Cuando una banda de rock alcanza el éxito tiende a repetir la fórmula o a dejarse domar por los sonidos que le imponga la discográfica. En el caso de Roberto Iniesta, el Robe, alma, cerebro, venas y corazón de Extremoduro, el éxito le pilló preparado. "La masa es imbécil. Si sales en la tele puedes hacer un libro, un disco o lo que se te ponga en la punta del nabo. A mí eso no me interesa ni vender más discos ni que me conozca más gente. Como estoy ahora estoy bien, pudiendo organizar una gira y no tener que decir «no puedo dejar de tocar en noviembre porque no tengo un puto gil», así me vale". Y continuó haciendo lo que le dio la gana después del éxito de Agila (1996): editaron el directo Iros todos a tomar por culo (1998) y el controvertido Canciones prohibidas (1999), donde daban rienda suelta a su creatividad, con éxito y críticas reguleras. Y se tomaron un descanso. "Creo que cuando siguen haciendo cosas buenas y nuevas los grupos funcionan, aunque estén dos o...
heeeeeeaaaaartt of thee moooomeeent
ResponderEliminarDiscarro. Imperdonable que no estuviera por aquí.
ResponderEliminarMisión cumplida entonces. Saludos.
EliminarUna superbanda para un gran disco, muy por encima de todos los posteriores. Lo tengo en mi colección, buena descripción.
ResponderEliminarSoberbio en efecto y, sí, muy superior a sus siguientes obras. Saludos.
EliminarGran disco. Yo los descubrí en la Uni, varios años después, por un colega que flipaba con ellos y tenía todos sus discos. Eran su segundo grupo, tras Van Halen.
ResponderEliminarVaya pareja de estrellas, al final acabaron juntándose los sonidos de ambos.
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