Siempre huyo de homenajes interesados y ocasionales. También de loar por aquí discos de esos que consideramos cinco estrellas (vaya: discarrales). Pero, por una vez, he decidido saltarme ambas normas. El “fin de una Era”, como se ha intentado magnificar el (posiblemente) último concierto de los Black Sabbath “originales”, bien merecía que añadiéramos al blog alguno de esos álbumes que, acertadamente, Henry Rollins significó con su frase: “en esta vida, solo puedes confiar en ti mismo y en los seis primeros discos de Black Sabbath”. Y aquí estamos, metiendo leña para quemar al mono.
Segundo largo del cuarteto de Birmingham, se grabó en junio de 1970 y fue editado en septiembre de ese mismo año, sin tiempo a pensar. Loado hasta la saciedad, se le considera piedra angular del desarrollo del heavy metal y casi cualquier otro estilo cercano. Aún hoy es su obra más vendida. Fue el más representado en el famoso homenaje. Los propios Sabbath interpretaron tres canciones aquí presentes en su cortísimo set y otras cuatro sonaron en versiones del resto de bandas. Por algo será. La no siempre acertada revista The Rolling Stones lo certificó en el top de su lista “100 Greatest Metal Albums of All Time” y en un lamentable 139 en “500 Greatest Albums of All Time”. Dime que hay 138 mejores que este para que pueda retirarte el saludo, bro.
Por cierto. Si no eres de este planeta y acabas de aterrizar con tu nave espacial desde algún remoto universo donde sois sordos y ciegos, la banda la formaban Tony Iommi (guitarrista), Ozzy Osbourne (voz), Geezer Butler (bajo) y Bill Ward (baterista).
Como ya estamos hartos de leer críticas larguísimas y sesudas sobre esta obra, además de daros mi modesta opinión, os propongo escuchar las canciones de este disco a través de los músicos que hicieron versiones de ellas, demostrando, si hacía falta, la influencia de tan magna obra. Vamos allá.
La letra llena de muerte y destrucción de War pigs abre este clásico. Una canción contra la guerra, sobre todo contra la guerra de Vietnam, entonces en plena ebullición. El inconfundible Ozzy canta entre los sonidos instrumentales hasta llegar a la parte central, donde todo se desata, para llevarnos hasta el primer solo de infarto de Iommy. Toda la canción se basa en una jam que solían interpretar en sus conciertos, y que alargaban improvisando cada noche. En una de esas, este final se desarrolló y trataron de replicarlo igual en el vinilo, con un cambio de tono que solían retomar en los conciertos. Las versiones: Sacred Reich, Faith No More, Bathory, Gov’t Mule o Tesla, pero me quedo con esta extraña versión de Ruthie Foster con Jorma Kaukonen, llevándola a un Universo paralelo de blues.
Paranoid tiene uno de los riffs de guitarra más famosos de la Historia del rock. Tony Iommi presume de haber escrito la canción en cinco minutos y declara que, en principio, estaba destinada a ser una cara B. De hecho, Bill Ward explicó en una ocasión que no tenían suficientes temas para cerrar el disco y que Iommi les enseñó el riff, les gustó y en media hora habían compuesto el tema. Dos horas después lo habían grabado. La hostia. Cuando llegó al número 4 de singles en el Reino Unido y el 12 en Estados Unidos hasta los miembros de la banda se sorprendieron. La que más versiones acarrea: White Flag, Big Country, Megadeth, Avenged Sevenfold, Metallica (con el propio Ozzy) o esta locura de Type O Negative.
La hipnosis nos abraza en Planet Caravan, un tema que da tregua tras el destructivo Paranoid. Los efectos sonoros mezclados con el trabajo de percusión nos acercan a una imagen psicodélica. Delicado trabajo instrumental. Ozzy canta a través de un altavoz Leslie que modifica su voz. En el fondo, parece una canción de amor al estilo Sabbath, flotando por el Universo con tu pareja. Claro, que también puede ser un viaje lisérgico o un episodio esquizoide. A tu gusto. Las versiones: Mercury Rev, Zakk Wild o esta de Pantera.
Llegamos a otra de las grandes: Iron Man. Otro inolvidable riff que durante seis minutos enseña al mundo cómo hacer una canción de heavy metal sin ser un velocirraptor de las seis cuerdas. De nuevo la voz de Ozzy se mezcla estupendamente con los instrumentos. La parte central de la canción, con el solo de Iommi, inolvidable. La alocada letra sobre un viaje en el tiempo y de cómo el viajero se convirtió en un hombre de hierro vivo, da para un post entero. Creo que es muy difícil hacer una buena versión de un riff tan universal, pero ahí lo intentaron NOFX, Therapy?, Metallica y Ministry (que ahí va).
Me encanta la guitarra de Electric Funeral. Esa forma de trabajar el ritmo y la ambientación, el apoyo soberbio de bajo y batería. Canción de múltiples interpretaciones, intentaron llamar la atención sobre la progresión nuclear y el advenimiento del Apocalipsis. Hay un cambio de ritmo extraordinario a los dos minutos que da una vida nueva al tema. Pocas versiones se ha llevado esta joya: Candlemass, Brutality, Cavalera Conspiracy o esta de Iced Earth.
Hand of doom hace honor a su nombre y nos entierra en un sonido oscuro mezcla de ácido y mala leche. Ward demuestra porqué influyó a todo baterista que quisiera sonar “doom”: cómo convertirse en un dios de la batería sin estropear los parches. Contiene una parte central más dura que se reinventa al final volviendo al inicio, como un gran ciclo. La inspiración le vino a Butler cuando se enteró de lo común que era pincharse y fumar heroína entre los soldados que combatían en Vietnam y lo feroz de la lucha de muchos contra su adicción al regresar a casa. Por unas cosas o por otras, estaban en manos de la muerte. Una de las menos populares (en el último concierto la tocó Tool) tiene versiones de Danzig, Slayer o esta de Cephalic Carnage, curiosísima.
La brevísima instrumental Rat Salad, con un característico solo de batería, se extendía en ocasiones hasta el infinito dejando a Ward improvisar en el escenario hasta que los demás decidían volver. Por cierto, y según Butler, el título hacía referencia al peinado del batera. Obviamente, las versiones de este corte escasean, pero podéis flipar con esta de Jazz Sabbath.
Se cierra el álbum con otra genialidad melódica titulada Fairies wear boots, donde comparten implícitamente su abuso de sustancias (he visto a las hadas vistiendo botas y bailando con enanos/ fui al doctor y me dijo: hijo, has ido demasiado lejos porque fumar y «viajar» es todo lo que haces). Fabuloso riff, guitarras solistas de infarto y un inolvidable Ward de nuevo. Tampoco ha sido recreado en muchas ocasiones este corte, pero los propios Jazz Sabbath o The Casualties of Jazz la reinterpretaron, obviamente, en claves jazzeras. Me permito compartir esta de Zakk Wylde con "su banda" Zakk Sabbath.
Gracias por compartir el viaje. Por cierto, mi versión es la reedición del 2015 a cargo de Sanctuary Records impresa en algún lugar de la Unión Europea. Gatefold muy chulo.
Disfrutad del final de una Era con buena sombra y buena compañía.
Vaya, no imaginaba que hoy traerías a los Sabbath. El pasado fin de semana ya me dio por escuchar toda su discografía con Ozzy, pero por imperativo legal me he puesto este otra vez. No cansan nunca. Y nada más puedo decir de un disco del que ya se ha dicho todo o casi todo y que contiene canciones imprescindibles como War pigs, Paranoid o Iron man, sin olvidar Hand of doom o Fairies wear boots. Algún día tendré que hacerme con esa discografía. Cómencé a escucharlos con directos y grandes éxitos donde ya está todo lo bueno y me daba pereza comprarme los discos oficiales. Lo dicho, algún día. Ah, y las versiones... no soy muy amante. Prefiero las originales. Pocas de las que adjuntas les hacen justicia y otras, queriendo ser originales o “diferentes”, las destrozan vergonzosamente. Me quedo con el homenaje de Zakk, que es como un Ozzy Bis. En fin, un abrazo y feliz finde. KING
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