Ir al contenido principal

AC/DC – Ballbreaker (Sony Music-2014)


Después de unos espléndidos y productivos años 80, los grupos que amaba entraron en una época confusa no exenta de cierto hartazgo o falta de ilusión. Y salvo honrosas excepciones, comenzó el declive de una época que musicalmente me marcó y definió. Llegaban los 90, amiguitos, el auge del grunge, el nu-metal y el formato CD. Claro que quizás la culpa fue mía y después de disfrutar con los trabajos ochenteros de los numerosos grupos a los que seguía, comencé a encontrarlos repetitivos y a fijarme en otros estilos. Y esa falta de frescura que advertía en los clásicos afectó incluso a mis adorados AC/DC que, como ya he contado en numerosas ocasiones, con su Back in black fueron uno de los cuatro grupos o artistas con los que inauguré mi afición por la música comprando mis primeras cintas de cassette
 

Así, tras adquirir su The razors edge en cedé –exitoso y comercial álbum a la par que algo alejado del sonido habitual de la banda por el que se habían convertido en un mito viviente del hard rock– me aparté de ellos. Cinco años tardaron ellos en editar un nuevo elepé y muchos más tardé yo en hacerme con este Ballbreaker que hoy os presento y que –esta vez sí– se convertiría en el último lanzamiento de la banda que entraría en mi colección. Y si me dio por ello es porque, ya entrado en siglo XXI, me di cuenta de que dos temas con los que estaba obsesionado no pertenecían a ningún álbum de los que tenía. Se trataba de The furor y Burnin’ alive. Así, cuando Sony reeditó el Ballbreaker remasterizado, me hice con el vinilo en cuestión. 
 

Grabado entre The Record Plant de Nueva York y los Ocean way studios de Los Angeles, Ballbreaker supuso el regreso de Phil Rudd a las labores de batería –despedido después de la grabación del infravalorado Flick of the switch, aquí la reseña– completando la formación que –con permiso de Bon– es considerada por muchos como la clásica de la banda, con Brian Johnson a las voces, Cliff Williams al bajo y Angus y Malcolm Young a las guitarras. Para la producción escogieron a Rick Rubin, con quien ya habían grabado la estupenda Big gun para la banda sonora de Last action hero (leed reseña de la BSO aquí) aunque al parecer este ejerció más de estrella que de verdadero productor, labor que acabó llevando a cabo Mike Fraser, que también hizo de ingeniero, grabó y mezcló el disco. 
 

Con la dirección artística de Bob Defrin y portada en la que una elegante ilustración digital de Phil Heffernan sirve de fondo a una foto de Angus a cargo de Robert Ellis, Ballbreaker fue puesto en las cubetas de las tiendas de discos con el siguiente track list
 
A 
Hard as a rock 
Cover you in oil 
The furor 
Boogie man 
The honey roll 
Burnin’ alive 
 
B 
Hail caesar 
Love bomb 
Caught with your pants down 
Whiskey on the rocks 
Ballbreaker 
 
Las limpias notas de la guitarra de Angus a las que se van sumendo sus colegas –en un recurso utilizado por la banda en numerosos temas de su discografía como Hell’s bells, For those about to rock y un largo etcétera– dan inicio a un Hard as a rock pegadizo y acedeciano al cien por cien. Para corear y saltar sin parar. Igual de inconfundible es Cover you in oil, otro temazo que sigue la fórmula mágica que el añorado Malcolm tenía en su cabeza para crear canciones inolvidables y que Angus vestía con su genialidad. Le llega el turno a The furor, una maravilla cuyas notas me siguen subyugando como el primer día. Alucinante de principio a fin. Boogie Man es gruesa, pantanosa, un blues rock de garito bañado en sudor en el que Angus nos regala uno de esos solos con alma cargados de emoción. Le sigue The honey roll, otro estupendo tema marca de la casa con el sonido inconfundible de Young & Co. Y la primera cara del vinilo finaliza con otro tema imprescindible del álbum, ese Burnin’ alive cadencioso y cautivador que, junto a lo escuchado hasta el momento, deja el pabellón altísimo a la hora de encarar la cara B del vinilo. 
 

Esta se inicia con Hail caesar, alegre y hardrockera, seguida de Love bomb, otro tema marca de la casa que –en mi opinión– quedan ensombrecidas por el inmenso nivel de la cara A. Lo mismo se puede decir de Caught with your pants down, que suena a los AC/DC más clásicos pero que, pese a su correctísima ejecución, no aporta demasiado a la retahíla de himnos escritos por la banda. Con un inicio parecido al de The furor o tantos otros temas –la realidad es que si la fórmula funciona, para qué cambiarla– le toca el turno a Whiskey on the rocks, otra muestra de que este álbum recoge los mejores sonidos del pasado, los mezcla en una coctelera, los moderniza y los ofrece renovados a los fans de toda la vida que pusimos este disco al nivel de cualquier obra imprescindible de la banda. Y con un inicio a lo Rock and roll ain’t noise pollution, el tema título pone fin al vinilo con fuerza y energía. Me parece estar viendo a Malcolm en un rincón, moviendo la pierna rítmicamente mientras su hermano corretea arriba y abajo del escenario. 
 







En resumen, un DISCAZO con mayúsculas que hoy me ha dado por traeros a este espacio vinílico. 
 
¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla

Comentarios

  1. Yo soy de los que consideran que AC/DC no tiene disco malo. Unos mejores que otros, pero siempre te dan algo. Este que propones me parece de sus mejores obras, pues, tal como explicas, está muy bien trabajado desde la composición, más clásica que las dos obras anteriores, hasta el sonido final, con una estupenda mezcla. El siguiente, Stiff upper lip, también me gustó mucho. Visto en perspectiva, AC/DC ha sido una banda muy fiel a su idea musical y de espectáculo, con pequeños cambios en cuanto a sonido o composición, con mayor o menor éxito. Un buen hallazgo este que traes para el blog. Y parece bonita la edición; a la lista de futuribles (lo tengo en cedé). Un abrazo y buen fin de semana.

    ResponderEliminar
  2. Abrazo de vuelta y feliz fin de semana para ti también, amigo. Gracias por comentar y leerme, como siempre. No puedo añadir nada más, excepto que el Stiff no me gustó demasiado y que -como he dicho- a partir de este ya estuve un poco al margen de la banda porque nada de lo que sacaba me llamaba la atención, hasta el último que -sin aportar demasiado- me ha parecido interesante. Eso sí, sin Malcolm, no es lo mismo ya.

    ResponderEliminar
  3. Estoy contigo, un pedazo discazo. Al igual que muchas bandas longevas, esperamos que cuando editan un nuevo trabajo sea igual a... ese que nos ha gustado tanto que es un unos de nuestros vinilos top, es este caso HtH o BiB, pero mantener a lo largo de casi 50 años el mismo nivel productivo pues se me antoja imposible. Con Ballbreaker casi lo consiguen. Eso si, como calidad hay de sobra, algunos temas acojonantes no sobran en la discografía posterior. Por cierto, lo tengo en cd y no en vinilo, que en su día no se editó aquí en ese formato. Buen aporte King, un fuerte abrazo. P

    ResponderEliminar
  4. Totalmente de acuerdo con mr. Rockologia en lo de que estos tipos no conocen lo que es un disco malo. Yo este todavía no lo tengo, pero recuerdo que hace unos meses se comentó en este glorioso sitio el Dirty Deeds Done Dirt Cheap y al poco tiempo cayó en mis manos en Bajoelvolcán, ojalá se convierta en tradición y pueda hacerme con este disco dentro de poco. Hard as a rock, además, fue de las primeras canciones de los AC/DC que escuché hace un buen puñado de años. En fin, aunque vengo aquí un poco a deshora, mis dieces por tu reseña, un lujo leerte por aquí. Abrazos!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Power Trip - Nightmare Logic (2017)

  El disco de esta semana es uno de mis favoritos de los últimos años. No es un género que actualmente escuche demasiado pero sí que me gusta reescuchar los mejores trabajos que se han sacado en el mismo. Es por ello por lo que desde hace tiempo estaba pendiente de incorporar a mi colección. Power Trip no se anda con rodeos. Nightmare Logic es una descarga de thrash moderno con actitud hardcore, que toma las raíces del género y las machaca con rabia y contundencia. Ocho temas, poco más de media hora, y ni un momento de tregua.                                                   La fórmula es simple, pero funciona como un mazo: riffs afilados, ritmos implacables y una producción que potencia el golpe sin necesidad de embellecerlo. "Executioner's Tax (Swing of the Axe)" se ha convertido en un himno por méritos propios: groove pegajoso, mensaje directo y una ej...

Magnum - The eleventh hour (Jet Records, 1983)

Todas las bandas alcanzan en algún momento un “punto final”: si sobreviven a esa crisis el futuro del grupo está asegurado; de lo contrario, ¡adiós, amigos! En el caso de Magnum , este es el álbum que cambió la historia de la banda, el que pudo haber sido el final y se convirtió en la puerta al futuro.   Porque, cuando los muchachos estuvieron listos para grabar el que sería su cuarto disco de estudio, se encontraron con un “pequeño” contratiempo: la compañía (Jet Records) se negó a poner dinero para un productor o un estudio decente. Y, eso, teniendo en cuenta que su anterior Chase the dragon había alcanzado un decente puesto 17 en las listas de ventas británicas. Tony Clarkin se vio en la obligación de encargarse de la parte técnica por primera vez (en el futuro lo haría numerosas veces) y en unos estudios que, según sus palabras, “tenían un nivel tecnológico de 1930”. Bob Catley hizo de ayudante de producción y Dave Garland de ingeniero. "¡Vamos a hacer una tortilla de pat...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Rick Springfield - Living in Oz (1983, RCA)

    Pues voy a ser sacando mis mierdas ochenteras, tras los Mr. Mister y Bruce Hornsby . Como ya esperáis de mí, todo en una balanza que se decanta más por el pop que por el rock, pero con algún guitarreo majo que al final podría hacernos inventar un género hard pop o similar. Y esta vez el protagonista es el cantante y actor australiano, aunque su carrera se desarrolló principalmente en USA, Rick Springfield . El bueno de Rick comenzó a tocar en grupos en su Australia natal, también una época en Inglaterra cuando su padre fue destinado allí. Todo esto en los 60/70, debutando en solitario en 1972 con Begginings . Tras editar este disco, se mudó a USA donde tuvo un éxito moderado con el single “ Speak to the sky ” que hizo que su disco se metiera en el top 40 de los más vendidos. Hasta el inicio de la siguiente década, sacó más discos y empezó su carrera actoral pero su imagen se quedó en la del adolescente/joven. Sin embargo, todo esto cambió en el 81. Una doble explosió...

The Killer Barbies - Dressed to Kiss (Subterfuge, 1995)

Hace pocos días me llegó la noticia de la publicación del nuevo single de Killer Barbies. Excusa perfecta (aunque no hacía falta ninguna), para recuperar su primer disco. Uno de esos discos que en lo personal marcaron una época. Como se suele decir, lo que hoy traigo aquí no es un simple trozo de plástico, aquí hay vivencias y recuerdos de una época determinada de mi vida. Un disco que tenia en mi lista para FFVinilo desde hace tiempo, y que ha llegado el momento de compartir con todos vosotros. Lo cierto es que hace muchos a ños que no lo escuchaba completo. Lo hago ahora para escribir este texto, y, a pesar del paso del tiempo, no ha cambiado nada mi admiración hacia este trabajo. Me sigue pareciendo una absoluta genialidad. Es verdad que, en este caso, me resulta imposible separar el aspecto estrictamente musical con los recuerdos que acompañan a esta música. Pero eso no tiene nada de malo. Para mi es uno de los discos más importantes de la década de los 90. Durante ese peri...