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Night Ranger – Seven Wishes (1985)


Hoy os traigo un vinilo del que en realidad tengo poco que contaros. Se trata de Seven Wishes de Night Ranger, un álbum que cronológicamente se encuentra entre Midnight Madness y Big Life y que con estos dos forma la terna de obras de los norteamericanos que poseo. Lo cierto es que Night Ranger no es una de esas bandas que disfruten del reconocimiento mayoritario –al menos en nuestro país-, por lo que nadie acostumbra a citarla cuando le preguntan por sus grupos favoritos. Por otra parte, en las revistas de la época que yo leía –Metal Hammer o Hit Parader- tampoco es que se hablase de ellos demasiado por no decir nada. Así pues, ¿cómo llegué a ellos? La historia es sencilla. Por casualidad, como casi todos los caminos que tomamos en la vida. Me había comprado el Maximum Security de Tony Macalpine y uno de los músicos invitados era Jeff Watson, a quien no conocía y al que en aquel momento supuse otro virtuoso guitarrista tipo Vinnie Moore, Tafolla, Chastain o el mismo Macalpine –un estilo en el que por entonces estaba muy metido- pero al que ubiqué finalmente, tras investigar un poco, en Night Ranger, banda de hard rock melódico en la que también estaba Brad Gillis, a quien ya conocía de su trabajo con Ozzy en el Speak of the devil. Así que me picó la curiosidad. 


Y aunque en esa época habían editado el Big Life, el primero que me compré fue este Seven Wishes, ni más ni menos que por la portada de Stan Watts, el hombre tras la del Live Evil de Black Sabbath entre otras. Luego cayeron el mencionado Big Life que contenía The secret of my success, de la banda sonora de la película homónima protagonizada por Michael J. Fox –una comedia simpática que, lo admito, habré visto unas dos o tres veces- y más tarde el Midnight Madness, entre cuyos singles estaba Sister Christian, la balada más famosa de los Ranger. El grupo –en su primera época, que es a la que me refiero ya que actualmente tienen otra formación- estaba integrado por Jack Blades al bajo, los mencionados Jeff Watson y Brad Gillis a las guitarras, Alan Fitzgerald a los teclados y Kelly Keagy a la batería, turnándose en las voces Keagy y Blades



El song list era el siguiente: 

A 
Seven wishes 
Faces 
Four in the morning (I can’t take anymore) 
I need a woman 
Sentimental street 

B 
This boy needs to rock 
I will follow you 
Interstate love affair 
Night machine 
Goodbye 

En mi opinión destacaban This boy needs to rock y las que os adjunto como clip, en concreto Seven wishes –la que da título a la obra-, Sentimental street –el baladón del álbum-, Four in the morning y I need a woman en directo, con Kelly Keagy a las voces y demostrando lo fantástico guitarrista que era/es Brad Gillis.






Feliz viernes. 

@King Piltrafilla

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Otros crímenes...

Cactus - One way...or another (ATCO, 1971)

  El grupo que traigo hoy es uno de esos que, a pesar de su calidad, no logró el éxito comercial que merecieron durante su existencia, y creo que hoy en día tampoco han adquirido el nivel de reconocimiento que merecen. Aunque hace años el amigo  Rockología  ya se encargó de avisaros con la reseña de su tercer disco (“ Restrictions ”), yo no me canso de hablar de este a grupo a todos los aficionados al hard rock setentero, o al rock guitarrero en general. Ya sé que esto se dice de muchos grupos, pero es que éste era un supergrupo. Esta palabra, que generalmente se utiliza muy a la ligera, aquí cobra todo su sentido, y, si no, fijaos qué plantel. Camine Appice à la bateria. Tim Bogert al bajo, Rusty Day a la voz y la armónica, y Jim McCarty a la guitarra. Carmine Appice es uno de los mejores y más influyentes bateristas de la historia del rock. Fue el primero en comenzar a tocar la batería con una contundencia inusual. Según el propio Appice, se vio obligado a hacerlo porque debía ha

KISS-ASYLUM (1985-Mercury)

  A mediados de los 80, seguramente que de KISS lo único que quedaba era el nombre. Ace Frehley y Peter Criss no estaban físicamente y Gene Simmons aunque seguía figurando casi que tampoco, vivía más interesado en una carrera cinematográfica que no despegaba o produciendo a bandas del nuevo Glam Metal USA como Keel o Black N Blue.  Si me apuras, The Paul Stanley Band no hubiese sido un mal nombre, ya que el antaño "Chico de las Estrellas" era el único que realmente tiraba del carro en aquellos años. Gracias a él y a Vinnie Vincent disfrutamos de los primeros Kiss "desmaquillados" merced al aplastante por momentos "Lick It Up". Cuando Cusano fue expulsado por sus excentricidades la banda grabó el irregular "Animalize", que bueno, tampoco estaba tan mal y hasta nos brindó con un VHS de la época bastante subido de tono.  Y luego llegó "Asylum" con un nuevo guitarrista llamado Bruce Kulick y otra oportunidad para seguir en la reciente rueda

Judas Priest – Killing machine (CBS, 1978)

Amigos, mi colección de vinilos no es infinita y –si le sumamos que muchos han sido ya reseñados por otros colaboradores de este blog–, después de todos estos años se me están acabando los discos con los que doy contenido a mis entradas. Así que llega un momento en el que uno tiene que ir tirando de fondo de colección y rezar por que a nadie se le haya ocurrido hablar de alguno de los álbumes que aún no os he traído. Por eso, no importa que ya os haya hablado en varias ocasiones de los Judas Priest –creo que soy el que más vinilos ha comentado por aquí– y hoy me saco de la manga otra de sus imprescindibles obras, este Killing machine , quinto lanzamiento en estudio de la segunda banda más famosa del área de Birmingham. Creo recordar que el primero que me compré de ellos fue el Defenders of the faith ( aquí ), luego el Screaming for vengeance ( aquí ) y después ya me pierdo, no sé si fue el recopilatorio Hero, Hero

President - Have a nice trip (1993 - Barrabás)

Si alguien me hubiera preguntado, oye Paco ¿dime tres ciudades de España en la que no haya bandas de heavy/thrash metal? Una de ellas, no por nada en especial, por desconocimiento total de la escena metálica salmantina, o por ser una ciudad universitaria, de pequeño tamaño y poco industrial, seguramente hubiera sido Salamanca. Pues, me hubiera equivocado.

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.