Ir al contenido principal

Annihilator "Set The World On Fire" (1993) Roadrunner Records


Una de las bandas más representativas del Thrash Metal de los '80s, '90s y de la actualidad son sin duda los canadienses de ANNIHILATOR, una verdadera máquina de rifs y metralla sónica en cada uno de sus discos emblemáticos. Sin duda que te harán perecer más de un centenar de neuronas con sus potentes composiciones llenas de brutales y adictivos cambios de ritmo en todo momento, es un privilegio haber encontrado en oferta éste tremendo trabajo en formato vinilo en la edición de la label Roadrunner Records que salió publicado un 24 de agosto del año 1993. 

Es el tercer trabajo de la banda canadiense y se veía muy difícil que pudiera superar sus dos primeros trabajos publicados "Alice In Hell"(1989) y "Never, Neverland"(1990), con tan grandiosos y emblemáticos estándares no cabe duda que las cosas se le pusieron difíciles al líder de la agrupación nos referimos al gran Jeff Waters quien ya no era un jovenzuelo sino un joven maduro que tenía la obligación de llevar a buenos alcances una nueva publicación, así la banda tardo 3 años en publicar un nuevo trabajo. Un verdadero lujo escuchar "Set The World On Fire" con todas la ideas que traían Waters y compañía. 


La portada del disco "Set the World On Fire" nos ilustra con una fotografia de la joven Alice, bastante más crecidita (y fotografiada en vivo) que en los tiempos del "Never Neverland". Parece que Annihilator ya habían pasado de las ilustraciones extravagantes y se conformaban con una fotografía al uso, eso si, con cierto carisma. Son tiempos de cambio, y de sobriedad en el metal. En 1993 ya no se llevaban tanto las carátulas con calaveras, fuego, tanques y ciudades devastadas. La sobriedad y estilo del sonido "Grunge", empezaba a hacer mella en la estética de nuestro amado Metal. Pero faltaba escuchar que clase de disco nos regalaban los maestros Annihilator en ésta ocasión. 


Algunos cambios se iban a efectuar de cara al nuevo lanzamiento, y como siempre, algo que empezaría a ser habitual en la formación, el vocalista Coburn Pharr fue sustituido por Aaron Randall, quien andaba más cercano a las tesituras Hard Rock, pero que tenía una poderosa de voz que lo hacían ideal para encarar composiciones de mayor peso y pegada. Mike Mangini se hizo cargo en la labor de la batería (sustituyendo a Ray Hartmann) y Neil Goldberg se metió a tocar las seis cuerdas de acompañamiento, en detrimento del célebre Dave Scott Davies (quien volvería al grupo con el tiempo) y por supuesto Jeff Waters en la guitarra principal así como encargado de las composiciones. Los nuevos Annihilator estaban listos para encarar su tercer disco, después de haberse curtido, y de sobras en el campo de batalla (tours bestiales, y con criticas más que favorables, junto a bandas del nivel de Judas Priest, Pantera, Megadeth, Testament, Overkill o Destruction, les dieron un soporte inigualable). Era el momento de la verdad.
El set list del disco incluye en el lado A: "Set The World on Fire", "No Zone", "Bats In The Belfry",
"Snake In The Grass" y finaliza con "Phoenix Rising"; en tanto en el lado B del álbum tenemos las piezas: "Knight Jumps Queen", "Sounds Good To Me", "The Edge", "Don't Bother Me" y termina con "Brain Dance".


Desde el inicio del disco editado por la otrora poderosa label Roadrunner Records la pieza homónima del álbum nos pone en sintonía con el estilo 100% de la banda Annihilator, "Set The World On Fire" nos engancha con sus poderosos y adictivos rasgueos de Thrash Metal  un buen video nos pone las pilas de la supervivencia del metal ante la fuerte tendencia del rock alternativo, la pieza que le sigue "No Zone" nos sorprende con la velocidad de su composición lo que nos confirma que la banda regresaba con nuevas ídeas y ansías de comerse al mundo comercial de la música; "Bats In The Belfry" y "Snake In The Grass" son piezas a medio tiempo del thrash metal con partes acústicas y melódicas como nos tenía acostumbrado el grupo desde su primer full-lenght "Alice In Hell", muy buena composición de cada una de ellas. Finaliza el primer lado del disco con una veloz, devastadora así como adictiva balada al mismo tiempo titulada "Phoenix Rising" de lo mejor de la banda y un track infaltable en las descargas en directo de los canadienses.


La segunda parte inicia excelente con la canción "Knight Jumps Queen" la cual nace gracias a la ayuda de un cabalgante bajo, al que pronto se le suma toda la banda, para ir acelerando la premisa, irla llenando de Groovie, Jazz, reminiscencias a thrash metal ochentero, por ejemplo mucho coro a lo Exodus y una batería perfecta en ejecución y en solidez. La verdad, Annihilator vuelven a sonar con personalidad. Continúa con "Sounds Good to Me" (con un aura total a la banda Dire Straits), "The Edge" y "Don't Bother Me" (con una cabalgada potente con tintes Rockabilly) nos deja, de nuevo, atónitos, pues parece que el espíritu del rock and roll se ha ido a vivir a las composiciones de la formación thrasmetalera canadiense. Desde luego, el que compre el disco esperando trallazos thrashmetaleros 100%  va a poner el grito en el cielo, y con razón. Pero desde luego que la banda buscaba nuevos horizontes ante la incesante presión de la industria musical que veía con buenos ojos otras tendencias y a las bandas de Thrash Metal ya no parecían hacerles mucho caso. "Brain Dance", que cierra el disco, y se abre con una intro de lo más loca, parece que levanta el poderoso sonido del thrash metal de los años ´90s.


"Set The World On Fire" video oficial


"No Zone"


"Phoenix Rising"


"Knight Jump Queen"

Un disco que marcó la sobrevivencia de la banda canadiense en el nuevo milenio que llegaría pronto junto al thrash metal en detrimento del rock alternativo. Épicos los Annihilator.

Comentarios

  1. Me lo compré en cedé. Muy buenos temas y mítico Phoenix Rising. Estoy de acuerdo en que quizás no es 100% thrash, pero ya les gustaría a muchos tener esa energía.

    ResponderEliminar
  2. Este fue el primer contacto con Annihilator. No es su disco más representativo pero es un buen disco...por cierto que hoy es el aniversario de Jeff Waters (49 añitos).

    ResponderEliminar
  3. Así es amigos, no es el más representativo de los canadienses pero es de los emblemáticos debido a la época (1993) cuando estaba en su apogeo el Rock Alternativo. Happy Metal Birthday para Jeff Waters amigos. Buen fin. Yo intercambie unos vinilos que quería escuchar para éste fin de semana. Ya les hablaré de ellos aquí.

    ResponderEliminar
  4. No lo tenían nada fácil después de los dos primeros discos, pero Waters supo reinventarse y le salió de puta madre! Gran disco

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Power Trip - Nightmare Logic (2017)

  El disco de esta semana es uno de mis favoritos de los últimos años. No es un género que actualmente escuche demasiado pero sí que me gusta reescuchar los mejores trabajos que se han sacado en el mismo. Es por ello por lo que desde hace tiempo estaba pendiente de incorporar a mi colección. Power Trip no se anda con rodeos. Nightmare Logic es una descarga de thrash moderno con actitud hardcore, que toma las raíces del género y las machaca con rabia y contundencia. Ocho temas, poco más de media hora, y ni un momento de tregua.                                                   La fórmula es simple, pero funciona como un mazo: riffs afilados, ritmos implacables y una producción que potencia el golpe sin necesidad de embellecerlo. "Executioner's Tax (Swing of the Axe)" se ha convertido en un himno por méritos propios: groove pegajoso, mensaje directo y una ej...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Magnum - The eleventh hour (Jet Records, 1983)

Todas las bandas alcanzan en algún momento un “punto final”: si sobreviven a esa crisis el futuro del grupo está asegurado; de lo contrario, ¡adiós, amigos! En el caso de Magnum , este es el álbum que cambió la historia de la banda, el que pudo haber sido el final y se convirtió en la puerta al futuro.   Porque, cuando los muchachos estuvieron listos para grabar el que sería su cuarto disco de estudio, se encontraron con un “pequeño” contratiempo: la compañía (Jet Records) se negó a poner dinero para un productor o un estudio decente. Y, eso, teniendo en cuenta que su anterior Chase the dragon había alcanzado un decente puesto 17 en las listas de ventas británicas. Tony Clarkin se vio en la obligación de encargarse de la parte técnica por primera vez (en el futuro lo haría numerosas veces) y en unos estudios que, según sus palabras, “tenían un nivel tecnológico de 1930”. Bob Catley hizo de ayudante de producción y Dave Garland de ingeniero. "¡Vamos a hacer una tortilla de pat...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.