La primera canción que escuché de este cuarteto porteño fue "Aventura del Árbol" de la que me llamaron significativamente varias cosas la atención. En realidad diré que los cuatro instrumentos bien cada uno por su lado o en determinados momentos al unísono; ahora la batería y el bajo de Rodolfo García y Emilio del Guercio; ahora el teclado (clavicordio o Hammond) flotante y Blues de Hugo Gonzalez Neira; y siempre la guitarra vertiginosa, multifacética de Héctor Starc.
La "Aventura del Árbol" son casi nueve minutos de felicidad e incredulidad "Hard-Prog-Blusera" donde se dan factores que hacen único su sonido, la de untar dos quesos diferentes en el mismo pan, los YES del "The Yes Album" con las armonías vocales de Crosby, Still & Nash o los Buffalo Springfield, y encima cerrar el tema con un guiño total al "Your Is No Disgrace" del portentoso tercer disco de los Yes.
Pero la partida de cartas ya había empezado dos canciones atrás, "Canto, Desde el Fondo de Las Ruinas" no podía ser mejor presentación del disco con un bajo a lo Chris Squire (Yes otra vez) y esas Guerras Púnicas entre el teclado de Hugo y la guitarra de Starc. "Yo Seré el Animal, Vos Serás mi Dueño" nos muestra a un cuarteto sofisticado entre el Folk acústico y los últimos Beatles, sin soltarse del todo el sonido Almendra, banda que dio a estos Aquelarre la mitad de su corazón, la base rítmica concretamente.
Hay más Hard Rock Blues en este Lp, "Jugador, Campo Para Luchar" en la que el teclado de Hugo adopta un toque Psych mientras las guitarras de Starc se desbocan de manera controlada. Hugo Gónzalez Neira aparte del teclado se hace cargo de la primera voz en otra canción de ambientes sicodélicos ("Cantemos al Sol"), en la que se atisban ecos de los Alman Brothers en la lección magistral de Héctor Starc a las seis cuerdas.
El final con "Movimiento" no podía ser más espectacular, nuevamente las guitarras y el teclado viven enzarzados en una encarnizada lucha Hard-Blues rockera de la que la base rítmica acaba participando, y sonando nuevamente (y ya van tres veces por lo menos) a los Yes pre Rick Wakeman, si, los de Tony Kaye, aunque los textos elaborados aquí por Aquelarre aún siendo en muchos momentos surrealistas poco tienen que ver con las letras cósmicas y filosóficas de John Anderson.
El disco fue grabado en los Ion Estudios de Buenos Aíres entre Marzo y Abril de 1972 y fue publicado antes del Verano de aquel año por "Trova", sello argentino fundado por Alfredo Radoszynski.
Aquelarre todavía publicarían tres excelentes discos más entre ese año y 1975 en el que cerrarían el quiosco con el fantástico "Siesta".
Antes de nada, confesar que no había oído hablar de esta banda en mi vida. La calidad que desprende es incontestable pero, aunque la psicodelia y el prog entran dentro de mis gustos, lo cierto es que me llaman la atención mucho más en su vertiente más hard o proto-metal que en la experimental o excesivamente pausada. Quizás por ello me han encantado “Movimiento” o sobre todo “Jugador, campo para luchar” y el resto se me ha hecho un poco bola, salvo momentos puntuales. Aún así, excelente aporte. Saludos. KING
ResponderEliminarAl igual que King, ni papa de la banda. Escuchado el álbum no es mi estilo, aún así un par de temas tienen su mérito. Lo bueno de este barrio, es la variedad de sonidos y estilos que aparecen, un placer leerte. Saludos. P
ResponderEliminarMuchas gracias a los dos por vuestros comentarios. Hay un montón de bandas argentinas que merecen la pena en la década de los 70, Piel del Pueblo, Vox Dei, El Reloj; también de otros países (Perú, Uruguay...)
ResponderEliminarMe parece una entrada genial para conocer un grupo nuevo y ser conscientes de que se hacía buena música en muchos países. En general me ha gustado (más que los Yes por cierto) y se merecen más escuchas, sobre todo la segunda cara. Un saludo.
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