Ir al contenido principal

Vhäldemar - Straight to hell (Fighter Records, 2020)

 


Es de admirar la perseverancia de Pedro J. Monge al frente de este proyecto, a modo de compositor principal, productor y mago con las guitarras. Su espíritu y su experiencia han ido impregnando los seis discos de la banda, creciendo entrega a entrega para formar una sólida carrera. Ha conseguido construir un álbum, este Straight to hell, que, sin ser especialmente original, sí recoge lo mejor de diferentes corrientes metálicas para amalgamarlas en diez cortes de calidad asegurada. Las guitarras de Monge y la voz de Carlos Escudero dan un toque familiar y homogéneo a sus obras. En esta ocasión, quizá, se noten un poco más las influencias ochenteras, cierto aroma a sinfonismo heavy rememorando a Malmsteen o, incluso, buscando un referente más cercano, a Simphony X o Primal Fear.

La banda la forman, junto a Monge y Escudero, Raúl Serrano al bajo, Jandro a las baterías y Jonkol Tera a los teclados. Grabaron en los Chromaticity Studios y contaron con algunas colaboraciones: Diego Zapatero mete teclados y Gavin Iedema y Dann Hoyos (Rise to fall), guitarra. La mayoría de las composiciones las firman Monge y Escudero con alguna colaboración de Raúl Serrano y David Fernández, ocasional letrista de la banda.


Comienza la cara A con la caña de Death to the wizard! y un trasfondo Manowar claro en la composición, aunque matizado por una voz agresiva, algo gruesa, y un contundente trabajo de batería. Buen estribillo y primer solo fantástico. My spirit suena dinámico en un ritmo acabalgado que anima a agitar la melena (air melena) y las guitarras (air guitar) para gritar a pleno pulmón en el estribillo ("Rise of the madness/when the morning comes/if you can see all my fears now/Rise!). Aquí sí hay un tufillo Malmsteen en el solo. Gira un poco la rueda en Afterlife trabajando más la parte melódica sobre el doble bombo, acercándose a unos planteamientos más power metal, incluso en el aporte de los teclados y en la forma de enganchar estrofas y estribillo (Blind Guardian oigo por aquí). La propia Straight to Hell suena a continuación, una de las mejores, con un groove germánico, dura, de largo puente-estribillo, directo a los conciertos "Straight to hell/when metal rides you to the top/straight to hell/no pain again, no turning back". Una llamada a la fe metalera en toda regla. Cierra este lado del disco con Damnation's here y vuelta a la batería machacando a tope, en esta ocasión con un trabajo ambiental cuidado y grandes armonías. Solo compartido entre Monge y Jankol, muy elaborado.

Así, en apenas veinte minutos le damos la vuelta al plástico. Veloces, directos, sin adornos innecesarios, bien plantados en medio del heavy metal atemporal, que igual podría haberse grabado en 1995 o en 2035 (esperemos).


Fear (compuesta por Raúl Serrano principalmente, que también canta) da una vuelta al concepto, más calmada y, claro, con una línea de bajo protagonista. "If you never stop turning your eyes to teh top/you will die blind and alone". Muy acertado el uso de los teclados en las estrofas y cómo resuelven el estribillo. El infierno vuelve a nombrarse en Hell is on fire arrancando el tema con un solo excelente que engancha con un riff machacón, cortado, de lo mejor del álbum (recuerdos de Judas Priest, un poco stacatto). Y el estribillo en directo tiene que ser brutal. La curiosa letra de Black Mamba hace de homenaje a Kobe Bryant y el día de su muerte. When it's all over vuelve a la senda clásica, quizá una composición diferente al resto, más "progresiva" si se puede aplicar ese calificativo, con un largo solo melódico al inicio y, quizá, el mejor guitarreo de Monge. Una especie de medio tiempo metalero (recuerdos de Accept ahora) con final feliz. El cierre con un nuevo capítulo de Old King's Visions (part VI), epopeya que van narrando a través de toda la discografía del grupo con múltiples vidas musicales dando cierto nexo de unión a su propia historia.


La edición en vinilo es de Fighter Records, una división de Xtreem Music, que ha hecho una gran labor en el acabado. Y es de agradecer, porque hoy en día aparece bastante basura con eso de la moda del vinilo. Colores y materiales de calidad con un trabajo artístico cuidado: la portada responsabilidad de Darkgrove Design con ilustraciones interiores de Raúl Monge y Diego Vaquero. Encarte currado con letras y créditos y fotos de la banda.

Una justa aproximación a estos herreros nacionales de la música que bien merecen su huequito en nuestro blog.

Buen y musical fin de semana.









Comentarios

  1. Hombre, ese trasfondo Manowar... no lo veo. Vamos, ni heavy pesado ni neoclasicismo malmsteeniano, aunque en algunos momentos me evoca ecos de Vinnie Moore y en Damnation’s here haya algo parecido a un duelo guitarra/teclados. Para mi es más un power metal a lo Helloween, Primal Fear o Gamma Ray con algunos ramalazos Rage y pinceladas Blind Guardian, como dices e incluso Firewind. Total, un batiburrillo de estilos y sonidos de alguien que ama el metal sin duda pero que no tiene un sonido distintivo al beber de tantas fuentes. La verdad es que no conocía de nada al grupo. O no lo recuerdo. De hecho, al ver el nombre me ha venido a la cabeza Paul Naschy, imagínate. Eso sí, las guitarras son muy buenas, en eso no puede haber discusión. En resumen, un buen descubrimiento que me ha hecho pasar un buen rato, pero que no me ha provocado la necesidad de ahondar en el resto de su discografía. Eso sí, otro viernes con la necesaria dosis de caña. Que no decaiga. Un abrazo, colega.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los oídos de cada uno son como el palada: a cada uno le recuerda a un sabor distinto el mismo plato. El caso es que coincidimos en esa mezcla de distintas fuentes para dar un producto de calidad. Si decides investigar, prueba de los más nuevos a los más viejunos, creo que es de esas bandas que han ido mejorando con los años (experiencia, medios técnicos, etc.). De mis favoritos, Shadows of combat (a pesar de que le falta un puntito a la producción). Me alegra haberte descubierto algo "nuevo". Abrazo.

      Eliminar
  2. Sospechaba por el título que no eran para mí y confirmamos. Comunicado oficial: lo he intentado, lo juro, pero na de na. Estos sonidos no están hechos para mí o yo no estoy hecho para ellos, lo nuestro es imposible. En fin, la verdad que lo que sí me ha molado es la edición del vinilo, buen artwork sí señor, muy poco habitual en los tiempos que corren. ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo importante es participar. Desde luego, se agradece que se curren el artwork de estos trabajos. Creo, igual me equivoco, que hoy en día no resulta especialmente caro poner un poco de arte y cariño al acabado. Un abrazo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Power Trip - Nightmare Logic (2017)

  El disco de esta semana es uno de mis favoritos de los últimos años. No es un género que actualmente escuche demasiado pero sí que me gusta reescuchar los mejores trabajos que se han sacado en el mismo. Es por ello por lo que desde hace tiempo estaba pendiente de incorporar a mi colección. Power Trip no se anda con rodeos. Nightmare Logic es una descarga de thrash moderno con actitud hardcore, que toma las raíces del género y las machaca con rabia y contundencia. Ocho temas, poco más de media hora, y ni un momento de tregua.                                                   La fórmula es simple, pero funciona como un mazo: riffs afilados, ritmos implacables y una producción que potencia el golpe sin necesidad de embellecerlo. "Executioner's Tax (Swing of the Axe)" se ha convertido en un himno por méritos propios: groove pegajoso, mensaje directo y una ej...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Magnum - The eleventh hour (Jet Records, 1983)

Todas las bandas alcanzan en algún momento un “punto final”: si sobreviven a esa crisis el futuro del grupo está asegurado; de lo contrario, ¡adiós, amigos! En el caso de Magnum , este es el álbum que cambió la historia de la banda, el que pudo haber sido el final y se convirtió en la puerta al futuro.   Porque, cuando los muchachos estuvieron listos para grabar el que sería su cuarto disco de estudio, se encontraron con un “pequeño” contratiempo: la compañía (Jet Records) se negó a poner dinero para un productor o un estudio decente. Y, eso, teniendo en cuenta que su anterior Chase the dragon había alcanzado un decente puesto 17 en las listas de ventas británicas. Tony Clarkin se vio en la obligación de encargarse de la parte técnica por primera vez (en el futuro lo haría numerosas veces) y en unos estudios que, según sus palabras, “tenían un nivel tecnológico de 1930”. Bob Catley hizo de ayudante de producción y Dave Garland de ingeniero. "¡Vamos a hacer una tortilla de pat...

Rick Springfield - Living in Oz (1983, RCA)

    Pues voy a ser sacando mis mierdas ochenteras, tras los Mr. Mister y Bruce Hornsby . Como ya esperáis de mí, todo en una balanza que se decanta más por el pop que por el rock, pero con algún guitarreo majo que al final podría hacernos inventar un género hard pop o similar. Y esta vez el protagonista es el cantante y actor australiano, aunque su carrera se desarrolló principalmente en USA, Rick Springfield . El bueno de Rick comenzó a tocar en grupos en su Australia natal, también una época en Inglaterra cuando su padre fue destinado allí. Todo esto en los 60/70, debutando en solitario en 1972 con Begginings . Tras editar este disco, se mudó a USA donde tuvo un éxito moderado con el single “ Speak to the sky ” que hizo que su disco se metiera en el top 40 de los más vendidos. Hasta el inicio de la siguiente década, sacó más discos y empezó su carrera actoral pero su imagen se quedó en la del adolescente/joven. Sin embargo, todo esto cambió en el 81. Una doble explosió...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...