Hoy tenía preparada otra entrada
correspondiente a esos discos que me marcaron al inicio de este siglo XXI. Pero
con las pérdidas en el mundo del rock patrio que hemos tenido esta semana, todo
ha volado por los aires. Ya sabéis que, si puedo y tengo disco, ante el
fallecimiento de algún reconocido artista, hago un pequeño homenaje en nuestro
blog (Richard Davies, Tina Turner, Olivia Newton-John, Quincy Jones, RobertaFlack). Esta semana, a falta de uno, dos maravillosos músicos han marchado
hacia la inmortalidad. Sólo tengo vinilo del grupo de uno de ellos, que no
tenía pensado traer por aquí porque ya han aparecido varios trabajos suyos.
Pero mira, también podría entrar en discos del dos mil y pico que me han
golpeado de una u otra manera. Jorge, siento no tener un plástico tuyo
del que hablar, así que hablaré de La Ley Innata de los Extremoduro
de Robe Iniesta. Pero el homenaje va también por ti, claro que
sí. En común tenéis que os vi a los dos en sendos directos con mi amigo José
Ángel. Este domingo pasado disfrutamos juntos en La Riviera de Javier “La
Frontera” Andreu y Johnny “Burning” Cifuentes: por favor, chicos,
cuidados mucho mucho.
Al igual que mi colega José Ángel
dice de mi que soy del Madrid pero que no soy madridista, puedo decir que no
soy un verdadero seguidor de Extremoduro: me gustaban canciones sueltas
y sólo empecé a hacer caso a discos completos con este Ley Innata y con Material
Defectuoso. Y ya luego, con Robe en solitario. Por tanto, los
puristas podrán decirme que no soy un fan de Extremo. Y tienen razón.
Pero he disfrutado y disfrutaré con su música y la de su líder, muchas veces,
en muchos garitos y en muchos viajes en coche.
Y en esos viajes, la canción que
más ha sonado de este disco, sin lugar a duda es con la que se abre la cara A,
“Dulce introducción al caos”, que luce a modo de una obertura, con ese
aire sinfónico o, mejor dicho, clásico, con ese arpegio guitarrero. A veces me
parece que estoy escuchando la típica versión de la quinta sinfonía de Beethoven
tocada a la guitarra eléctrica, salvando las distancias. Es que no se me ocurre
otra forma de explicar la sensación del rasgueo límpido de cuerdas del Iñaki.
Quizás algo tiene que ver que el solo de guitarra es la melodía principal del
conocido coral del barroco Jesus bleibet meine Freude del compositor
alemán Johann Sebastian Bach. De todas formas, no es por
casualidad: desde el título de las canciones y estructura del disco, Robe
y los suyos nos quieren hacer pensar en una obra de música clásica. Como
anécdota, cuando mucho más adelante ha sonado algún disco de Robe en
solitario, al principio mi chica me decía que le sonaba a este tema. Y no iba
muy desencaminada, creo yo porque la etapa en solitario de Robe no es más que
una extensión de este disco. Volvemos al tema que, al final, se endurece con
una sección rítmica más pesada y un solo de guitarra bastante menos delicado.
¿De qué habla la letra? ¿De rutina? ¿De caos? ¿De ruptura? Ahí que cada cual
escoja. “Primer movimiento: El sueño” tiene pasajes que me trasladan a
melodías de Pink Floyd, pero unos Pink Floyd con
más mala leche, aunque al final nos mete oboe, flautas…aunque quizás eso
pertenezca al “Segundo movimiento: lo de fuera” pero la tensión e
intensidad posterior me deja con la incógnita de pertenencia a una u otra. Uoho
ataca en este caso con más distorsión sus partes de guitarra, sobre todo al
final. A estas alturas ya tenemos que habernos dado cuenta que estamos ante lo
que antes llamábamos disco conceptual, una ópera rock o similar: en realidad
tenemos una sola canción dividida en partes, esos “movimientos”. Unos lo
entenderán como una historia de amor/desamor. Otros pueden pensar que habla de
la inspiración/no inspiración del artista…Es lo bueno de la música, que quede
abierto a lo que cada uno necesite. La cara B comienza, quizás, con la canción
más Extremoduro del disco, “Tercer movimiento: lo de dentro”, con un
aire muy metalero, más directo, más furibundo, más desesperado. Luego parece
que entramos en la luz y esperanza del “Cuarto movimiento: la realidad”,
con unas guitarras más amables y limpias y una voz más templada y un solo final
más luminoso y alegre. Y para terminar, parece que “Coda flamenca: otra
realidad” se desmarca de los 5 cortes anteriores. Personalmente siempre me
cuesta conectar con el rock aflamencado: debo ser de los pocos que no disfrutan
de un disco completo de los modernos Motoreta… de los menos modernos Medina
Azahara o de los intocables Triana, por no mencionar el Omega
de los Lagartija Nick. Que eso no quiera decir que tengan
canciones que me flipen, ojo. Pero bueno, resulta que un poco pasado el ecuador
de esta “Coda”, se retoma el guitarreo Extremoduro y nos
reenganchamos al inicio del disco, metiendo letras de “Dulce introducción
del caos” y la misma melodía, aunque más cañera. Cerramos el círculo,
aunque justo al final Robe se marca un dueto flamenquil con su perro muy
irreverente para los amantes del cante jondo. Mi perra Lula también era capaz
de entonar así cuando la provocaba.
Cuando salió este trabajo, me
flipó bastante. Hasta que en el 2011 publicaron Material defectuoso,
que conectó mucho más conmigo, con las típicas estructuras de canciones
independientes. Y abandoné casi por completo este LP, excepto esa “Dulce
introducción al caos”. Pero hace un par de años o así, tras ver a Robe
presentar en vivo su Mayéutica, volví a esta peculiar opera rock, la
aprecié con nuevos/viejos oídos, y terminé comprando una edición en vinilo en
una tienda en la que suelo pillar viejos discos a precios de derribo cuando
hacen una especie de feria: como me sentía mal de llevarme 10 Lps por 20 euros,
pues me llevé este por otros 20 euros. En fin, blandos que somos los melómanos.
Pero, a pesar de todo, debo reconocer que me cuesta conectar con el disco
entero, tengo que buscar un momento de asueto total, relajado y receptivo
porque demanda toda mi atención.
Vale, ahora vamos a los datos más
técnicos. En este disco, Extremoduro eran, además de Robe Iniesta
en voces y guitarras, Iñaki Uoho Antón, liberado del todo
de sus Platero y Tú, en la guitarra principal, piano y
órgano, Miguel Colino al bajo y Jose Ignacio Cantera
a la batería. Muchos otros músicos colaboran, entre los que destacan el
violinista Ara Malakian y el percusionista Gino Pavone.
También me gustaría señalar que los coros de “Dulce introducción al caos”
son de la cantante Gastelo y también aparece la voz de Sara Iñiguez
(de Rubia) a los coros en todo el disco. La producción, grabación y
mezcla corrieron a cargo de Iñaki Uoho Antón, en el
estudio, La casa de Iñaqui. Todas las letras son de Robe y la música de Robe
e Iñaki. La portada reproduce una cita atribuida a Cicerón sobre el
dibujo del hombre de Vitruvio de Leonardo: “Existe, de hecho, jueces, una
ley no escrita, sino innata, la cual no hemos aprendido, heredado ni leído,
sino que de la misma naturaleza la hemos tomado, exprimido, apurado; es una ley
para la que no hemos sido educados, sino hechos, y en la que no hemos sido
instruidos, sino empapados.”
El disco se publicó el 8 de
septiembre de 2008 y fue el primer número uno del grupo extremeño, por encima
de Metallica en la lista de ventas. Y fue su noveno álbum. Por cierto, mi
edición es del año 2024. En el año 2008 salió a la venta una caja especial para
coleccionistas con el vinilo, el cd y una camiseta, no se vendía por separado.
Hubo otra reedición en el 2014.
Quizás me ha quedado un entrada un poco coja para hablar de uno de los discos mejor valorados de nuestro rock o de uno de los artistas modernos más importantes. Pero bueno, lo importante es la intención.
Jorge, Robe, no la liéis demasiado allí donde estéis...Bueno, que cojones, liadla, hostia. Y los demás, a ser medianamete felices, joder.


Bravo, siempre atento a honrar la memoria de los músicos ilustres que desaparecen. Vaya mierda de semana. Lo de Jorge Martínez me ha afectado mas de lo que pensaba. Uno de mis artistas favoritos de siempre. Todavía lo estoy asimilando. Sé que muchos por aquí entendéis como me siento. Y tenia ya en la lista de mis próximos discos uno de Ilegales, pero no he tenido fuerzas para hacerlo hoy. Os prometo que en cuanto pueda lo haré, como estaba previsto. Pero tiene que pasar algún tiempo todavía. No soy fan de Robe ni de Extremoduro, lo reconozco, pero evidentemente es uno de los músicos de rock mas importantes de las ultimas décadas en España, eso no tiene discusión. Creo que el único disco de ellos que disfruté en su momento (y que me sigue gustando) es "La pedrá". Recuerdo haberlos visto en directo en aquella gira. Sin embargo, si he escuchado mucho a Extremoduro y a Robe gracias a mi chica (ella si que es fan, bueno, mas de Extremoduro que de Robe en solitario). De este disco solo he escuchado “Dulce introducción al caos”. El vinilo lo tengo por casa, pero nunca me ha dado por escucharlo entero. Lo haré, lo prometo, pero no este fin de semana. Aun estoy asimilando el golpe. Y no creo en absoluto que la entrada haya quedado coja. Al revés, me ha parecido muy sincera, y eso ya merece mis respetos. Un saludo.
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