Ir al contenido principal

Radiohead - The Bends (XL Recordings, 2016)


1347 entradas después, en este rincón de internet en forma de enciclopedia vinílica todavía hay bandas inéditas de las que no hemos hablado. Hoy, los que van a perder la virginidad en este lugar son los Radiohead, con el que es mi disco favorito de la banda: The Bends, cosecha del 95. Ave #FFVinilo, los que van a girar a 33 revoluciones por minuto te saludan.
Vaya por delante que los británicos no son una de mis bandas favoritas, básicamente porque excepto este LP y el OK Computer, ningún disco suyo posterior me ha enganchado lo suficiente como para comprarlo. Hail to the Thief, Kid A y sobre todo In Rainbows me gustan gracias a un puñado de temas sueltos, pero no hasta el punto de añadirlos a la estantería. No es que me enfade y no respire debido a su cambio de estilo; como ya he comentado alguna vez, que las bandas evolucionen y busquen nuevos sonidos me parece maravilloso, de hecho me encantan las constantes reinvenciones en el caso de bandas como R.E.M., Extremoduro, lo que viene haciendo Brian Fallon tras los Gaslight Anthem o mis amados Kinks, pero lo de Radiohead nunca me ha enganchado. Dicho eso, este disco es otra historia.


La hoja interior no está nada mal

Mi padre lo ponía mucho en el coche, y cada vez que la aguja hace su trabajo y comienza el LP con la batería de Planet Telex, le veo a él dándolo todo con el volante como si fuese Keith Moon. Un compás adictivo y un ritmo trepidante te lo ponen realmente complicado para que no te enamores de la canción. Sigue a continuación mi favorita del disco y de la banda, la homónima The Bends, que fue una de las razones de peso para que me pidiera hace unos cuantos años una Epiphone SG por navidad. Las guitarras en esa canción son gloriosas, de las que no dan un solo segundo para respirar. El estribillo es un poco cenizo, en la línea de ese humor tan típico de la banda, cuando Thom Yorke canta eso de "we don't have any real friends", pero me encanta. A continuación llega la que, con total seguridad, es la canción más famosa del disco: High and Dry, un medio tiempo cálido y reposado que a mí siempre me ha dejado con ganas de más. No pasa nada, porque de eso se encarga la fenomenal Fake Plastic Trees, que comienza muy acústica pero no duda en soltar su zarpazo a medida que avanzan los minutos y las guitarras de Thom, Ed O'Brien y Jonny Greenwood (sí, hay tres tipos a las guitarras en este disco) se unen de manera brillante a esa enorme sección rítmica formada por Colin Greenwood al bajo y Phil Selway (con la inestimable ayuda de mi padre en el coche) a las baquetas, para gran alegría del rock and roll. Lo cierto es que, como banda, son cinco musicazos de los pies a la cabeza, eso es así.


 Pero la parte de las letras no hay Dylan que la lea

Si antes decía que el comienzo era brutal con Planet Telex, el inicio de la cara B con Just no le va a la zaga en absoluto. Recuerdo salir del concierto de Arctic Monkeys en el palacio de los deportes en 2013 entre decepcionado y cabreado con lo que acababa de presenciar, ponerme ese tema como medicina y sentir que se acababan todos los problemas. Eso es algo que no cualquier canción es capaz de lograr. My Iron Lung vuelve a jugar con la aceleración y el resultado vuelve a ser excelente, cimentado sobre un riff de los que enganchan de verdad. Bullet Proof es una balada sensacional en la que Thom Yorke canta de lujo, logrando un falsete maravilloso como quien compra una barra de pan. El cabrón lo hace tan bonito que hasta parece fácil. Pensando en todo esto llega la guitarrera Black Star para aumentar las revoluciones y recordar lo bien que se les da a estos tipos marcarse un buen rock and roll, rematado por un soberbio estribillo. Para cerrar el disco incluyen la soberbia Street Spirit, con un punteo glorioso que te convencerá de que existen uno, dos y los dioses que haga falta. Una de esas canciones destinadas a declararle la guerra al tiempo, quedándose a vivir en la memoria de los que lo gozamos cada vez que la volvemos a escuchar.


 Las cancionasas

Aclaración final para los frikazos como yo: XL recordings no es la discográfica que editó originalmente el LP, que fue Parlophone, pero resulta que cuando compré este disco en Rough Trade, Londres, (lagrimilla cayendo por mi mejilla) vi este disco dos veces; uno de ellos era reedición de Parlophone a 25 libras, y el otro era este que tengo en mi poder, rebajado a 10,99 libras. Le pregunté por qué esa diferencia de precios a uno de los dependientes, y me dijo que este sonaba incluso mejor, pero que el nombre de Parlophone pesaba mucho. Añadió que me llevara el de XL recordings, porque a quién le importa lo que ponga en la carpeta, lo importante es que suene bien, ¿no? Pues eso. El LP, por cierto, suena perfecto. Larga vida a nuestras amadas tiendas de discos, a las que no queda nada para poder volver.


Comentarios

  1. Coincido contigo en los dos discos de Radiohead que más me gustan. También el anterior, con su maravillosa Creep. Me ha jodido mucho cuando escribes que lo ponía tu padre en el coche: me hace ver lo viejo que soy, porque yo me compré el CD cuando salió, ya con 22 tacos o así y casi ningún conocido sabía de unos tal Radiohead. Luego lo petaron. My iron lung es mi canción preferida de los Vetusta Morla (jeje).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo Pablo Honey hace mucho tiempo que no lo escucho, aunque más allá de Creep y Anyone Can Play Guitar recuerdo que se me hacía algo repetitivo. Le daré otra escucha a ver qué tal. Bueno vale, señor momia jajajaja. Encima de que eres un visionario con los Radiohead te quejas, madre mía. Abrazos!!

      Eliminar
  2. Yo no puedo opinar... así que felicitarte por la entrada y te deseo un feliz fin de semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Puedes, puedes. Dales una escucha, que nunca se sabe... igualmente!!

      Eliminar
  3. No soy fan de estos tipos. Este disco lo escuché en su época y me gustó bastante, pero ya. Lo siguiente lo tomé como una ruptura total. Así seguimos. Bueno ese detalle para "frikazos"; por aquí habemos alguno. Entrada fantástica como de costumbre. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo fan tampoco, no es un grupo que vería en directo por ejemplo, pero este disco me gusta mucho. Muchas gracias por lo que me toca. Por cierto, lo he intentado con Nazareth, que conste en acta, pero no son para mí. Abrazo!

      Eliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Power Trip - Nightmare Logic (2017)

  El disco de esta semana es uno de mis favoritos de los últimos años. No es un género que actualmente escuche demasiado pero sí que me gusta reescuchar los mejores trabajos que se han sacado en el mismo. Es por ello por lo que desde hace tiempo estaba pendiente de incorporar a mi colección. Power Trip no se anda con rodeos. Nightmare Logic es una descarga de thrash moderno con actitud hardcore, que toma las raíces del género y las machaca con rabia y contundencia. Ocho temas, poco más de media hora, y ni un momento de tregua.                                                   La fórmula es simple, pero funciona como un mazo: riffs afilados, ritmos implacables y una producción que potencia el golpe sin necesidad de embellecerlo. "Executioner's Tax (Swing of the Axe)" se ha convertido en un himno por méritos propios: groove pegajoso, mensaje directo y una ej...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Magnum - The eleventh hour (Jet Records, 1983)

Todas las bandas alcanzan en algún momento un “punto final”: si sobreviven a esa crisis el futuro del grupo está asegurado; de lo contrario, ¡adiós, amigos! En el caso de Magnum , este es el álbum que cambió la historia de la banda, el que pudo haber sido el final y se convirtió en la puerta al futuro.   Porque, cuando los muchachos estuvieron listos para grabar el que sería su cuarto disco de estudio, se encontraron con un “pequeño” contratiempo: la compañía (Jet Records) se negó a poner dinero para un productor o un estudio decente. Y, eso, teniendo en cuenta que su anterior Chase the dragon había alcanzado un decente puesto 17 en las listas de ventas británicas. Tony Clarkin se vio en la obligación de encargarse de la parte técnica por primera vez (en el futuro lo haría numerosas veces) y en unos estudios que, según sus palabras, “tenían un nivel tecnológico de 1930”. Bob Catley hizo de ayudante de producción y Dave Garland de ingeniero. "¡Vamos a hacer una tortilla de pat...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.