No tengo muchos
singles en mi colección, pero este disco ocupa un lugar especial en mi discoteca.
Os explico a continuación las razones.
Tengo una simpatía especial
por Miguel Ríos, aunque no puedo afirmar que sea mi cantante favorito (tengo
otras preferencias). Esto puede sonar raro. He seguido su carrera, y disfruto
con muchos de sus discos, pero tampoco es que haya sido su fan n° 1 durante
toda su carrera. No me gustan por igual todos sus discos, pero es innegable que
es cantante excepcional, y una figura histórica del rock en España. Pero, además
del respeto que le tengo como profesional, la figura de Miguel Ríos ha sido, por
razones personales, decisivo en mi formación musical. La razón es que el “Rock
and Ríos” fue mi primer disco (cassette grabado) de música adulta. Pasé de
escuchar los discos de “Parchís”, al “Rock and Ríos”. Aquel año del 82, Miguel Ríos
arrasó en España, y marcó a varias generaciones con este disco (reseña aquí),
entre ellos a un chaval de 8 años que se quedó maravillado con las canciones, y
el espectáculo visual de esa gira. Hasta el punto de “disfrazarme” de Miguel Ríos
y hacer un playback del “Bienvenidos” en la fiesta de fin de curso del colegio.
Luego, mis gustos musicales han ido por caminos muy variados, pero tengo en un pedestal
sus discos de esa época: “Rock and Ríos” y “El rock de una noche de verano”. Os
dejo aquí el enlace de un programa que dediqué a esta etapa en la carrera de
Miguel Ríos (DISKOBOX 24-09-2023 - Rock&Ríos: El rock de una noche de verano).
Hay también razones
objetivas para considerar este single como un disco histórico. Miguel Ríos (o
Mike Ríos, como fue conocido durante una temporada en los primeros anos 60), se
marchó de su Granada natal a principios de los 60 para buscarse la vida como
cantante a Madrid. Durante esa década paso por dos compañías: Philips, y Sonoplay.
Aunque tuvo cierta repercusión con algunos discos, no consiguió el éxito que
buscaba. Su gran problema es que era percibido como un cantante melódico, y
Miguel tenía un corazón rocquero. Así es como enfocaban su carrera las compañías.
Y él tuvo siempre esa lucha interna entre el cantante que tenia que ganarse la
vida para comer y pagar la pensión (aceptando ese papel de cantante melódico),
y el verdadero rocquero que llevaba dentro. A decir verdad, creo que esta dicotomía
le ha acompañado en toda su carrera. Ojo, él nunca a renegado de las baladas,
que, por otro lado, le han llevado al éxito (“Santa Lucia”, “El Rio”, “Himno a
la Alegría”, “No estás sola”, “Todo a pulmón”, …). Pero, sobre todo en la década de los 60, él no
podía elegir. Y aunque tuvo cierta repercusión con algún rock and roll (“Popotitos”),
o algún twist (“El rey del Twist”), tuvo que tragarse su orgullo rocquero para
ganarse la vida. Durante esa década tuvo como acompañamiento varios grupos: “Los
Sonor”, “Los Botines”, y sobre todo “Los Relámpagos”, con los que fue uno de
los artistas de cabecera de las históricas matinales del Circo Price. Incluso
llego a protagonizar películas de dudosa calidad (“Dos chicas locas, locas”, “Hamelin”).
En el año 1968 Miguel estaba sin compañía, había creado su propia banda de acompañamiento,
e intentaba reorientar su carrera. Y es cuando un tal Fernando Arbex acude a su
rescate. Arbex fue un musico, compositor y arreglista histórico en la historia
del pop español. Miembro de uno de los grupos pioneros del Rock and Roll en España
(“Los Estudiantes”), y fundador de una de las más grandes bandas de pop español
de la historia: “Los Brincos”. También formo otras bandas históricas, como Alacrán,
o Barrabás, y compuso y produjo canciones para una lista tan extensa de cantantes
y grupos de éxito que seria imposible listar todas. El caso es que Arbex acudió
al rescate de su amigo Miguel, con una canción compuesta para él: “El rio”. Fernando
Arbex siempre ha pensado (bueno, yo también lo pienso), que, aunque Miguel era
un roquero de corazón, era un cantante excepcional, y tenia una sensibilidad especial
para las baladas. Fue esta canción la que la permitió fichar por Hispavox. La canción
llego a las manos de Rafael Trabuchelli, quien no dudo en fichar a Miguel, viendo
las posibilidades de este tema. Eso sí, la canción tenia que pasar por el
filtro de Trabuchelli y Waldo de los Ríos. Los ideólogos del sonido
Torrelaguna. El primero en la producción artística, y el segundo, la mano
derecha de Trabuchelli para los arreglos. Ese sonido Torrelaguna tenía dos características
fundamentales: la calidad excelsa del sonido, y unos recargados arreglos
orquestales. Ese sonido Torrelaguna impregno innumerables grabaciones de los
anos 60 y 70 en Hispavox (Karina, Cánovas Rodrigo Adolfo y Guzmán, Los Pekenikes,
Los Angeles, Pic-nic, Los Módulos, Tucky Buzzard, …). La calidad del sonido y
los medios técnicos de Hispavox estaban al nivel del resto de Europa (Italia,
Inglaterra, Alemania, …). Así se creo una identidad sonora propia para la
historia de la música pop española. El caso es que de la mezcla de la maestría
en la composición de Arbex, la producción de Trabuchelli, los arreglos de Waldo
de los Ríos, y la interpretación perfecta de Miguel Ríos, nació esta maravilla.
Y aquí voy a citar literalmente la descripción del periodista Cesar Campoy en
los Cuadernos Efe Eme, especial 4 dedicado a Miguel Ríos, “Pocas pegas se le
pueden poner a una canción que combina una letra preciosa, ensoñadora, con una inquietante
onírica melodía. Los coros y los teclados iniciales nos trasladan a una tarde
soleada de verano que se leche en unos violines que acarician. El grado de
emoción crece a medida que la envoltura ideada por Waldo va tomando forma hasta
confluir en una especia de concentración cósmica. Mágico’.
Pero no acaban aquí
las razones para considerar este single como un disco histórico. En la cara B
se encuentra la primera composición de Miguel Ríos. Él ya había escrito letras
anteriormente, pero esta es la primera en la que compone música y letra. Otro clásico
de su carrera, y una canción sobresaliente. Su “Vuelvo a Granada” está
inspirada, según el propio Miguel, en esa idea que le pasaba por la cabeza
cuando tenía que sobrevivir en pensiones de mala muerte en Madrid, en las que lo
último que deseaba era volver a Granada, porque eso significaba el fin de su sueño
de ser cantante, y el fracaso en su búsqueda de una carrera como músico en la
capital. A decir verdad, en el ano 1961 ya tuvo que volver a Granda, pero ese
mismo año volvió a intentarlo, haciendo un nuevo viaje a Madrid, que esta vez
seria definitivo. La canción fue igualmente pasada por el filtro
Trabuchelli-Waldo de los Ríos. Paradójicamente, aunque la vuelta a Granada habría
supuesto el fin de los sueños de Miguel, creo que es una canción que transmite
optimismo.
El single fue un éxito en España y Latinoamérica. No acabaría aquí la colaboración entre Fernando Arbex y Miguel Ríos. Al año siguiente, en 1969, nuevo single con Hispavox. La cara A: “Yo solo soy un hombre”, nueva composición de Arbex. En la carab B: “El cartel”, compuesta por Miguel Ríos.
Como las dos
canciones del single anterior, éstas también se publicaron en su primer LP, del
año 1969: “Mira hacia ti”.
Después de esto, vino
el bombazo comercial con el “Himno a la alegría” (1969), con arreglos de Waldo
de los Ríos, y el ascenso a la gloria en la carrera de Miguel Ríos. Sin ninguna
duda, uno de los mas grandes cantantes de la historia de nuestro rock. Este
single fue el comienzo de todo. Merece la pena que dediquéis 10 minutos a
escuchar estas grabaciones históricas. Espero vuestros comentarios.
Saludos.
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