Ir al contenido principal

Tradia – Trade winds (1988)


Amantes del soporte vinílico, os presento hoy este primer álbum de un grupo injustamente desconocido por el gran público, si exceptuamos –supongo– a los seguidores y coleccionistas del AOR ochentero. Para muestra, no existe en esa enciclopedia Larousse de nuestros días conocida como wikipedia entrada alguna a su nombre. Y es una pena, porque estos tipos lo hacían bastante bien. Sin embargo, por no ser, no fueron ni profetas en su tierra. Oriundos de New Jersey, Tradia nacieron a mediados de los 80 de las cenizas de Rapture, banda fundada por el guitarrista Mark Durgett y el teclista Scott Madsen. Y sin que nadie en su país les hiciese caso pero extrañamente conocidos por los magazines británicos dedicados al AOR, ficharon por FM-Revolver records y editaron en 1988 este Trade winds que, con portada de Robert Harding y producido por Durgett y Madsen con Don Sternecker en los Lydian studios, quedó completado con el aporte del gran John Lindsey –ya fallecido en la actualidad– a las voces, Chris Randall al bajo y Anthony D’Amelio a la batería. 

El track list que podemos encontrar en la versión en vinilo que poseo –existe una edición en cedé con diferente portada y un tema extra– es: 

A 
Never gonna go 
Let’s not turn love away 
Without you 
Look away 
No pain no gain 

B 
Stand your ground 
Don’t play your ace 
Take the chance 
You’ve got me crying 
Exiles 


Never gonna go es un estupendo AOR con buena voz, melodía, estribillos pegadizos, base de teclados y guitarrazos de apoyo. Let’s not turn love away son más teclados y guitarras con la voz de Lindsey de protagonista, todo un hard rock melódico del bueno aunque la producción podría ser más cuidada. Without you es la típica balada acaramelada, lentita, con protagonismo de teclados y voz y poco lucimiento de Durgett a la guitarra. Look away posee un inicio de teclados que sirven de preámbulo a un hard rock melódico que me recuerda vagamente a los Van Halen de 5150. La cara finaliza con No pain no gain, otro gran tema con preeminencia de la notable voz de Johnny y la guitarra de Mark con el apoyo férreo de Scott a sus teclados.

Stand your ground es más hard rock y menos AOR –tiene incluso trompeta y saxo– para comenzar la cara B, quizás por ello no es de los temas que más me convenzan del disco. Don’t play your ace es otra bonita canción con melodías, coros y guitarras que precede a Take the chance, un tema que sigue la tónica del álbum, aunque algo por debajo de la media de calidad del mismo. You’ve got me crying es otro de los highlights del disco, un temazo melódico, con coros y teclados pero sin olvidar las guitarras de hard rock. Por último, Exiles es un final melífluo para este más que recomendable álbum –si te gusta el rock melódico o el AOR– cuyo estribillo me recuerda al de Might as well be on mars de Dick Wagner y Desmond Child. Claro que, a no ser que sea una simple casualidad o algo que sólo advierta yo en mi ignorancia, recordad que este Trading winds de Tradia fue anterior al Hey Stoopid de Alice Cooper. Ahí lo dejo. 


A modo ilustrativo os acompaño una selección formada por Never gonna go, No pain no gain, Don’t play your ace y You’ve got me crying





Y eso es todo por hoy. Sin menospreciar la base rítmica, el punto fuerte de Tradia era la combinación de la estupenda voz de Johnny Lindsay junto a los guitarrazos de Durgett y las atmósferas de teclados de Madsen. Quizás por ello, su segundo cedé en 1995 –ya sin Johnny– no tuvo el éxito esperado. A principios de siglo aún les quedaron ganas de editar un tercer álbum, pero el mundo había perdido su interés en estos tipos de New Jersey. Aún así, sirva esta entrada como recuerdo y homenaje a su más que aceptable opera prima

¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla

Comentarios

  1. Pues ni idea de estos tipos y, la verdad, suenan bien. Sobre todo, como bien indicas, un buen cantante y un guitarrista más que aceptable. Esto también es arqueología roquera, King. Un abrazo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Paice Ashton Lord - Malice in Wonderland (Polydor, 1977)

Esto no estaba previsto. Este disco no estaba en la lista de títulos para reseñar en #FFVinilo. Pero es que el fin de semana pasado por fin pude hacerme con él, y tenía ganas de compartirlo. Los que leéis esto ya conocéis esa sensación de ir pasando discos y encontrar de repente esa portada que tienes en la cabeza desde hace tiempo. Qué sensación. Se que vosotros me entendéis, así que no encuentro mejor foro para compartir ese momento que este blog, lleno de melómanos “vinileros”. Lo curioso es que no solo encontré una, sino dos copias, una francesa (“gatefold”) y una inglesa (sencilla). Con buen criterio, me quedé con la inglesa. Y claro, eso se nota en el sonido. ¡Como suena esta maravilla! Si os gustan esas producciones típicas de los 70 con mucha profundidad y dinámica lo vais a disfrutar (nada que ver con las producciones actuales, cada vez más “planas”). A la producción, la leyenda, Martin Birch (Deep Purple, Whitesnake, Black Sabbath, Iron Maiden, …). ¿De dónde sale este grupo?

Scorpions – Love at first sting (Harvest-EMI, 1984)

Y si hace unas semanas os hablé aquí del inmenso 1984 de Van Halen , hoy toca comentar el no menos imprescindible Love at first sting de los alemanes Scorpions , otro que este año también celebra su 40º aniversario. La banda venía de una gira internacional presentando Blackout , el pedazo de disco que finalmente los había puesto en el mapa –yo mismo los descubrí gracias a él, os lo conté aquí – y tenían la misión de superarse, algo nada fácil no sólo en el aspecto creativo. Una de las razones era la mala relación entre el bajista Francis Buchholz y Dieter Dierks , dueño de su compañía de discos y productor del grupo desde 1975. Por eso, cuando la banda –que empezaba a tener dinerito del bueno– pidió grabar el nuevo álbum en un estudio que no fuese el del productor, Dierks se los llevó a los Polar studios de Estocolmo –exacto, los de Björn y Benny de ABBA – pero dejó en Hannover al bajista, contratando como músico d

Boikot - Los ojos de la calle (Discos Barrabás, 1990)

  Hay música que corresponde a un momento concreto de nuestra vida y que, por edad usualmente, por cuestiones personales a veces, queda ahí anclada, como un bonito recuerdo. Música a la que no suelo volver casi nunca. Y ese caso lo representa perfectamente el debut de Boikot. En el devenir de la cultura rock madrileña se conformó, en la segunda mitad de los ochenta, un grupo de bandas jóvenes con unas sonoridades muy particulares, emparejadas con eso del rock urbano, pero tintado de una manera particular en la que escuchábamos las raíces de Leño o Burning junto con ramalazos unas veces punk, otras más metaleras, otras más seventies, incluso algo de blues. Ahí puedes meter a Esturión, Casablanca, Porretas o los mismos Boikot.  En medio de ese “fregao” musical cobró protagonismo Mariano García, polémico personaje, especialmente en sus últimos años. Generó negocio, oportunidades y ayudó a crear y mantener “la escena” madrileña a través de varias salas (Canciller, Barrabás), su labor promo

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.

Creedence Clearwater Revival - "Green River" (1969)

  Las canciones, conscientes de su pegada y su carácter de inmediatez, se liberan de artificios y apéndices instrumentales.... Por Jorge García . Pocas bandas a lo largo de la historia han conseguido hacer tanto y tan bueno en menos tiempo que el que emplearon los cuatro componentes de la  Creedence Clearwater Revival . Aunque de los tres años que la formación empleó en grabar discos (con John Fogerty al frente), 1969 fue el que se llevó la palma con tres álbumes publicados en menos de doce meses. Y para más inri, podemos afirmar que al menos hasta el tercer catálogo publicado por el grupo, el nivel fue a más, alcanzando con su tercera entrega,  "Green River",  su mejor trabajo hasta aquél momento. Precisamente de esta tercera intentona discográfica vamos a hablar hoy. Un disco en el que el menor de los Fogerty alcanza un status como compositor y líder ciertamente demoledor, tomando el mando de la situación y construyendo un disco de apenas media hora de duración pero con tod