Ir al contenido principal

Magnum - Chase the dragon (Jet Records, 1982)

 


Magnum es el vehículo artístico de Tony Clarkin, compositor, guitarrista y principal cerebro de todas las canciones que en sus más de cuarenta años de Historia ha editado la banda. A su lado, fiel escudero, su amigo Bob Catley, cantante singular de fantástica voz, lleno de matices y giros, uno de esos tipos que no solo entona, si no que interpreta cualquier historia. 

Para este Chase the dragon incorporaron a otra herramienta fundamental, el teclista Mark Stanway, quien permanecería acompañando a la pareja protagonista hasta 2016. Su impronta marca el gran cambio sonoro tomando gran protagonismo en melodías, intros y arreglos. Wally Lowe, al bajo, y Kex Gorin, a la batería, completan con su sobrio y consistente trabajo el quinteto.

Juntos, se metieron a las órdenes de Jeff Glixman en los estudios Town House de Londres dos semanas a finales de 1980 con un presupuesto que apenas cubría la minuta de Jeff. Exacto, dos años antes de su publicación. El jefe de la compañía de discos, Jet Records, un tal Don Arden, padre de Sharon Osbourne, lo guardó en un cajón y se olvidó de él. Una año más tarde, cansado de esperar, el propio Clarkin lo "robó" de los estudios: "Nunca nos explicaron porqué se retrasó. Creo que ni siquiera se dieron cuenta de que ya no tenían el máster en el estudio. Lo cogí, viajé a Atlanta, Georgia, donde Jeff tenía un estudio, y lo remezclamos. Cuando volví a casa con la nueva versión, todo el mundo lo adoraba". A pesar de ello, los discos, ya prensados, aguardaron en un almacén unos meses más. Finalmente, en marzo de 1982 salió a las tiendas con The lights burned out como single. El álbum funcionó muy bien en las listas inglesas, alcanzando un puesto 17. Durante el verano, hicieron su primera y única gira por Estados Unidos, acompañando al tito Ozzy, peleado también con su suegro por liberarse de Jet Records. En septiembre, editaron un EP con dos canciones sobrantes de las sesiones y dos temas en directo de esa gira, que titularon Back to Earth. Por ganas que no sea.


Todo este trabajo no dio ningún rédito ante el jefe Arden: el presupuesto para la continuación fue tan irrisorio que ni pudieron pagar a un productor, encargándose el propio Clarkin, por primera vez, de ejercer esa tarea. El resultado se tituló The eleventh hour y se publicó en 1983. Pero eso, claro, es otra historia.

Comienza nuestra aventura con una canción antibelicista, Soldier of the line: rock brillante que mama del progresivo de Yes o Jethro Tull y se empapa de los sonidos heavy metal de la época. Magnífico teclado acompañando unas guitarras crujientes en estacato en las estrofas iniciales hasta un brillante estribillo. La segunda parte de la canción muta, con un juego de voces donde el coro responde a Bob para entrar, finalmente, en el desenlace final, épico. "Soldier of the line/you've come to the end/you'll never get to see/your mother again/some unfamiliar place/you're gonna stay/an urememebered name/an unforgettable day". Sigue el toque metalero en On the edge of the world, single ochentero con una melodía fantástica con un trasfondo blusero en la composición, gran trabajo de guitarras y teclado. "You're dreaming all your precious time away/dreaming all your precious time away". 


Esta epicidad parece detenerse por un momento en The spirit, con su entrada acústica y suave "in lies your heart will not share/the spirit inside you used without care", pero, de pronto, estalla la batería, el guitarrazo ¡pump! y la canción muta. La segunda estrofa añade un teclado que le da un tono medieval, sonando como un clavicordio, el juglar en mitad de la plaza, y, de nuevo, el empuje roquero "the ash of pages swept before the cruel wind/the loss of coices praises no one will sing". Uno de los temas que aún perduran en los directos de Magnum, como la siguiente, Sacred hour. Comienza con una impresionante obra de arte de Stanway y se vierte en un juego de voces corales intercambiando el protagonismo con pasajes de ritmo intenso, con Catley haciendo una interpretación única del soñador que se enfrenta al momento cumbre de su vida "still I've been moved for so long by this strange fascination/Here as I stand all alone in complete concentration". Pedazo de solo final de Clarkin. Por cierto, Edguy hizo una curiosa versión en 2005.

Comienza la cara B con un rocanrol de tufo setentero titulado Walking the straight line muy blusero, en el rollo que Coverdale fabricaba aquellos primeros años con sus Whitesnake; incluso la batería me suena a Ian Paice y el solo de guitarra es muy Moody/Marsden. Abre un sinte y una acústica We all play the game, más comedida, con cierto aroma a Jethro Tull en esta ocasión. Excelente construcción de las estrofas, con un sencillo y pegajoso estribillo "can you stand there and tell me now/it's only a dream it's better/it's a part you colud play forever/we all play the game". Uno de esos temas ocultos que solo adoramos los muy fanes. Aceleramos otra vez en The teacher con un riff que el Blackmore setentero firmaría sin problemas, incluso tiene un pequeño solo de teclado y guitarra a medias, excelente. Cierra el disco, curiosamente con el primer single, una balada "de manual" para aquellos años, basada en piano y voz que se motiva en la parte central "you had my love wild as an ocean could call". Un buen cierre este The lights burned out.


La portada muestra un dibujo de Rodney Matthews por primera vez en la carrera del grupo inglés: en primer plano un extraño árbol y dos reptiles a modo de dragón, rodeando visualmente a una ciudad futurista que se eleva en la lejanía, cerca del horizonte. Esta mezcla de futuro y pasado mágico será una norma en muchas portadas de Matthews para Magnum. Mi edición es la copia inglesa de la época. Las letras vienen en la contraportada, así como los datos fundamentales de la producción. Curiosa copia.


Disfrutad de este verano hipercaluroso al máximo. Y con buena música.










Comentarios

  1. Pues ya estoy aquí de nuevo y una de las primeras cosas que me he puesto a hacer es escuchar este disco. A mi también me gustan Magnum y la voz de Catley. De hecho, considero muy interesante su obra en solitario. Sin embargo, no sería este álbum el que más me llame la atención de la banda. Sea como sea, otra entrada estupenda con la que añadir otra tesela al mosaico. Saludos y feliz semana.

    ResponderEliminar
  2. Siempre me resultó curioso el AOR británico, emulando al americano, pero "distinto". Es una banda que tengo pendiente escuchar sus primeros discos. Un buen rato, con buen cantante. Deberes para cuando me jubile,jajajaja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por cierto, hemos coincidido en compañía de discos, jeje

      Eliminar
  3. Este tipo de bandas que estaban en "segundo plano" las he ido descubriendo a lo largo del tiempo y alguna de ellas de vuestras propuestas, aunque Magnum no es el caso. Banda de calidad y unas portadas cojonudas. Lo estoy escuchando ahora y tenía que haberlo hecho antes. Abrazos veraniegos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra haberte descubierto un buen disco. Una banda de mi catálogo de imprescindibles. Y este es uno de sus discos mejores.

      Eliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Power Trip - Nightmare Logic (2017)

  El disco de esta semana es uno de mis favoritos de los últimos años. No es un género que actualmente escuche demasiado pero sí que me gusta reescuchar los mejores trabajos que se han sacado en el mismo. Es por ello por lo que desde hace tiempo estaba pendiente de incorporar a mi colección. Power Trip no se anda con rodeos. Nightmare Logic es una descarga de thrash moderno con actitud hardcore, que toma las raíces del género y las machaca con rabia y contundencia. Ocho temas, poco más de media hora, y ni un momento de tregua.                                                   La fórmula es simple, pero funciona como un mazo: riffs afilados, ritmos implacables y una producción que potencia el golpe sin necesidad de embellecerlo. "Executioner's Tax (Swing of the Axe)" se ha convertido en un himno por méritos propios: groove pegajoso, mensaje directo y una ej...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Magnum - The eleventh hour (Jet Records, 1983)

Todas las bandas alcanzan en algún momento un “punto final”: si sobreviven a esa crisis el futuro del grupo está asegurado; de lo contrario, ¡adiós, amigos! En el caso de Magnum , este es el álbum que cambió la historia de la banda, el que pudo haber sido el final y se convirtió en la puerta al futuro.   Porque, cuando los muchachos estuvieron listos para grabar el que sería su cuarto disco de estudio, se encontraron con un “pequeño” contratiempo: la compañía (Jet Records) se negó a poner dinero para un productor o un estudio decente. Y, eso, teniendo en cuenta que su anterior Chase the dragon había alcanzado un decente puesto 17 en las listas de ventas británicas. Tony Clarkin se vio en la obligación de encargarse de la parte técnica por primera vez (en el futuro lo haría numerosas veces) y en unos estudios que, según sus palabras, “tenían un nivel tecnológico de 1930”. Bob Catley hizo de ayudante de producción y Dave Garland de ingeniero. "¡Vamos a hacer una tortilla de pat...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.