Ir al contenido principal

HEIR APPARENT: “One Small Voice” (1989)




Sigo suscrito a una famosa publicación especializada en Hard Rock y Heavy Metal.
Hay todavía una especial sensación que se produce cada primero de mes cuando compruebo que el sobre ha llegado y asoma por el buzón. Será con el café de la tarde y música seleccionada cuando vaya ojeando página por página, pero lo primero que hago conforme entro por la puerta de casa es irme directo a las críticas y a lo que ellos denominan “Disco del Mes”.
Y es que va a hacer la friolera de 30 años que compro esta revista. Es la única que me ha ofrecido habitualmente garantías con esa veintena de críticas, bastante someras y directas, y que suelen dar con la clave del disco con un par de expresiones.





Una mezcla entre Queensrÿche y Rising Force” fueron las palabras escritas y “Crossing the border” la única canción que escuché en el programa de radio del mítico Carlos Pina (Panzer), para lanzarme a por este vinilo.
One Small Voice” es con seguridad uno de los discos más peculiares de mi discografía, así como la breve historia de esta banda de Metal Técnico americano.
Publicado por Metal Blade en los USA, Roadrunner en Europa y distribuido en España por DonostiRock, la edición que nos llegó era bastante espartana, sin letras ni artificios aunque lo compensaba con una espectacular portada muy elocuente que sigue poniendo los pelos de punta hoy en día.

Este fue el segundo y último disco de Heir Apparent que tuvieron la mala suerte de nacer en Seattle y publicar justo antes del ascenso brutal del Grunge y en el que por cierto no hay nada de Rising Force (un día malo para el crítico) y sí grandes influencias de Rÿche y Fates Warning.
 
No dispusieron de la producción inmaculada propia de sus coetáneos en este estilo musical y curiosamente el guitarrista Terry Gorle aparece en los créditos como artista invitado a pesar de ser un antiguo miembro del grupo. Pero con un excelente cantante, Steve Benito, un buen puñado de canciones oscuras y ciertamente emotivas, “Just imagine”, “Alone again”, “Decorated” y una peculiar versión metálica del “The sound of silence” de Simon & Garfunkel, que, según mi humilde opinión, supera con creces la última y exitosa versión realizada por Disturbed, convirtieron a “One Small Voice” en un disco de culto.

Os dejo que creo que ha llegado el cartero.


Comentarios

  1. Una de las cosas que más me gusta de participar en este blog es descubrir música nueva-vieja, grupos que pasaron desapercibidos para mí en otras décadas y que tengo la oportunidad de conocer por aquí. Ni idea de esta gente. Ahora mismo me pongo al día. Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. La verdad es que hay tanto por escuchar y tan poco tiempo, que no damos abasto. Yo aún tengo que agradecerte el descubrimiento de los inclasificables BARONESS. Un saludo a todos!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Power Trip - Nightmare Logic (2017)

  El disco de esta semana es uno de mis favoritos de los últimos años. No es un género que actualmente escuche demasiado pero sí que me gusta reescuchar los mejores trabajos que se han sacado en el mismo. Es por ello por lo que desde hace tiempo estaba pendiente de incorporar a mi colección. Power Trip no se anda con rodeos. Nightmare Logic es una descarga de thrash moderno con actitud hardcore, que toma las raíces del género y las machaca con rabia y contundencia. Ocho temas, poco más de media hora, y ni un momento de tregua.                                                   La fórmula es simple, pero funciona como un mazo: riffs afilados, ritmos implacables y una producción que potencia el golpe sin necesidad de embellecerlo. "Executioner's Tax (Swing of the Axe)" se ha convertido en un himno por méritos propios: groove pegajoso, mensaje directo y una ej...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Magnum - The eleventh hour (Jet Records, 1983)

Todas las bandas alcanzan en algún momento un “punto final”: si sobreviven a esa crisis el futuro del grupo está asegurado; de lo contrario, ¡adiós, amigos! En el caso de Magnum , este es el álbum que cambió la historia de la banda, el que pudo haber sido el final y se convirtió en la puerta al futuro.   Porque, cuando los muchachos estuvieron listos para grabar el que sería su cuarto disco de estudio, se encontraron con un “pequeño” contratiempo: la compañía (Jet Records) se negó a poner dinero para un productor o un estudio decente. Y, eso, teniendo en cuenta que su anterior Chase the dragon había alcanzado un decente puesto 17 en las listas de ventas británicas. Tony Clarkin se vio en la obligación de encargarse de la parte técnica por primera vez (en el futuro lo haría numerosas veces) y en unos estudios que, según sus palabras, “tenían un nivel tecnológico de 1930”. Bob Catley hizo de ayudante de producción y Dave Garland de ingeniero. "¡Vamos a hacer una tortilla de pat...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.