Ir al contenido principal

Immaculate Fools - Dumb Poet (2018, Larvin Music)

 


 


Ya he contado alguna vez por aquí (sí, soy un pesado) que en una mudanza decidí deshacerme de mi colección de cassettes TDK. Y ya he dejado por escrito que fue un gran error, porque entre las que eran copias, iban bastantes originales, casi todas compradas en los cajones de ofertas que había en algunas tiendas. Dos de esas cintas pertenecían al grupo que os traigo hoy: los locos inmaculados, los tontos sin mácula o como os guste traducirlo.

El caso es que, aprovechando una promoción en FNAC, realicé un pedido online para recoger en tienda. Cuando fui a por él, me puse a curiosear en el pequeño espacio que tenían dedicado a los vinilos, sin ninguna intención de compra. Y fue entonces cuando me golpeó este vinilo: una  reedición de una de aquellas cintas a menos de 8 euros, con su propia funda protectora y todo. No sé si fue por el ansia de comprar un disco a ese precio o por el ataque de nostalgia que sentí al cogerlo y rememorar mi adolescencia musical. Se vino conmigo a casa y hoy os lo presento a todos.
 

 

Como es la primera vez que nos  visitan en el blog, hay que hablar de estos locos ingleses. Immaculate Fools son originarios de Kent, Reino Unido. Allá por el 84 los hermanos Kevin Weatherill [voz, guitarra acústica], Paul Weatherill [bajo acústico, coros] junto con otra pareja de hermanos, los Ross, Andy [guitarra] y Peter [batería], formaron un grupo que se podría encuadrar en la amplísima calificación de pop-rock. Pero también entronca con el post-punk de los Psychedelic Furs e, incluso, con la ampulosa Big Music de los Waterboys de Mike Scott. Con estos últimos también tienen en común que terminaron derivando en el folk-rock hacia los 90 introduciendo violines y acordeones en sus discos. Su primer larga duración es del 85, Hearts of Fortune, donde encontramos su canción más famosa, "Immaculate fools". Pero resulta que no fueron profetas en su tierra. Quizás allí era más normal su mezcla de estilos. Además, dicen que en su país les hizo mucho daño que un famoso DJ de la radio pinchó una canción de ellos para quitarla a la mitad de la misma aduciendo que era demasiado deprimente. Y, en aquellos años, ya sabemos el peso de cierto locutores en la industria musical. Donde realmente pegaron fuerte fue en España. Sí, nuestro pequeño terruño se convirtió en su El Dorado particular pues, durante muchos años, vendieron muchas copias y dieron extensas giras. Es más, grabaron en un estudio vigués y varios miembros del grupo vivieron de forma temporal en nuestro país: Kevin incluso tuvo casa durante muchos años en Zamora y, actualmente, vive en Galicia.  Pero ya llegaremos a eso. Llegado el año 87 editaron este trabajo que os traigo, con una recepción fantástica entre la crítica, pero con menos éxito que el anterior. Tras girar por USA como teloneros de gente tal que Iggy Pop, Bob Dylan o The Stranglers llegó la separación de las dos parejas de hermanos. Los Ross decidieron abandonar el barco, al menos instrumentalmente aunque nunca se desligaron del todo (Andy produjo los dos siguientes discos a la vez que colaboró con Basia, Miguel Bosé y Tori Amos entre otros). Los hermanos Weatherill se rodearon de nuevos músicos y lanzaron en el 90 Another Man's world, disco de oro en España. Precisamente fue la primera cinta original que tuve del grupo. Un discazo en mi opinión y que hizo que me comprara la cinta de este Dumb Poet. Después de aquello, otros tres discos más hasta la completa disolución del grupo en el 97. Kevin trabajó en un proyecto blues folk, llamado Dirty Ray. Pero allá por el año 2015 decidió refundar los Immaculate Fools con músicos ingleses dando 26 conciertos entre Portugal y España. Ya en el 2016 incorporó a su grupo músicos gallegos (ya os he dicho que fijó su residencia en Galicia) con Paco Charlin al bajo, Naima Acuña a la batería, Alex Salgueiro a los teclados, Laura Solla a la guitarra y las británicas Linda Lamb a los coros y Helena Watt al violín. Y con esa formación los vi en directo en el 2019 en Santander. Iba a decir que como teloneros de Texas pero el caso es que el concierto de los de Glasgow fue el primero y, cuando terminó, pasada la medianoche, tocaron los Immaculate: altas horas, poco conocidos para la gran mayoría y con llovizna. Todo hacía presagiar que se iban a quedar tocando solos pero desde el primer acorde consiguieron capturar a los allí presentes y prácticamente todo el mundo se quedó a escuchar esa hora de música de calidad que nos regalaron. 



 
Entramos en harina con el LP. Las tres primeras canciones del disco fueron producidas por Ross Cullum, que con Chris Hughes, que también sale acreditado en este disco, había producido el primer trabajo de los Tears for Fears. El resto de pistas producidas por Andy Ross y el grupo, con colaboración de Cullum. "Never  give less than everything" abre el fuego y, efectivamente, no se les ocurre darnos menos que todo. Desde el principio choca la forma de cantar de Kevin, no sé cómo describirla. Por ahí leí que parecía que masticaba las palabras en vez de cantarlas. Una letra muy lírica pero también con gran fuerza instrumental. Le sigue "Tragic Comedy" que fue el único single de cierto éxito de este trabajo. Una melodía preciosa que hace que casi sea la mejor canción del plástico. Llega "One minute", manteniendo el nivel para llegar al punto álgido con "Dumb Poet". Letras dedicadas a Federico García Lorca. En realidad, todo el disco está dedicado implícita y explícitamente a nuestro granaíno poeta universal. Y termina la cara A con "So much here" en plan acústico.
 
 
 
 
Para la cara B tenemos "Wish you were here" (no, no es un cover de los Pink Floyd)  más optimista que las anteriores para volver a la depresión en "Don't drive the hope from my heart". Para terminar, "Pretty prize now" con una gran línea de bajo y la lacrimosa "Stay Away". ¿Qué es esta locura de un disco repleto de lírica, sentimientos, épica, música buena y elegante? Ay, perdón, que se me olvidaba que es un trabajo de los 80 y no una modernez de las de ahora. En fin, uno de esos discos y, sobre todo, de esos grupos a los que la historia no les ha hecho justicia y han sido infravalorados. Si les sirve de algo, que sepan que yo no he dejado de escuchar alguna canción suya  todos los años.


Y con la escucha de estas canciones recuerdo los tiempos en los que éramos felices y no lo sabíamos.


Bien, la edición que os traigo es del 2018, remasterizada por Arturo Vaquero en los lucenses estudios Abrigueiro. Vinilo azul de 180 gr publicado por Larvin Music.Muy vistoso todo, doble gatefold. Pero echo de menos (mucho, porque el formato LP es una maravilla para ello) el encarte con las letras que llevaba el original de 1987 de A&M Records.
 
Buen fin de semana a todos. Sobre todo a los que os guste el disco. 



 

Comentarios

  1. Pop rock elegante, de mucha calidad, con una producción inmaculada –guiño guiño– que resulta muy escuchable. No le puedo poner más PERO que el que no es el estilo que más me emociona, pero eso es claramente problema mío. Una entrada estupenda, Dani. Progresas adecuadamente. Feliz verano.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, no todo el mundo es perfecto jeje.
      Pero lo guay es que escuchamos lo de los demás con abriendo los oídos.

      Eliminar
  2. Curiosa la relación spanish de la banda y, en especial, de alguno de sus miembros. Si hasta la reedición es patria. Por cierto, muy bonita. Y a ese precio, menudo regalo. Gracias por haber traído esta fantástica entrada veraniega. Ya eres parte del top4 del blog. Un abrazo acondicionado.

    ResponderEliminar
  3. Top 4? En número de entradas, imagino. Pues nada, me lleva de orgullo y responsabilidad llenar el blog con mis blandenguerías y tal.
    Me alegro que algo hayas disfrutado con el disco.

    ResponderEliminar
  4. Me suena de fondo en los pub en los que en los ochenta nos divertíamos... Un poco blandengues, como tú ;D, para aquella época. Buena entrada Dani, como siempre. Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Quins records! Fa poc vaig posar el vinil a casa.Llegendes a Mallorca amb concertó a Dhraa.Inoblidable

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los recuerdos que nos despierta la música suelen ser buenos. Un saludo

      Eliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Ozzy Osbourne - Blizzard of Ozz (Jet records, 1980)

Hoy traigo al blog uno de los discos más importantes de la historia del hard’n’heavy de todos los tiempos, el inicio de la carrera en solitario de un mito, el gran John Michael Osbourne , conocido mundialmente como Ozzy . Y aunque las circunstancias que rodearon al artista en ese momento vital son harto conocidas y se puede encontrar por la red información en abundancia, (creo que) no está de más que haga un pequeño resumen muy condensado en esta entrada.    Estamos en 1970, Black Sabbath han editado su primer disco y el infame manager Don Arden se ofrece para llevar la carrera del grupo. Ozzy Osbourne , el cantante de la banda, tiene 22 años y en las oficinas de Arden conoce a la hija de este, Sharon , de 18. Ellos aún no lo saben pero en unos años la joven se convertirá en una figura imprescindible para el alocado vocalista.    El tiempo pasa y los Sabbath con...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.

Sumerlands – Dreamkiller (2022)

El segundo disco de Sumerlands, Dreamkiller , es una reafirmación de principios: heavy metal melódico, con raíces en los años ochenta, pero producido y ejecutado con herramientas actuales. No es un ejercicio de nostalgia, sino una relectura sobria y bien enfocada de una fórmula clásica. Con una duración de apenas 31 minutos, el álbum va al grano, con composiciones cañeras, un sonido equilibrado y una ejecución limpia. La banda ha establecido una firma sonora reconocible en los últimos años y aquí continúa con ese enfoque: guitarras con presencia, sin adornos y sin eclipsar al resto de los elementos. El cambio más notable respecto al debut de 2016 es la incorporación de Brendan Radigan como vocalista. Su desempeño es sólido y contiene un timbre adecuado para este estilo. Radigan no intenta deslumbrar, sino integrarse al conjunto, y lo logra con solvencia. Su fraseo es preciso, su dinámica vocal clara, y sabe cuándo sostener una línea y cuándo dejar que la instrumentación respire. ...