Ir al contenido principal

Thin Lizzy – Chinatown (Vertigo-1980)


Amigos, antes de proseguir debo contaros una cosa para sentar las bases de la entrada y las opiniones que en ella vierto. Si del cerdo, hasta los andares, de Thin Lizzy, hasta el Renegade. Con eso os lo digo todo. En efecto, hoy quiero hablaros –y recomendaros su disfrute– de Chinatown, uno de los álbumes de los Lizzy que la crítica ha tratado siempre como una obra menor, con lo que para nada estoy de acuerdo. Con un Phil Lynott indudablemente en horas bajas, alcohólico, cocainómano y heroinómano y en un momento vital caracterizado por la inseguridad, en su momento se le acusó de haber tenido muchos problemas a la hora de componer las letras del disco, echando mano de rimas fáciles y clichés rockeros. Sin embargo, la verdad es que salvo en contadas excepciones, a mi me ha importado bien poco lo que decían las letras, centrando mi atención en la melodía, la entonación, los solos, los riffs y los arreglos musicales. En ese sentido, las voces siempre han sido para mi como un instrumento más. Así que, como si hablaban de la composición del champú de baño o de la salsa worcestershire

A la hora de grabar el disco, el pobre Lynott se encontró con numerosos handicaps. A sus adicciones o las de Gorham se sumaron el abandono de Gary Moore –tuvo que reemplazarlo con Snowy White, un excelente músico que no encajaba demasiado en el ambiente Thinlizziano–, verse en la tesitura de dar continuidad a una obra maestra como Black Rose –del que os hablé aquí– y la decisión de dedicarse en paralelo con el mismo productor a dar forma a su primer disco en solitario, Solo in Soho. De hecho, tanto Kit Woolven como sus compañeros de grupo, se quejaron en su momento del comportamiento errático y anárquico de Phil, llegando incluso a existir momentos en los que no sabían si estaban tocando en temas para Chinatown o para Solo in Soho


En fin amigos, que simplemente estamos en otra de las diversas versiones de Thin Lizzy que han existido en la historia –unas cuantas, por cierto, para los años que duró– pero tan reivindicable e imprescindible como las otras. Evidentemente, los arreglos no son tan complejos ni las letras tan trabajadas como en los 70, pero eso no deja de ser también un reflejo de la época, en un momento en el que estaba a punto de explotar la escena NWOBHM. La icónica portada es del habitual Jim Fitzpatrick –por cierto, yo tengo la versión española de 1985, sin el diseño en relieve original ni la funda interior con letras y foto de grupo– y el line up se compuso por Phil Lynott a las voces, bajo y ocasionales teclados, Scott Gorham y Snowy White a las guitarras y Brian Downey a la batería y percusión, con el aporte de Darren Wharton a los teclados y colaboraciones como la de Midge Ure

Producido por un atareado Kit Woolven en los Good earth studios del Soho londinense, el track list de Chinatown fue: 

A 
We will be strong 
Chinatown 
Sweetheart 
Sugar blues 
Killer on the loose 

B 
Having a good time 
Genocide (the killing of the buffalo) 
Didn’t I 
Hey You 


We will be strong, con ese inicio tan típicamente thinlizziano, es una canción quizás simple y repetitiva pero muy pegadiza, con una melodía inolvidable y un buen solo, además de una interpretación estupenda a las voces por parte de Phil. Para mi, de las mejores del disco ya que transmite una alegría y buen rollo inmejorables. Le sigue Chinatown, tema título del álbum y otro pedazo de canción en el aspecto musical, tanto en las guitarras como en el carisma que desprende la voz de un Lynott muy tocado. Sweetheart es otro ejemplo de tema con un sonido marca de la casa, guitarras dobladas, solos elegantes, pero simpleza musical, lo que no es forzosamente malo. Sugar blues es mucho más enérgico y en mi opinión –pese a ese título– es bluesy pero nada edulcorado. Y finaliza la cara con la genial Killer on the loose, una de mis preferidas, de la que se filmó un clip típicamente ochentero, con un Lynott entre chulesco y colocado como protagonista poniéndose en la piel de Jack el Destripador. En fin, una cara A estupenda a la que no hacen justicia las acusaciones de que este Chinatown es un trabajo menor. Cualquier banda vendería su alma al diablo por hacer discos tan “malos” como este. 

La segunda cara comienza estupendamente con Having a good time, otra canción llena de energía y buen rollo. Seguramente califico este disco desde la subjetividad más absoluta –soy fan irremediable del bajo y la voz de Lynott– pero esas guitarras, y ese mensaje fiestero que desprende –políticamente incorrecto pero rockero a tope–, presentando a la banda y afirmando que por la noche van a salir a emborracharse, es de lo más energizante. Y ahora otra de mis favoritas del álbum aunque pocas veces alguien la haya reivindicado, Genocide (the killing of the buffalo), efectiva pese a la falta de complejidad musical. Didn’t I es la balada del disco y, para ser sincero, nunca me ha llamado la atención. El final con Hey you es altamente recomendable, cañero con un solo enérgico y un estribillo pegadizo. 

Para muestra de lo que os he dicho, varios botones. 







Lo dicho, vinileros rockeros, una obra que para nada puede ser calificada de ser un contenedor de canciones de relleno y que merece constar entre lo mejor que este grupo grabó a lo largo de su historia. Pero ya os lo he dicho al principio, a lo mejor no tengo ni idea de lo que hablo y me dejo conducir por una subjetividad ciega. Lizzy forever

¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla

Comentarios

  1. No conocía este brote asiático del irlandés, vaya joya.

    ResponderEliminar
  2. Me apunto a la religión de San Patricio Lynott. Incluso en los momentos flojos siempre tiene algo. Un grupo mágico. Muy buena crítica de un álbum a rescatar. Con Moore y un poco menos de droga habría sido otro clásico. Grandes Thin Lizzy. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Fue mi disco de entrada a Thin Lizzy.
    Recuerdo perfectamente el lugar y el momento. Y la sensación, irrepetible.
    Cuando hablo de música, hablo de emociones, de experiencias. De la vida. Mi vida. Y este disco me tocó a los 15 años. Vamos, como el primer amor. Ése que dicen que nunca se olvida.
    Y es verdad.
    Escribo estas líneas mientras escucho la joya que nos ha reunido.
    Gracias por esta publicación.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.

Extremoduro - Yo, minoría absoluta (DRO, 2002/2014)

  Cuando una banda de rock alcanza el éxito tiende a repetir la fórmula o a dejarse domar por los sonidos que le imponga la discográfica. En el caso de Roberto Iniesta, el Robe, alma, cerebro, venas y corazón de Extremoduro, el éxito le pilló preparado. "La masa es imbécil. Si sales en la tele puedes hacer un libro, un disco o lo que se te ponga en la punta del nabo. A mí eso no me interesa ni vender más discos ni que me conozca más gente. Como estoy ahora estoy bien, pudiendo organizar una gira y no tener que decir «no puedo dejar de tocar en noviembre porque no tengo un puto gil», así me vale". Y continuó haciendo lo que le dio la gana después del éxito de Agila (1996): editaron el directo Iros todos a tomar por culo (1998) y el controvertido Canciones prohibidas (1999), donde daban rienda suelta a su creatividad, con éxito y críticas reguleras.  Y se tomaron un descanso. "Creo que cuando siguen haciendo cosas buenas y nuevas los grupos funcionan, aunque estén dos o...

Ramoncín - Al límite vivo y salvaje (1990, BMG)

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que este sábado tengo una Cita con mi chica para irnos de concierto a ver y escuchar al señor José Ramón Márquez , os traigo uno de los directos más importantes del rock español. Muchos denostan y menosprecian la figura e impronta de Ramoncín en nuestro rock patrio por su época de adalid de los derechos de autor a la cabeza de la infame SGAE, por su etapa de tertuliano y protagonista del papel cuché e, incluso, por su largo periplo como presentador de un concurso de televisión (mis amigas se pegaban por ir de público para verlo, todo hay que decirlo). Bien, pues no saben separar el polvo de la paja. Yo paso de todo aquello, y me quedo con la música que es lo que todos aquí amamos. Me voy a quitar desde el principio la parte técnica e histórica. Grabado en el 90 durante unos recitales en los que no presentaba ningún disco nuevo lo que le quitaba un poco de presión. Luego nos enteramos de que eran una despedida: en aquel m...

Ilegales - Agotados de esperar el fin (Epic, 1984)

  Este es uno de los discos de mi vida. De esos que tienes tan metidos dentro de ti que no necesitas escucharlos con frecuencia. De hecho, hace muchos años que no lo escuchaba, y al volver a hacerlo para escribir esta reseña me ha provocado las mismas sensaciones que recordaba. Como suele pasar en estos discos, me sabía de memoria el orden de las canciones y hasta el tiempo que dura el espacio entre canción y canción. Esta nueva escucha me ha servido también para reafirmar mi opinión de que este es uno de los mejores discos españoles de la historia. Así de claro. Esta cinta (ya que primero fue una cinta grabada, antes de hacerme con el vinilo), fue una de esas que desgasté en mi radio cassette en mi época preadolescente. Ni siquiera tenía caratula, ni los títulos de las canciones, pero fue una de mis cintas favoritas durante esa época. Siempre me chocó el sonido tan especial del disco. Una “reverb” exagerada en la voz, el sonido de la batería super seco, casi cercano al de una ...

Los Ronaldos - Saca la lengua (1988, EMI)

      ¿Qué mejor excusa para escribir la entrada de hoy que Coque Malla da esta noche un concierto en el Wizink Center de Madrid celebrando el 40 aniversario de su carrera musical en el que sus ex compañeros de Los Ronaldos le acompañarán en el repertorio que rememore de aquella época? Pues es una fantástica excusa, pero yo tengo otra casi mejor para hablar de este disco: y es que el rock nos gusta y nos divierte. Nada mejor para escuchar rock and roll, yeah. Cuando empecé a escuchar música estaba influenciado por mi hermano mayor, que era un fanático del heavy metal anglófono y mi hermano Carlos, mucho más popero pero también con la mayoría de discos en inglés. Y por ello, yo no escuchaba música en español. Me sacaban 9 y 7 años por lo que iban mucho más avanzados y les seguía. Un ejemplo, en mis adoradas VHS’s con videoclips, apenas hay temas en español: directamente no se grababa si lo entendíamos. El caso es que todo empezó a cambiar allí por finales del 88 y ...