Ir al contenido principal

Ten Years After - Ten Years After (Decca, 1967, 2015)

 

Cuando por fin consiga ahorrar lo suficiente para comprarme la máquina del tiempo, tengo preparada una lista de sitios y momentos donde pasar, al menos, una semana de mi vida. Y el Swinging Sixties de Londres será uno de ellos: The Kinks, The Who, The Small Faces, Eric Clapton, Jimi Hendrix, The Rolling Stones, Pink Floyd y, claro, el boom sin igual de The Beatles, cotillear los primeros pasos de Deep Purple o las habilidades de un joven Jimmy Page tonteando con un tal Jeff Beck. Y no me perdería los primeros conciertos de estos tipos que hoy os traigo en el Club Marquee del Soho, efervescente ecosistema que rompió los estándares y las barreras entre el blues, el rock y la psicodelia para dar a luz ese hijo bastardo que fue el rock duro.

Como banda, Ten Years After nacieron hace casi sesenta años en torno a toda esta movida musical, hijos genuinos de la British Invasion. Oriundos de Nothingham (Manchester), Alvin Lee (guitarrista) conoció a Leo Lyons (bajista) en la adolescencia; formaron un primer grupo llamado The Jaycats que tocaba rocanrol y rockabilly. Llegaron a hacer una gira por Alemania incluso (cosas de la época, como The Beatles). A mitad de la década de los sesenta incluyeron a Ric Lee (batería) primero y a Chick Churchill (pianista) después y se fueron de peregrinación al Londres hedonista, al de las noches sin final y las oportunidades. El tipo que los descubrió, John Gee, gerente de aquel Club Marquee, decía de ellos: “En cuanto a su música, no hay ningún misterio. Es el tipo de música que sólo un espectador trasnochado no apreciaría. Es sencilla y convincente. Es directa y llena de coraje. Está firmemente arraigada en el blues con una fuerte base de jazz. Tiene todas esas cosas, pero es su amor genuino por la música lo que distingue a este grupo de otros grupos similares”. Este caballero escuchó a la banda versioneando una canción de Woody Herman titulada Woodchoppers ball y no dudó en contratarlos para su club. 

Y define muy bien a lo que sonaban estos cuatro jóvenes: lo mejor de la blues explosion sesentera aderezada con el talento de un virtuoso guitarrista que, prácticamente, se había fabricado él mismo su instrumento: la Big Red, una Gibson ES-335 de cuerpo semihueco, modelo de 1958, habitual en gente como Chuck Berry o Scotty Moore, enchufada a un amplificador Marshall, a la que Lee añadió las pastillas de una Fender Stratocaster y eliminó el vibrato. Fue fiel a ella hasta 1994. Además, Alvin destacó de sus coetáneos por la feroz y rápida digitación y los largos solos, improvisados muchas veces en largas versiones durante los conciertos. Aunque en este debut aún está por desarrollar y pulir este estilo, podemos encontrar sucios punteos, rápidas (para la época) carreras por el mástil y una inspiración casi prog en algunos pasajes.

Debutaron con este disco en 1967 y terminaron su primera y clásica etapa con Positive vibrations siete años después. Desde aquellos primeros escarceos, incluyendo su salto a la fama transatlántica en el Festival de Woodstock, se convirtieron en un icono del ruido, el sudor y el rock de la época, y sus álbumes de estudio entraron en el top 40 de las listas británicas y estadounidenses.

Arranquemos con el vinilo de hoy, que, al fin y al cabo, es a lo que venimos. La banda dedicó unos pocos días de septiembre de 1967 a recoger una canción tras otra en el Estudio 2 de Decca bajo la producción de Mike Vernon y Gus Dudgeon. El señor Vernon ya había trabajado con John Mayall y sus Bluesbreakers, David Bowie o Savoy Brown, y lo haría con Chicken Shack, Fleetwood Mac, Eric Clapton o Robben Ford, entre otros; el señor Dudgeon acompañaría a Elton John hasta el estrellado tras la mesa de sonido y se encargaría de discos de Al Stewart, Michael Chapman o David Bowie. 

Esta pareja dotó de una magnífica calidad sonora a la obra de hoy, que arranca con un fabuloso Lee golpeando las cuerdas de la guitarra y luego punteándolas mientras canta con mucho estilo I want to know, acompañado de un estupendo piano. Brevísima, unos meses antes la había grabado Eric Clapton. Sigue I can’t keep from crying, sometimes; tiene un rollo jazzero en la batería y un suave riff repetitivo. Original de Al Kooper y sus The Blues Project. Pasada final con Lee y Chick compartiendo solo. Adventures of a young organ, primera composición propia que escuchamos, divertida, vuelca el protagonismo en Chick y en las armonías de su teclado con la guitarra de Lee. El punto más psicodélico de este barco, emparentado con The Doors en algún momento. Hacer “otra” lectura de Spoonful resulta complejo, pero en esta ocasión es llevada un paso más allá, con Alvin desatado, un toque casi metalero y una coda final tremenda, tocando Chick el solo central. Antes que ellos, la habían grabado Cream (se convertiría en una habitual de los conciertos de Clapton) o Paul Butterfield.  Losing the dogs trae un rollo fiestero y desenfadado, un ritmo de guitarra embriagador intercalado con algunos toques de piano boogie  y Lee añade un rasgueo eléctrico en la parte central. Dudgeon ayudó a escribir la letra. Improvisación máxima. 

En la cara B se recogen tres composiciones seguidas de Lee. Feel it for me, en apenas dos minutos y medio, viaja al mundo oscuro de Hollin’ Wolf con un toque roquero rompedor. Love until I die, en cambio, suena más British, primero con voz y guitarra, se incorpora en la segunda estrofa el piano y poco después el resto de los instrumentos. Suena un solo de harmónica a cargo Alvin y un breve desparrame final; esto debía de acabar en una jam de manual. Se calman en Don´t want you, woman, deliciosa pieza acústica, rítmica y sencilla. Cierran con Help me, otro clásico blusero, esta vez de Sonny Boy Williamson, grabado, según cuentan, en una sola toma a altas horas de la madrugada. Casi diez minutos de blues progresivo, improvisación y locura. Quizá el corte en el que mejor se advierte de lo venidero, de por dónde iba a evolucionar este cuarteto y el que aguantó más tiempo en sus directos.


Un par de curiosidades. Aunque el disco salió formalmente el 27 de octubre de aquel año, la compañía decidió imprimir tan solo mil copias que distribuyó por el área de Manchester, origen de la banda. Leo Lyons ganó fama como productor (y mánager) al acabar el periplo con la banda; propietario de dos estudios de grabación, entre sus pupilos aparecen gente como UFO, Motörhead, Magnum o Waysted.

Lo mejor de este debut radica en la urgencia y la juventud rabiosa que la improvisación le da, junto con el extraordinario sonido; lo peor, la falta de originalidad y la inexperiencia compositiva que en algunas canciones escuchamos. Desde luego no puede catalogarse como su mejor obra, pero sí como un debut muy digno, a la altura (casi) de lo que iba a venir. Tras otros dos largos (Undead, 1968, y Stonedhenge, 1969), consiguieron dar en la tecla con Ssssh (1969) y Cricklewood green (1970), escuchas más que recomendables a las que añado A space in time (1971) y Rock & roll music to the world (1972). Espero traerlos por aquí pronto también.

La portada… Bueno, la portada no representa para nada el contenido y tampoco tengo claro que sea atrayente o bonita. Igual moderna, en su momento. Poco más puedo añadir. Por cierto, mi edición se prensó en 2015.

Disfrutad del primer fin de semana del año, gente.



Comentarios

  1. Anónimo3/1/25 17:43

    El blues setentero puro no es mi género preferido –ya sabes que cuando Gary Moore se puso a emular a sus héroes del estilo le giré la cara–, aunque el rollo psicodélico y el proto metal siempre me han llamado la atención por lo que no puedo negar que temas como I can’t keep from crying, sometimes o Spoonful me han hecho cierto tilín. Otros, por contra, como Adventures of a young organ –demasiado jazzy para mi gusto–, me han aburrido. En conjunto, sin embargo, una entrada y un disco interesantes aunque la propuesta se me haga un poco bola musicalmente. Además estamos hablando de una obra de 1967 y eso ya lo vale (casi) todo. Sé de lo que hablo. KING

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si lo has escuchado con gusto y sacado tajado, bien empleado mi tiempo. Buena cosecha la del 67 😝

      Eliminar
  2. Anónimo3/1/25 21:48

    Recuerdo haber escuchado A Space In Time y disfrutar de él pero no lo suficiente, porq no volví a él nunca más. Este debut no lo conozco, la portada me parece fea. El periodo británico del 67 al 70 me parece muy interesante, hay discos cojonudos de esa época, Saludos (riff raff)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No es tu estilo. Este tiene un punto hard roquero en las guitarras (ahí al fondo) en algunas canciones. Ya digi que no es su mejor obra. Quizá Ssssh! te cuadre más. Dale un tiento. Un saludo.

      Eliminar
  3. Discazo y bandaza. Alvin Lee es un guitarrista excepcional, uno de los mejores de aquella generación del blues británico. Desde que escuché aquella actuación de Woodstock, me enamoré de esta banda. Esa lista de discos que has citado es de alto nivel, sobre todo el "Ssssh", pero me gustan todos. Y este primero es de mis favoritos del grupo. De hecho, lo tengo en mi punto de mira para mi colección. Me parece un discazo. Gran entrada para empezar el año. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Olé 👏 Lee es un seguro siempre. Y este disco, como digo, es bueno, pero no en mi top 3 de la banda. Aún así, aquí está para dejar su huella en nuestro blog. Un saludo.

      Eliminar
  4. Buah vaya grupazo. Soy de los que los conocí por Woodstock y me encantan, aunque de momento solo tengo el Sssh en la estantería, algo he estado haciendo mal😅. En fin, gloriosa entrada, te voy a copiar la idea de la máquina del tiempo, y muy bien mencionando en primer lugar a mis Kinks ahí. Abrazos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Tus Kinks siempre delante! Aunque hoy guardan menos fama y glamour, fueron de los más rompedores. Puedes ampliar tu colección desde esa joyita que atesoras. Gracias por la parte que me toca. Un abrazo.

      Eliminar
  5. Pues teniendo en cuenta que no es mi estilo ha habido ratos que lo he disfrutado. También ha habido momentos que me he aburrido, para que vamos a mentir XD.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo importante es que lo hayas escuchado. Cada semana unos a otros nos abrimos ventanas que nos hacen más "completos" musicalmente. Y a veces se descubren cositas ricas. Un saludo

      Eliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Rainbow – Down to earth (Polydor-1979)

Sin vinilos raros o exóticos para comentaros esta semana, echo mano de mi fondo de armario vinílico y como en mi anterior visita, dedico la reseña de hoy a otra de esas obras incontestables de finales del siglo XX de las que nadie quiere hablar porque todo cuanto pueda decirse, sobra o es redundante. Pero para eso estoy yo, para redundar en lo obvio. Y para dar a la reseña un enfoque diferente, más que del álbum –que también–, os hablaré de su vocalista. Total, que después de saber de él en Alcatrazz [ aquí ] o MSG [ aquí ], hoy os traigo de nuevo al incombustible Graham Bonnet para presentaros otro enorme disco en el que participó aportando su personalísimo estilo. Poneos cómodos.    Érase que se era el británico Graham Bonnet , un adolescente nacido en una localidad costera del condado de Lincolnshire que se ganaba unas libras cantando jingles para la radio. Su primo Trevor había emigrado con sus padres a Australi...

Helloween - Pink bubbles go ape (1991, EMI)

  Aprovecho la reciente visita a nuestro país de la banda multigermánica Helloween para compartir aquí contigo, lector con orejas inquietas, otro de esos discos que me gusta catalogar con la etiqueta de “síndrome del disco de después”: aquella obra musical editada tras un pelotazo, éxito o gloria en forma de DISCARRAL y que palidece a su sombra independientemente de su calidad o éxito. Discos que han sido “un fracaso” porque vendieron la mitad que su predecesor o porque, simplemente, no respondió a las expectativas. En este contexto, queda claro que casi cualquier cosa que nuestros protagonistas hubieran editado después de “Keeper of the seven keys II” (más aún si lo consideramos un solo disco con su primera parte) iba a ser valorado con el rasero de una(s) obra(s) catalogadas aún hoy como Obras Maestras del Discarralismo (OMD para los entendidos). Si añadimos que las acciones (o inacciones) de algunos de los protagonistas de la banda y alrededores contribuyeron a dificultar la pr...

Megadeth – Peace sells... but who’s buying? (Capitol records-1986) [Resubido]

Hay álbumes que se resisten a aparecer por estos pagos porque son obras tan incontestables y sobre las que se ha dicho y escrito tanto que parece que sobra regresar a ellas. Pero hoy me siento en la necesidad de que eso no me afecte y he venido a expresar obviedades. Creo que no miento si os digo que descubrí a los Megadeth con el So far, so good... so what! [ aquí ] y es un disco que adoro, como otros de la banda. Sin embargo, creo que es en este Peace sells... but who’s buying? en el que se sientan las bases de la carrera de Dave Mustaine y sus Megadeth . Y sí, desde un punto de vista comercial o de calidad compositiva o de sonido, quizás otros álbumes están por encima... pero la importancia de esta obra es capital (sí, yo también utilizo mucho los tres puntos), desde su icónica portada hasta su última nota. Por eso, aunque Omar Sandoval ya comentó [ aquí ] hace más de una década este disco desde una apro...

Extremoduro - Yo, minoría absoluta (DRO, 2002/2014)

  Cuando una banda de rock alcanza el éxito tiende a repetir la fórmula o a dejarse domar por los sonidos que le imponga la discográfica. En el caso de Roberto Iniesta, el Robe, alma, cerebro, venas y corazón de Extremoduro, el éxito le pilló preparado. "La masa es imbécil. Si sales en la tele puedes hacer un libro, un disco o lo que se te ponga en la punta del nabo. A mí eso no me interesa ni vender más discos ni que me conozca más gente. Como estoy ahora estoy bien, pudiendo organizar una gira y no tener que decir «no puedo dejar de tocar en noviembre porque no tengo un puto gil», así me vale". Y continuó haciendo lo que le dio la gana después del éxito de Agila (1996): editaron el directo Iros todos a tomar por culo (1998) y el controvertido Canciones prohibidas (1999), donde daban rienda suelta a su creatividad, con éxito y críticas reguleras.  Y se tomaron un descanso. "Creo que cuando siguen haciendo cosas buenas y nuevas los grupos funcionan, aunque estén dos o...

Mötley Crüe - Too Fast For Love (Leathur Records,1981)

  Mötley Crüe en los días en los que grabaron " Too Fast For Love " vivían como auténticos vagabundos, de casa en casa de quien tuviese las pocas luces de dejarles entrar, lugares abandonados, furgonetas cutres y un sinfín de cuchitriles a cual peor donde los cuatro solían dejarse caer totalmente colgados de caballo.  No era algo exclusivo de ellos, así coexistían muchas de las bandas de la ciudad de los Angeles justo cuando entraron a grabar su debut en Octubre de 1981. La cosa fue muy rápido, en cinco días ventilaron las canciones en una vieja consola API de 24 pistas con Michael Wagener de ingeniero de sonido, el alemán venía directamente de terminar con Accept su tercer disco en estudio " Breaker" .  La grabación se la costeo el propio manager de la banda, y les costó unos cinco mil dólares. Vince, Nikki, Mick y Tommy no tenían casi ni para comprar hamburguesas, pero se las arreglaron para prensar inicialmente 900 copias de Too Fast For Love y venderlas con ...

Asteroid B-612 - "Roads, Stars" (2025)

…guitarras distorsionadas, más sutiles y cromáticas creando un paisaje más amable que el poderoso y furibundo bramido de antaño… Por  Jorge García . Cuatro discos como cuatro soles en la década de los noventa, cuatro toques de queda indispensables para aquellos que gustan del rock de fuerte pegada con ascendentes de Detroit y de su Australia natal. Un cuarto de siglo de silencio discográfico, y ahora podemos  decir con pruebas físicas y sonoras en la mano, que  Asteroid B-612   ha vuelto.   Para este retorno, que según palabras de la propia banda  ha nacido del simple deseo de subirse a un escenario con viejos amigos , publican un nuevo álbum titulado  "Roads, Stars"  que ha sido grabado en Australia y España durante el año 2024 y que ha mezclado  Pepe Gomar  y  Mike Mariconda . Por supesto  Johnny Spittless  en la guitarra y el vocalista  Grant McIver  continuan capitaneando la nave junto al batería  Ben Fo...