Ir al contenido principal

Queensrÿche "Operation Mindcrime" (EMI 1988)




La primera vez que escuché o más bien leí de Queensrÿche fue en 1990, a través de las revistas de Heavy Rock y Metal Hammer en español. Habían estado apoyando a AC / DC en su gira "Who Made Who", y eso es lo que realmente me gustó de la banda que estuvieran apoyando a otra de mis bandas favoritas. El EP homónimo que Queensrÿche lanzó en 1983 hizo estallar de júbilo a mis amigos y yo en aquellas reuniones donde había metal y cerveza a principios de los '90s, con una pegadiza composición de NWOBHM y un cantante que podía alcanzar algunas notas que venían en sus canciones, ese cassette del Ep fue tocado una y otra vez hasta que se rompió la cinta. Pero es de comentar que de sus dos primeros álbumes de larga duración, "The Warning" y "Rage for Order", no sabíamos nada por nosotros en un momento en que escuchábamos álbumes de artistas como Metallica , Iron Maiden , Judas Priest y, en un futuro próximo. manera culpable, Bon Jovi esos eran nuestros "soundtracks" de esos años. Así que leer de ellos por primera vez antes de la invasión "grunge" fue un gran acierto.

Para aquellos que solo han escuchado Metal desde 1995, o para aquellos que nunca pensaron que Queensrÿche fuera digno de ver o de reconocerse, "Operation: Mindcrime" es un álbum conceptual que cuenta la historia de un drogadicto que se convierte en un asesino de un grupo político extremista, pero cambia de parecer cuando se enamora de una ex prostituta que se ha convertido en monja. Sin embargo, esa oración no le hace justicia a la historia, ya que el álbum de 59 minutos contiene una serie de giros, giros y sorpresas que la convierten en una historia verdaderamente convincente, una de las mejores de todas. Asesinato, suicidio, drogas, sexo, agendas políticas y un tema general de control y corrupción impregnan el álbum. También es uno de los pocos álbumes en mi colección de cassettes, discos y vinilos a los que les daría una puntuación perfecta, y por lo tanto, todos ustedes necesitan escucharlo. Es que escuchamos a la banda en su madurez y son realmente asombrosos.



El quinteto lo integraban:
Geoff Tate vocales y teclados
Chris Degarmo y Michael Wilton Guitarras eléctricas y acústicas
Eddie Jackson bajo
Scott Rockenfield batería y percusión.

El track list es el siguiente:

Lado A
1. I Remember Now (1:17)
2. Anarchy-X (1:27)
3. Revolution Calling (4:42)
4. Operation: Mindcrime (4:43)
5. Speak (3:42)
6. Spreading The Disease (4:07)
7. The Mission (5:46)

Lado B
8. Suite Sister Mary (10:41)
9. The Needle Lies (3:08)
10. Electric Requiem (1:22)
11. Breaking The Silence (4:34)
12. I Don't Believe In Love (4:23)
13. Waiting For 22 (1:05)
14. My Empty Room (1:28)
15. Eyes Of A Stranger (6:39)




Desde la narrativa de apertura de "I Remember Now" sabemos que algo especial está sucediendo. Estamos directamente inmersos en la historia de inmediato, y las dos breves pistas de introducción sirven para preparar el escenario para una increíble serie de canciones, y esa es la clave de esta obra de metal a medio cruce entre heavy metal tradicional y progresivo: las canciones realmente son himnos. Hay una tonelada de habilidad técnica en exhibición, como es de esperar, pero nunca a expensas de las canciones. Por eso es tan fácil entenderlos ya que al escucharlos te quedas atrapado en el sonido de voces, guitarras y redobles de batería como en la super canción "The Mission", la épica de 10 minutos llamada "Suite Mary Sister", con Pamela Moore en las voces, o en el pegadizo "Breaking The Silence" y " I Don't Believe In Love" para recordarnos, en mi caso desde hace treinta años que muchas cosas no cambian sólo sufren ligeras variaciones. El arreglo de cada canción, y el álbum en su totalidad, es tan preciso que no puedes dejar de escuchar una vez que comienzas. ¿Y el puñado de narraciones cortas y sonidos? Todo hecho con cero factores de trivialidades, llevando la historia como debe ser, al clímax del álbum, una de las mejores canciones que Queensrÿche  escribió, hablamos de "Eyes of a Stranger", que incluso tenía videoclip el cual nunca nos cansábamos de ver gracias a una antena parabólica que captaba el MTV de aquellos años. 


Treinta años más tarde, lo único que cambiaría de este álbum es el sonido de la caja y la reverberación que lo acompaña, pero bueno, en ese entonces los efectos se usaban en los álbumes y la batería tenía mucha reverberación lo cual disco sea de paso es algo que adoro en una grabación. Algo que los álbumes en esos días también tenían era una pequeña cosa llamada dinámica, y la puntuación de las revistas especializadas con la que estamos honrados de haberlas leído en su momento fueron el paraíso para nuestros oídos. El señor Peter Collins ( Rush , Gary Moore ) produjo el álbum y realmente capturó rayos en una botella, empujando a la banda más allá de lo que sus dos primeros álbumes insinuaban, con Jimbo Barton creando una mezcla impecable. Los arreglos orquestales del legendario Michael Kamen aportan profundidad a "Operation: Mindcrime" con el que la mayoría de las bandas solo pueden soñar. En resumen, el disco suena increíble.




Puede ser fácil perder el rastro de los grandes álbumes a medida que envejecemos y el material más nuevo llega a nuestras listas de reproducción. Pero "Operation: mindcrime" ha logrado mantener su lugar como uno de mis veinte o treinta álbumes favoritos de todos los tiempos, un disco que, cuando el mashup final del álbum llega a un impresionante in crescendo y una voz lo finaliza con "Recuerdo ahora", todavía siento escalofríos. De hecho pudiera considerarse como el mejor álbum con concepto de metal progresivo de todos los tiempos pero hay discos que le darían batalla en una encuesta de opinión en algún foro especializado. Si nunca has escuchado "Operation: mindcrime", hazte un favor y siéntate con él durante una hora, y si (como debes) ya lo tienes, ve a escuchar de nuevo. DISCAZO SÍ SEÑOR!!!

Por cierto hago mención de éste clásico del heavy Metal por en éste año la banda ha anunciado nuevo disco y nueva gira mundial, así que estén preparados para más sorpresas. 


Feliz fin de semana amigos.








Comentarios

  1. Discazo imprescindible, sin duda. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Disco monumental. Me ha hecho gracia lo que comentas de Bon Jovi, saludoss

    ResponderEliminar
  3. Una obra maestra sin duda, para escucharse una y otra vez. Saludos amigos. SI soy fan de los Bon Jovi Ja.

    ResponderEliminar
  4. Discarro. Muero de envidia, no lo tengo aún en vinilo. Ya caerá. Saludos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Paice Ashton Lord - Malice in Wonderland (Polydor, 1977)

Esto no estaba previsto. Este disco no estaba en la lista de títulos para reseñar en #FFVinilo. Pero es que el fin de semana pasado por fin pude hacerme con él, y tenía ganas de compartirlo. Los que leéis esto ya conocéis esa sensación de ir pasando discos y encontrar de repente esa portada que tienes en la cabeza desde hace tiempo. Qué sensación. Se que vosotros me entendéis, así que no encuentro mejor foro para compartir ese momento que este blog, lleno de melómanos “vinileros”. Lo curioso es que no solo encontré una, sino dos copias, una francesa (“gatefold”) y una inglesa (sencilla). Con buen criterio, me quedé con la inglesa. Y claro, eso se nota en el sonido. ¡Como suena esta maravilla! Si os gustan esas producciones típicas de los 70 con mucha profundidad y dinámica lo vais a disfrutar (nada que ver con las producciones actuales, cada vez más “planas”). A la producción, la leyenda, Martin Birch (Deep Purple, Whitesnake, Black Sabbath, Iron Maiden, …). ¿De dónde sale este grupo?

Scorpions – Love at first sting (Harvest-EMI, 1984)

Y si hace unas semanas os hablé aquí del inmenso 1984 de Van Halen , hoy toca comentar el no menos imprescindible Love at first sting de los alemanes Scorpions , otro que este año también celebra su 40º aniversario. La banda venía de una gira internacional presentando Blackout , el pedazo de disco que finalmente los había puesto en el mapa –yo mismo los descubrí gracias a él, os lo conté aquí – y tenían la misión de superarse, algo nada fácil no sólo en el aspecto creativo. Una de las razones era la mala relación entre el bajista Francis Buchholz y Dieter Dierks , dueño de su compañía de discos y productor del grupo desde 1975. Por eso, cuando la banda –que empezaba a tener dinerito del bueno– pidió grabar el nuevo álbum en un estudio que no fuese el del productor, Dierks se los llevó a los Polar studios de Estocolmo –exacto, los de Björn y Benny de ABBA – pero dejó en Hannover al bajista, contratando como músico d

Firehouse - Firehouse (CBS, 1990)

El pasado 5 de abril falleció el cantante de Firehouse, Carl Jeffrey Snare, por un fallo cardíaco en un proceso cancerígeno que le había llevado unos días antes a pasar por un quirófano. Además de ser un seguidor fiel de la banda, les he visto dos veces en directo; una de ellas la recuerdo con especial felicidad por lo que disfruté (tocaron junto a unos fantásticos TNT).  Casualmente, la semana pasada en este blog hablaba, en los comentarios de un post, del legado de algunos músicos más o menos desconocidos por el "gran público" comparándolo con otros del mismo o menor valor idolatrados, quienes reciben homenajes y se les dedican calles. Con esa reflexión me quedé enganchado. Al repasar la discografía de Firehouse, me di cuenta de algo obvio: existen músicos que han dejado un legado en nosotros. Da igual lo importante que sean más allá de nuestras orejas. Nos pertenecen. Y C. J. Snare es, para mí, uno de esos músicos. Desde este debut que hoy comparto su voz me ha acompañ

Carlos Santana - "Europa" (CBS, 1976)

Es imposible no identificar esta canción con solo escuchar las cinco primeras notas. A pesar de ser instrumental es tan conocida que cualquiera con un mínimo de cultura musical podría “ cantar ” y reconocer las notas iniciales ( tan-tan-na-na-na-nanananá-tanananá…. ). Y cualquiera con un mínimo de sensibilidad también notará cómo se le eriza el vello. Es una melodía que llega al alma, triste y melancólica, una guitarra que habla y llora, que nos cuenta una historia y, sin necesidad de palabras, solo con las notas de la guitarra es fácil de entender. Pero veamos qué hay detrás de ella. Vamos a desnudarla y a comprenderla.

Boikot - Los ojos de la calle (Discos Barrabás, 1990)

  Hay música que corresponde a un momento concreto de nuestra vida y que, por edad usualmente, por cuestiones personales a veces, queda ahí anclada, como un bonito recuerdo. Música a la que no suelo volver casi nunca. Y ese caso lo representa perfectamente el debut de Boikot. En el devenir de la cultura rock madrileña se conformó, en la segunda mitad de los ochenta, un grupo de bandas jóvenes con unas sonoridades muy particulares, emparejadas con eso del rock urbano, pero tintado de una manera particular en la que escuchábamos las raíces de Leño o Burning junto con ramalazos unas veces punk, otras más metaleras, otras más seventies, incluso algo de blues. Ahí puedes meter a Esturión, Casablanca, Porretas o los mismos Boikot.  En medio de ese “fregao” musical cobró protagonismo Mariano García, polémico personaje, especialmente en sus últimos años. Generó negocio, oportunidades y ayudó a crear y mantener “la escena” madrileña a través de varias salas (Canciller, Barrabás), su labor promo