Ir al contenido principal

Bonham – The disregard of timekeeping (1989)


Amigos del vinilo, hoy os quiero hablar de The disregard of timekeeping, el álbum de debut de la banda comandada por el batería Jason Bonham –os suena el nombre, ¿verdad?- que Epic lanzó en 1989 con producción del mítico Bob Ezrin. Y es que el tal Jason, a quien Jimmy Page se llevó como telonero de The Firm cuando el chaval tocaba en Virginia Wolf -¿alguien los recuerda?-, que había tocado con Led Zeppelin en algunos conciertos tras la muerte de su padre y que se dedicaba a pasearse por los escenarios manteniendo vivo el legado paterno –incluso en el aspecto alcohólico- tenía la necesidad de tocar en una banda estable. Así que, gracias a los contactos de sus poderosos padrinos, Bonham –el grupo- se hizo realidad y editó en la recta final de los gloriosos 80 el notable The disregard of timekeeping, una mezcla de hard rock Zeppelin style y bonitas melodías y coros a lo Winger


Hay que decir que a Kingdom Come les vapulearon de lo lindo por mucho, pero que mucho, menos. Claro que Lenny Wolf, al contrario que el joven Jason –en ese momento contaba con veintitrés años-, no llevaba en su sangre los genes de John Bonzo Bonham. Esa fue la razón por la que al británico se le perdonó la jugada, pasando los unos a ser burdas copias –lo que tampoco era cierto- y el otro a homenajear el sonido de los Zepps. Y ya está, porque en realidad no hay mucho más que contar de este álbum –en mi opinión es bastante recomendable, sobre todo por la producción, claro- que tuvo cierto éxito gracias a los singles escogidos para su rotación en emisoras norteamericanas pero que no encontró continuidad en la segunda obra de la banda, forzando a Jason a convertirse en una especie de impersonator de su propio padre en reuniones de Led Zeppelin y a participar en proyectos varios como batería de gira para otros grupos, shows de televisión e incluso en el cine, siendo uno de los integrantes de Steel Dragon, el grupo protagonista de la recomendable Rock Star de 2001. 


Bonham eran el mencionado Jason a la batería y percusión y los solventes John Smithson al bajo, teclados y violín, Ian Hatton a la guitarra y el malogrado Daniel MacMaster –fallecido en 2008- a las robertplantianas voces y coros. En el estudio, el grupo fue asistido por instrumentistas como Bill Millay en la programación de teclados o Trevor Rabin –de Yes-, bajo la batuta del gran Bob Ezrin, y juntos crearon un disco compuesto por los siguientes temas: 

A 
The disregard of timekeeping 
Wait for you 
Bringing me down 
Guilty 
Holding on forever 
Dreams 

B 
Don’t walk away 
Playing to win 
Cross me and see 
Just another day 
Room for us all 

Os acompaño el álbum enterito, un vinilo que creo muy interesante y os recomiendo que, si no lo habéis oído nunca, lo escuchéis ahora. Prestad especial atención a temas como Wait for you, Guilty, Holding on forever, Dreams, Playing to win y Room for us all


Amigos, con este artículo me despido hasta septiembre, momento en el que supongo que la mayoría de los colaboradores habremos vuelto a nuestros quehaceres habituales, entre los que se cuenta escribir aquí. Y es que, cuando de las seis últimas entradas el 50% son de uno, este interesante blog a varios pares de manos pasa a ser casi el propio. Y ese ya lo tengo. Así que, en aras de la participación plural, enmudezco temporalmente. 

Feliz viernes! 

@KingPiltrafilla

Comentarios

  1. A Bonham le escuché en u momento pero no le hice mucho caso. Le daré una vuelta.
    Una pena que no participe en el blog, es el que menos falla, desde luego.

    ResponderEliminar
  2. Buena recomendación (como siempre) de un grupo que nunca había escuchado. Por otro lado, menudo tirón de orejas nos ha dado, jajaja. La verdad es que últimamente el único que no falla es usted. Se le echará de menos.

    Saludos

    ResponderEliminar
  3. No, por favor, nada de tirón de orejas ¿quién soy yo para eso? Lo que pasa es que en vacaciones todos tenemos menos ganas de meternos en rutinas. Esto es un divertimento, no una obligación, pero es más divertido cuando entramos los viernes y vemos varios álbumes recomendados, leemos los artículos, ecuchamos los temas propuestos por los amigos... y ahora solo se nos ve el pelo por aquí a dos o tres. Así que mejor esperar un par o tres semanitas y volver todos con más fuerza ¿no?. Un abrazo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Power Trip - Nightmare Logic (2017)

  El disco de esta semana es uno de mis favoritos de los últimos años. No es un género que actualmente escuche demasiado pero sí que me gusta reescuchar los mejores trabajos que se han sacado en el mismo. Es por ello por lo que desde hace tiempo estaba pendiente de incorporar a mi colección. Power Trip no se anda con rodeos. Nightmare Logic es una descarga de thrash moderno con actitud hardcore, que toma las raíces del género y las machaca con rabia y contundencia. Ocho temas, poco más de media hora, y ni un momento de tregua.                                                   La fórmula es simple, pero funciona como un mazo: riffs afilados, ritmos implacables y una producción que potencia el golpe sin necesidad de embellecerlo. "Executioner's Tax (Swing of the Axe)" se ha convertido en un himno por méritos propios: groove pegajoso, mensaje directo y una ej...

Georgia Satellites - Georgia Satellites (Elektra, 1986)

  Este podría ser uno de los mejores discos debut de los ochenta si fuera de verdad un disco primerizo. Según como se mire, porque la historia que llevó al parto de esta joya que hoy nos ocupa tiene mucha miga. Remontémonos al inicio de 1983 cuando unos muchachos de Georgia consiguen grabar una maqueta de seis canciones en unos pequeños estudios de Atlanta con Jeff Glixman a los mandos. ¿Y por qué un productor tan afamado se fijó en estos desconocidos? Jeff era un tipo de Atlanta que gustaba de tomar cervezas en los garitos de la zona, allá donde hubiera actuaciones, y coincidió varias veces con “The Satellites” (que así se llamaban por entonces). Congeniaron y les hizo de celestina para aquella primera maqueta. Cuando las fechas para grabar un disco “de verdad” estaban a punto de llegar el verano siguiente, los muchachos partieron peras: adiós banda, adiós oportunidad.  Ya sabemos en este blog que la suerte aparece en el camino de muchos de nuestros músicos favoritos. Y en es...

Magnum - The eleventh hour (Jet Records, 1983)

Todas las bandas alcanzan en algún momento un “punto final”: si sobreviven a esa crisis el futuro del grupo está asegurado; de lo contrario, ¡adiós, amigos! En el caso de Magnum , este es el álbum que cambió la historia de la banda, el que pudo haber sido el final y se convirtió en la puerta al futuro.   Porque, cuando los muchachos estuvieron listos para grabar el que sería su cuarto disco de estudio, se encontraron con un “pequeño” contratiempo: la compañía (Jet Records) se negó a poner dinero para un productor o un estudio decente. Y, eso, teniendo en cuenta que su anterior Chase the dragon había alcanzado un decente puesto 17 en las listas de ventas británicas. Tony Clarkin se vio en la obligación de encargarse de la parte técnica por primera vez (en el futuro lo haría numerosas veces) y en unos estudios que, según sus palabras, “tenían un nivel tecnológico de 1930”. Bob Catley hizo de ayudante de producción y Dave Garland de ingeniero. "¡Vamos a hacer una tortilla de pat...

Grand Prix - Samurai (Chrysalis, 1983)

Si quieres cardarte las melenas, ajustarte los pantalones y trasladarte a un garito británico de principios de los ochenta, súbete a este Samurai, no solo por las canciones con un toque de pomposo AOR con guitarras heavies, también por la producción y la mezcla: esas baterías, esos coros, esos tecladitos. Y ten en cuenta que la masterización reciente (la que escuchas en redes y plataformas), ha limpiado un poco el efecto final. Love it or leave it, no hay otra. Y aquí, lo amamos. En Grand Prix se reunieron talentosos músicos jóvenes. En su primera versión, allá por 1980, contaban con Bernie Shaw a las voces, Michael O’Donoghue a las guitarras, Ralph Hood al bajo, Andy Beirne a las baterías y Phil Lanzon a los teclados. Todos se encargaban de cantar y hacer coros. Tras la edición de su primer largo, llamado como la propia banda, Shaw dejó el grupo y fue sustituido por Robin McAuley, quien grabaría los dos siguientes: There for none to lose (82) y este que hoy os traigo. La banda se sepa...

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.