tan ochentoroqueras. 


Disfrutad del fin de semana, gentuza.












 

Comentarios

  1. Pues resulta que en su momento nunca les ecuché. Basándome en sus portadas –no teníamos internet y ni las revistas habituales ni los programas de radio dedicaban demasiado tiempo a estos Killer Dwarfs– no me parecían de interés. Hace relativamente poco los descubrí y, sin ser de primer orden, me parecieron una banda ochentera más que reivindicable. Tanto que si en alguna feria los encuentro a buen precio, sus vinilos son firmes candidatos para venirse a casa. Sin duda, hubiesen merecido más fama que algunos grupos de glam o sleazy angelinos a los que las discográficas apostaron. Estupendo álbum para este fin de semana. Un abrazo, amigo. KING

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    1. Cuando traigo un disco "raro" de los míos suele ocurrir que los comentarios brillan por ausentes. Igual da pereza escuchar y opinar o requiere más tiempo, ya no sé. Agradezco que siempre tengas un rato para poner tu opinión, buena o mala, porque me permite entender que alguien presta atención. Respecto a lo que escribes, coincido contigo del todo. A estos tipos los recuperé hace muy poco tiempo. De hecho, si o recuerdo mal, este vinilo lo pillé hace poco más de un año. Las portadas, la imagen, el exceso de oferta y la falta de una canción que me enganchara les dejó en el retrete de la memoria muchos años. Gracias al programa de radio en el que colaboro de vez en cuando les di un repaso y me entraron muy bien. Salvo este, el resto de los vinilos, que he encontrado poco o nada, están bastante caros. Ojalá tengas suerte y los veamos por aquí en un futuro no muy lejano. Un abrazo.

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  2. Nunca había odio hablar de este grupo. Uno de esos grupos que en su momento ni siquiera me habría tomado la molestia de escuchar. Ahora, sin embargo, incluso les he encontrado interesantes. No esta nada mal. Muy buena la propuesta, y muy currada la entrada.
    Personalmente, me encanta descubrir grupos desconocidos, de cualquier genero, así que enhorabuena por la entrada. En resumen, buen grupo "hardrockero", al nivel de muchos otros grupos que triunfaron con este sonido a finales de los 80. Instrumentalmente hablando, mucho mas interesante de lo que esperaba viendo la portada (esta claro que no es su punto fuerte). He pasado un buen rato escuchándolos, y tienen bastantes detalles que demuestran un nivel bastante notable. Un saludo.

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    1. Eso nos pasa a todos, que en su momento no prestas atención (o no la suficiente) a una propuesta musical y al cabo de los años te la presentan o te la encuentras y la disfrutas. Ya comento ese horror de las portadas. Un poquito más de amor al producto les habría venido bien. Me alegra haberte descubierto un grupo nuevo. Ah, y gracias por la parte que me toca. Un saludo.

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