Si puedes imaginar una reunión entre Jeff Lynne y Freddie Mercury un sábado a medio día con unos cócteles y un piano delante de ellos, puedes hacerte una idea de lo que vas a escuchar en este The day the earth caught fire. Ah, y se pasó por allí uno de los hermanos Gibb (no recuerdo cual, creo que el bajito) en algún momento para retocar algunas armonías y, tal vez, Jim Steinman metió algunas letras a la hora de la cena. Esta mezcolanza la consiguieron seis tipos, seis: Lol Mason a la voz principal, labor que comparte con Steve Broughton, también guitarrista, Mike Slamer, guitarrista principal, y Roy Ward, baterista a la sazón; “solo” hacen coros Chris Dunn, bajista, y Max Thomas, aporreando todo lo que tenga teclas. Hasta cuatro cantantes principales van intercambiando sus roles y todos los miembros, en mayor o menor medida, participando en las composiciones. Una obra muy coral esta. Aquí tienes a los muchachos.
Formados como una banda de folk rock a principios de los setenta, publicaron su primer single en 1976 seguido de ¡dos! álbumes aquel año (City Boy y Dinner at the Ritz). A los mandos de estas obras se colocó su principal mentor y séptimo miembro: Robert John Lange, productor que poco tiempo después se haría hiperfamoso con el apodo de “Mutt” a los mandos del Back in black de AC/DC, el 4 de Foreigner, el Hysteria de Def Leppard y otras tantas maravillosas obras ochenteras (y en los noventa lo petó también con Shania Twain). Robert debutó en el Reino Unido con estos tipos y resultó una piedra angular en el desarrollo de un sonido barroco basado en complejos arreglos armónicos y vocales y una impresionante base melódica, pero con guitarrazos hard roqueros por doquier: Meat Loaf meets Queen meets ELO.
Siguieron Young men gone west (77) y Book early (78) con los que ganaron cierto reconocimiento en las islas anglosajonas, aunque nunca consiguieron colocar ninguno de sus singles en buenas posiciones. Excelente música, grandes intérpretes, buen sonido. Para una inmensa minoría. En 1979 ficharon por Atlantic y, con algo más de presupuesto, despacharon este The day the earth caught fire que, por fin, les permitió girar por Europa y Estados Unidos. Y aunque los charts se resistían aún, consiguieron una repercusión menor en yanquilandia y en los países escandinavos. Con Heads are rolling (80), ya sin Lange a los mandos, alcanzaron su primer gran éxito ¡en Filipinas! Tuvieron que editar dos singles extras solo para aquel país. Acabaron contrato con It’s personal (81) como cuarteto; el poco éxito junto al hartazgo de los músicos acabó con esta aventura.
Lo curioso es que a algunos de los miembros de City Boy les llegó el reconocimiento del público después. Lol Mason consiguió un top ten en UK con Heartache Avenue (The Maisonettes) y se convirtió en guionista de exitosos seriales radiofónicos (ya sabes, cuando se emitían capítulo tras capítulo en la radio); si hasta ganó un premio nacional por una obra de teatro. Steve Broughton se mudó a Nueva York y se dedicó a componer para otros. Le debemos canciones de la banda sonora de The Goonies (She bop y The Goonies R Good enough) y éxitos de Britney Spears, Cyndi Lauper, Joan Jett, Jefferson Starship o Peter Frampton; acabó de A&R llevando a bandas como Backstreet Boys, Justin Timberlake o NSync. Mike Slamer se dedicó a tocar la guitarra por doquier en los estudios roqueros de los años ochenta (Kix, Fiona, James Christian, Steelhouse); te recomiendo su aventura con Steve Walsh, bajo el nombre de Streets, o sus más recientes Seventh Key o en Kymera.
Vayamos a la música. Técnicamente es casi perfecto, a la altura de los mejores momentos de cualquier otra banda de estilo similar, de cualquiera de sus discos. Y, ojo, buenísimos riffs. En cierto modo, esto es un grupo progresivo acortando la longitud de su propuesta, troceando sus ideas, con un deje popero de fondo. Aunque no del todo un disco conceptual, la mayoría de las canciones nos hablan de los problemas de relación y los desastres sociales futuros (o lo que podía ocurrirle al mundo de seguir portándose del modo que entonces se portaba). Grabado sin prisa y sin pausa en los por entonces famosos Compass Point Studios de Nassau.
Ese comienzo con The Day The Earth Caught Fire da muestras de lo que la banda va a dar de sí. Es una maravillosa canción de espíritu roquero que se desarrolla a modo de melodrama mercuriano, de excelente y pomposo estribillo. It's Only The End Of The World pega con fuerza en una construcción poli-vocal, muy melodiosa. Aunque, vaya, menuda base, qué buena batería en una canción divertida sobre cómo disfrutar del fin de los tiempos. Bajan los decibelios en Interrupted Melody y se acerca al espíritu Springsteen con ese piano conduciendo el tema, un poco depresivo por momentos, sobre la vida nocturna de mujeres que acaban regular; el solo de Slamer es brutal. La apertura coral de Modern Love Affair avisa de otra fantástica canción a medio camino entre el pomp y la ópera rock, muy británica ella, si me entiendes el concepto, con un rollo cabaret divertido que mantienen en New York Times tras una brutal intro de guitarras que deriva en otro momento compositivo muy elaborado, incluyendo una parte orquestal; otro buen hacer de Ward a la batería. Y ojito al solo de guitarra también.
Arrancan la cara B con el momento más ELO del álbum, Up In The Eighties y ese rollo pop rock tan pegajoso adornado por uno de los solos más heavies que vas a escuchar. Me encanta esta mezcla. Machines tiene los riffs más crujientes y rugosos del disco, con la voz de Ward en plan divo metalero (casi), parecería que se hubieran puesto hasta arriba antes de tocar esta pieza en el estudio. Cierra Ambition, una pequeña ópera rock de trece minutos dividida en cinco partes a modo de epitafio humano que repasa todas las caras de esta obra, desde los momentos más melódicos, a los riffs más crudos, con un sintetizador y hasta un clavinet, y con tres cantantes intercambiando roles. Prog pop metal.
La copia que comparto es original de 1979, prensada en West Germany (aus dem Hause Phonogram). Portada de Don Brautigam, un tipo habitual por nuestro blog, ya que ilustró Master of puppets (Metallica), Among the living (Anthrax) o Frehley’s comet (Ace Frehley). Las fotografías tan de época en blanco y negro las tiró Jim Houghton, tampoco un don nadie; fotografió a Cheap Trick, Billy Joel (The Stranger), Ted Nudgent (Free-for-all), AC/DC (Highway to hell) o Rainbow (Straight between the eyes) entre otros muchos. Todo bajo la dirección artística de Bob Defrin.
Disfrutad del fin de semana con buena música y mejor compañía.



Mutt Lange, claro.... Qué sorpresa de disco, me ha gustado mucho su sonido aunque se mueve en esa fina línea entre el hard rock, el guilty pleasure melódico y el pop blandenguer. Mencionas con acierto Queen, ELO, Meat Loaf... y a mi también algunos momentos me han llevado a terrenos de Supertramp, no sé qué opinarás. En resumen, que estaré teniendo un viernes moñas, porque esta semana la propuesta más potente ha sido la que se me ha hecho bola y lo más calmado, progresivo, melódico y popero del día –con sus ramalazos guitarreros, eso sí– es lo que me ha hecho disfrutar. En fin, que como ya he dicho en alguna ocasión, no sólo de thrash o black metal depresivo vive uno. Un abrazo. KING
ResponderEliminarTambién es una buena referencia Supertramp, sí, otra banda de excelentes armonías y cuidadas producciones. Me alegro de que hayas disfrutado de la propuesta de esta semana. Creo que es un discazo, en un género muy de amor-odio, que, a día de hoy, suena de muerte. El bueno de Mutt sabía hacer su trabajo. Un abrazo melodioso 😉😂
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