Ir al contenido principal

Jared James Nichols "Old Glory & The Wild Revival" (2015)


J.J.Nichols empieza a no necesitar presentación pero, por si alguien no lo sabe, se trata de un joven guitarrista de power blues de Wisconsin de tan sólo 27 años que esta dando mucho de que hablar. Su paso por la ciudad de Barcelona (y supongo que por el resto de ciudades de su extensa gira española) fue un torbellino. Cierto que no consiguió llenar apenas 100 personas en la Sala Rocksound de Barcelona pero él tocó como si estuviese frente a una gran audiencia.

Sostiene una guitarra desde los catorce años y ha teloneado a lo más grandes: B.B.KingLynyrd SkynyrdGlenn Hughes… El productor Eddie Kramer (HendrixLed Zeppelin) le ha producido el disco e incluso ha colaborado en la composición de algunos de los temas. Jonathan Mover, un músico cuyo currículum de colaboraciones necesitaría de todo un blog entero, toca en un par de temas a la batería. Nada de todo esto es casualidad y es que Nichols demuestra en este debut que va sobrado de técnica guitarrera, feeling, talento y buena voz.


El disco es, mayoritariamente, una colección de temas muy hard rockeros con una sólida base blues. Buenas composiciones de melodías pegadizas y solos con mucho feeling (Sometimes sería un buen ejemplo). En algunos casos me recuerda irremediablemente a aquellos maravillosos Badlans de Ray Gillen y Jake E.Lee como por ejemplo en Take My Hand. También encuentro reminiscencias a los ZZTop más setenteros en Haywire. Un album repleto de potenciales singles como Let You GoCrazyCan Yo Feel It?, la funky Now Or Never (en el que tanto luce la guitarra como la voz), Get Down o All Your Pain (digna de hacer corear a las grandes masas) que en otras épocas estarían copando todos los charts.

Playin' For Keeps es un tema idóneo para abrir el disco. De cadencia densa, con una guitarra que se abre paso aullando entre la pesada batería y el contundente bajo cuyo sonido recuerdo al Hendrix más salvaje. La canción va in crescendo hasta desembocar en un intenso sólo en el que Nichols deja bien patente porque se ha abierto camino entre los aficionados al género. Este tema es uno de los momentos cumbres de sus directos.

Evidentemente no podía faltar una versión clásica bluesera y, qué mejor que el Come On In My Kitchen del maestro Robert Johnson para cerrar el disco magistralmente. La guitarra de J.J.Nichols te transporta aquí hasta el cruce de caminos, donde de bien seguro este joven también ha vendido su alma al diablo.
El disco está grabado en directo intentando captar así la intensidad de esta banda aunque, a decir verdad, los temas ganan mucho más tocados a escasos centímetros en una pequeña sala.
La edición que adquirí tras el concierto es en vinilo azul, muy cuidada, incluyendo las letras de las canciones, créditos completos y una buena maquetación. Para acabar de adornarlo un radiante J.J.Nichols me lo firmó tras la actuación. Espero que continue firmando tan buenos discos y directos tan enérgicos. De continuar así esta joven promesa puede llegar muy lejos. Talento no le falta.

Comentarios

  1. No lo conocía. Tomo nota de la recomendación. Bonito vinilo, por cierto.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Power Trip - Nightmare Logic (2017)

  El disco de esta semana es uno de mis favoritos de los últimos años. No es un género que actualmente escuche demasiado pero sí que me gusta reescuchar los mejores trabajos que se han sacado en el mismo. Es por ello por lo que desde hace tiempo estaba pendiente de incorporar a mi colección. Power Trip no se anda con rodeos. Nightmare Logic es una descarga de thrash moderno con actitud hardcore, que toma las raíces del género y las machaca con rabia y contundencia. Ocho temas, poco más de media hora, y ni un momento de tregua.                                                   La fórmula es simple, pero funciona como un mazo: riffs afilados, ritmos implacables y una producción que potencia el golpe sin necesidad de embellecerlo. "Executioner's Tax (Swing of the Axe)" se ha convertido en un himno por méritos propios: groove pegajoso, mensaje directo y una ej...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Magnum - The eleventh hour (Jet Records, 1983)

Todas las bandas alcanzan en algún momento un “punto final”: si sobreviven a esa crisis el futuro del grupo está asegurado; de lo contrario, ¡adiós, amigos! En el caso de Magnum , este es el álbum que cambió la historia de la banda, el que pudo haber sido el final y se convirtió en la puerta al futuro.   Porque, cuando los muchachos estuvieron listos para grabar el que sería su cuarto disco de estudio, se encontraron con un “pequeño” contratiempo: la compañía (Jet Records) se negó a poner dinero para un productor o un estudio decente. Y, eso, teniendo en cuenta que su anterior Chase the dragon había alcanzado un decente puesto 17 en las listas de ventas británicas. Tony Clarkin se vio en la obligación de encargarse de la parte técnica por primera vez (en el futuro lo haría numerosas veces) y en unos estudios que, según sus palabras, “tenían un nivel tecnológico de 1930”. Bob Catley hizo de ayudante de producción y Dave Garland de ingeniero. "¡Vamos a hacer una tortilla de pat...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.