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REO Speedwagon - Live: you get what you play for (CBS, 1977)

 


Cuanto más conozco la Historia de la música que me gusta, más me sorprendo. Y las aventuras de "la Reo" hasta lograr su éxito multiplatino fueron curiosas. Este directo significó su séptimo lanzamiento, desde que debutaran en 1971. Y no fue hasta su décimo lanzamiento, el archifamoso Hi-Infidelity, cuando lograron ese Olimpo, ya en 1980. En realidad, este directo marcó una raya en su cronología: por primera vez alcanzaban un puesto digno en las listas de ventas (el 72) y lograban el disco de oro, primero, y el platino, después. A partir de ahí escalaron peldaño a peldaño hasta la cima. Pero los seis años anteriores fueron algo turbios. Seis discos, tres cantantes. Por lo menos el resto de los miembros mantuvieron la pose y se ganaron buena fama en sus giras: el jefe y principal compositor, Gary Richrath, a las guitarras, Neal Doughty a los teclados, Alan Gratzer a la batería y Gregg Philbin al bajo. En su debut (REO Speedwagon, 1971) cantó Terry Luttrell. Kevin Cronin le sustituyó unos meses después para R.E.O./T.W.O. (1972). Ocupó su puesto Mike Murphy los tres siguientes (Ridin' the storm, 73, Lost in a dream, 74, This time we mean it, 75). Y, al fin, volvió Cronin para agarrarse definitivamente al micrófono en el sexto (R.E.O., 76) y no dejarlo hasta 1988.



Con todo, llegaron a este 1977 manteniendo unas ventas discretas, en general, con algunos singles bien situados y fama de darlo todo en directo. La compañía puso algo más de dinero, grabaron el obligatorio doble elelpé en vivo de los setenta y, favorecidos por un ambiente propicio, llegaron un poco más lejos en las listas. El disco merece mucho la pena, por supuesto. Compuesto por canciones, principalmente, de los dos álbumes de estudio grabados por Cronin (diez en total) con una selección de su debut y de (hasta la fecha quizá) su mejor disco, Ridin' the storm. Quince cortes, incluyendo el imprescindible solo de guitarra, donde REO Speedwagon demuestran lo que son (eran): una buenísima banda de rock, de hard rock setentero, apoyado en excelentes composiciones, un fantástico trabajo de guitarras, un teclista soberbio y un combo rítmico machacón, pulcro, dinámico. 

Si eres seguidor (conocedor) de los REO ochenteros, de su etapa AOR, te sorprenderán cortes como el instrumental Flying turkey trot, la rocanrolera 157 Riverside Av. o los seis minutos de (Only a) summer of love. Alucinarás con el trabajo guitarrero de Any kind of love, el Hammond de Like you do o el solo de piano en Lay me down. El final con Little Queenie (versión de Chuck Berrie) y la excéntrica Golden country te dajarán un gran sabor de oídos.


Para mí supuso un descubrimiento y la puerta a una época muy activa, convulsa y productiva de estos músicos. Casi podríamos decir que eran "unos REO" y a partir de aquí comenzaron a ser otros. Sin rupturas, pero adaptando poco a poco sus composiciones y su sonido al mercado AOR emergente.

La copia que traigo está datada en 1977 y se comercializó originalmente en Estados Unidos. Gatefold, para un, cómo no, doble disco. El workart corrió a cargo de Tom Steele con ilustraciones de Vartan Kurjian y Justin Carroll y fotografías de Lorrie Sullivan. El arte visual de REO nunca fue su fuerte, de todos modos.

Disfrutad del fin de semana, con mucha música y buenas compañias.















Comentarios

  1. La banda no se disolvió en 1988, todavía siguen en activo, en 1988 abandonaron la banda Gary Richrath y Alan Grazer, dos de los fundadores, el bajista Gary Philbin ya los había dejado años antes, justo después de la publicación del álbum que comentas, siendo sustituido por Bruce Hall que todavía sigue en la banda, los tres miembros restantes, Cronin, Doughty y Hall continuaron con Dave Amato a las guitarras y Bryan Hitt a la batería, y han publicado desde entonces 3 discos de estudio y un directo, que yo tenga controlados, y sobre todo girando por los USA.
    Gran disco el que comentas de una banda que es mucho más que el par de hits baladeros que los encumbrado en los 80.
    Un saludo

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    1. Gracias por la puntualización. Conozco su trayectoria posterior. De hecho, aparecieron hace relativamente poco en la serie Ozark. Me alegro que te haya gustado la entrada y el disco. Un saludo.

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  2. Pues bien, en general entretenido aunque no me ha llamado la atención particularmente más allá de Son of a poor man por su energía y Ridin’ the storm out sobre todo, que me trae recuerdos de Living for the city de Stevie Wonder, tan bien versioneada por Gillan. Y por supuesto, ese final con la estupenda Golden country. No parece que me vaya a convertir en un fan de la etapa setentera de estos tipos. Eso sí, la experiencia ha sido más satisfactoria que algunas propuestas de tanganas pasadas. Perdón, semanas pasadas. Hasta el viernes que viene, a ver con qué nos sorprenden los colegas. Viva la diversidad.

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    1. Ya sabes que siempre es cuestión de gustos. Este disco, muy disfrutable como dices, me parece por encima de otros directos más famosos. Está bien que nos monten alguna tangana por aquí de vez en cuando para salir de nuestra linde. Un abrazo.

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El pasado 5 de abril falleció el cantante de Firehouse, Carl Jeffrey Snare, por un fallo cardíaco en un proceso cancerígeno que le había llevado unos días antes a pasar por un quirófano. Además de ser un seguidor fiel de la banda, les he visto dos veces en directo; una de ellas la recuerdo con especial felicidad por lo que disfruté (tocaron junto a unos fantásticos TNT).  Casualmente, la semana pasada en este blog hablaba, en los comentarios de un post, del legado de algunos músicos más o menos desconocidos por el "gran público" comparándolo con otros del mismo o menor valor idolatrados, quienes reciben homenajes y se les dedican calles. Con esa reflexión me quedé enganchado. Al repasar la discografía de Firehouse, me di cuenta de algo obvio: existen músicos que han dejado un legado en nosotros. Da igual lo importante que sean más allá de nuestras orejas. Nos pertenecen. Y C. J. Snare es, para mí, uno de esos músicos. Desde este debut que hoy comparto su voz me ha acompañ

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Si no conocéis el significado de la palabra “tronco”, “pasota”, o no sabéis lo que es ser un “enrollao”, quiere decir que sois insultantemente jóvenes. No solo la generaci ó n "Z"  tiene su propio lenguaje. Cada generación ha tenido también una manera de expresarse, y hoy nos acercamos con este disco a finales de los años 70. Una época marcada musicalmente en España por una corriente que se denominó “Rock Urbano”. Aunque, como con cualquier tipo de etiqueta, nos podemos encontrar dentro de este saco grupos de muy distinta índole o con diferentes influencias, por lo general compartían una estética (musical y visual) muy particular, y sobre todo, una actitud vital marcada por las circunstancias sociales de la España de finales de los 70. Como con cualquier etiqueta que se otorga a un movimiento musical, donde muchas veces el mero hecho de nacer en una determinada época o cuidad te hace merecedor de esta etiqueta, se pueden encontrar dentro de este saco una mezcla de estilos q