Ir al contenido principal

Robin Trower - Bridge of Sighs (1974 - Reedición 2014)




Robin Trower se fajó a finales de los sesenta y en los primeros setenta en Procol Harum. Tras abandonar a sus colegas de grupo comenzó una carrera en solitario con cierto éxito de ventas en los Estados Unidos durante los setenta (cuatro álbumes fueron certificados oro). Este que hoy traigo, Bridge of Sighs (en referencia al Puente de los Suspiros veneciano), segundo largo, apareció en abril de 1974. Sin duda, el mejor disco del británico.

Contiene cuatro de sus clásicos, que no fallan nunca en sus directos. El riff tremendo de Day of the eagle tras una breve intro se repite como un mantra a lo largo de todo el tema, con la voz rasposa de James Dewar (quien también toca el bajo) y un trabajo solista increíble del británico. Bridge of
sighs, con su áurea onírica, su toque psico, nos envuelve y nos mete en una especie de soul barrido por la tornillería metálica de la Fender, esa excelente progresión de acordes. Metiendo los pies en el funk, Trower nos regala una deliciosa Too rolling stoned, quizá mi favorita: te menea el culo aunque no estés de humor, con el gran trabajo a la batería de Reg Isidore y el mejor estribillo del álbum. El cuarto temazo se titula Little bit of simpathy: Dewar vuelve a lucirse con su voz oscura y una gran línea de bajo y Robin se venga con una guitarra bestial, el primer solo es impresionante.

¿Y el resto? Pues no hay tema malo. In this place comienza con misterio y desarrolla una línea melódica soberbia en una ambientación profunda, donde las guitarras se superponen en capas que te llevan a un crescendo emotivo. En una línea similar, About to begin trae algo más de calma, un pequeño remanso de aire cargado con la voz emotiva de James, algo menos masculina, bien arropada por una cama sonora blandita pero perfectamente pensada. 

The fool and  me resulta un tema de apariencia sencilla pero jugoso, con otro buen riff, un toque funk y otro tremendo solo de Trower, largo, preciso, casi hipnótico. Lady love cabalga en el hard rock rítmico mojado en la profunda interpretación de James y una sección rítmica que se lleva el premio.

Si eres fan del sonido Fender o del rock de los setenta, este álbum no debe faltar en tus orejas. Seguro que te engancha porque no tiene tema malo.

La edición que os traigo ha salido este año a través de Chrysalis, marca de Warner. Portada bien acabada (hubo otras ediciones con la portada invertida o los colores cambiados en su época), nada de créditos o letras dentro y un vinilo grueso que suena realmente bien. No en vano se utiliza de base la remasterización del 2007, que dejó muy bien acabado el conjunto.

Si ya conocías a este tipo, revísalo. Si no, es una buena oportunidad para pasar un rato de rock de guitarras a la vieja usanza. Pasad buen fin de semana.

Robin Trower - Day of the eagle


Robin Trower - The fool and me 


Robin Trower - Bridge of Sighs


Robin Trower - Too rolling stoned


Comentarios

  1. Me encanta ese deje del Hard Rock americano. Me gusta ese poso de Grand Funciona Railroad. Bravo, caballero. Bravo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias. Supongo que por el aporte, no por la música, jeje. Un gran guitarrista muy infravalorado. A descubrirlo.

    ResponderEliminar
  3. No lo conocía de su etapa en solitario y como bien dices suena a rock de guitarras a la vieja usanza, como a mi me gusta.... lo que he oído me está gustando. Buen aporte. Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias. Un buen compositor y guitarrista, en un momento muy dulce. Disfrútalo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Paice Ashton Lord - Malice in Wonderland (Polydor, 1977)

Esto no estaba previsto. Este disco no estaba en la lista de títulos para reseñar en #FFVinilo. Pero es que el fin de semana pasado por fin pude hacerme con él, y tenía ganas de compartirlo. Los que leéis esto ya conocéis esa sensación de ir pasando discos y encontrar de repente esa portada que tienes en la cabeza desde hace tiempo. Qué sensación. Se que vosotros me entendéis, así que no encuentro mejor foro para compartir ese momento que este blog, lleno de melómanos “vinileros”. Lo curioso es que no solo encontré una, sino dos copias, una francesa (“gatefold”) y una inglesa (sencilla). Con buen criterio, me quedé con la inglesa. Y claro, eso se nota en el sonido. ¡Como suena esta maravilla! Si os gustan esas producciones típicas de los 70 con mucha profundidad y dinámica lo vais a disfrutar (nada que ver con las producciones actuales, cada vez más “planas”). A la producción, la leyenda, Martin Birch (Deep Purple, Whitesnake, Black Sabbath, Iron Maiden, …). ¿De dónde sale este grupo?

Scorpions – Love at first sting (Harvest-EMI, 1984)

Y si hace unas semanas os hablé aquí del inmenso 1984 de Van Halen , hoy toca comentar el no menos imprescindible Love at first sting de los alemanes Scorpions , otro que este año también celebra su 40º aniversario. La banda venía de una gira internacional presentando Blackout , el pedazo de disco que finalmente los había puesto en el mapa –yo mismo los descubrí gracias a él, os lo conté aquí – y tenían la misión de superarse, algo nada fácil no sólo en el aspecto creativo. Una de las razones era la mala relación entre el bajista Francis Buchholz y Dieter Dierks , dueño de su compañía de discos y productor del grupo desde 1975. Por eso, cuando la banda –que empezaba a tener dinerito del bueno– pidió grabar el nuevo álbum en un estudio que no fuese el del productor, Dierks se los llevó a los Polar studios de Estocolmo –exacto, los de Björn y Benny de ABBA – pero dejó en Hannover al bajista, contratando como músico d

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.

Boikot - Los ojos de la calle (Discos Barrabás, 1990)

  Hay música que corresponde a un momento concreto de nuestra vida y que, por edad usualmente, por cuestiones personales a veces, queda ahí anclada, como un bonito recuerdo. Música a la que no suelo volver casi nunca. Y ese caso lo representa perfectamente el debut de Boikot. En el devenir de la cultura rock madrileña se conformó, en la segunda mitad de los ochenta, un grupo de bandas jóvenes con unas sonoridades muy particulares, emparejadas con eso del rock urbano, pero tintado de una manera particular en la que escuchábamos las raíces de Leño o Burning junto con ramalazos unas veces punk, otras más metaleras, otras más seventies, incluso algo de blues. Ahí puedes meter a Esturión, Casablanca, Porretas o los mismos Boikot.  En medio de ese “fregao” musical cobró protagonismo Mariano García, polémico personaje, especialmente en sus últimos años. Generó negocio, oportunidades y ayudó a crear y mantener “la escena” madrileña a través de varias salas (Canciller, Barrabás), su labor promo

Firehouse - Firehouse (CBS, 1990)

El pasado 5 de abril falleció el cantante de Firehouse, Carl Jeffrey Snare, por un fallo cardíaco en un proceso cancerígeno que le había llevado unos días antes a pasar por un quirófano. Además de ser un seguidor fiel de la banda, les he visto dos veces en directo; una de ellas la recuerdo con especial felicidad por lo que disfruté (tocaron junto a unos fantásticos TNT).  Casualmente, la semana pasada en este blog hablaba, en los comentarios de un post, del legado de algunos músicos más o menos desconocidos por el "gran público" comparándolo con otros del mismo o menor valor idolatrados, quienes reciben homenajes y se les dedican calles. Con esa reflexión me quedé enganchado. Al repasar la discografía de Firehouse, me di cuenta de algo obvio: existen músicos que han dejado un legado en nosotros. Da igual lo importante que sean más allá de nuestras orejas. Nos pertenecen. Y C. J. Snare es, para mí, uno de esos músicos. Desde este debut que hoy comparto su voz me ha acompañ