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The Quireboys - A bit of what you fancy (EMI/Parlophone, 1990)

 


Hoy toca traer al blog uno de los discos de mi vida. Tampoco sé si eso es meritorio, porque la lista de “discos de mi vida” no es pequeña. Y tampoco tengo claro las reglas para entrar en tan selecto club. En cualquier caso, este debut de los londinenses The Quireboys apareció en mi vida como una epifanía. Atención, se viene historia viejuna (ya sé que tú lo viviste parecido, pero hay gente joven también por aquí). En “aquellos años” uno descubría música por alguno de estos cuatro medios: algún programa de radio (casi siempre por las noches), las reseñas de las revistas duras, el contagio por algún colega con una cinta de casé o, como fue este caso, viendo un vídeo en algún garito o en casa de alguien con una parabólica (sí, que a veces nos pasaban actuaciones en la tele nacional, pero con cuentagotas). Había un garito llamado Fórmula 1 (o algo así) al que solíamos ir por las tardes para echarnos unas cervezas antes de “salir” (como si no estuviéramos ya en ello). En ese pub ponían, en pantalla gigante y ¡con (minipista) de baile! vídeos del rollo hard&heavy (antena parabólica, chavales, recordad) que me ayudaron a descubrir o ver en movimiento por primera vez a muchos de mis músicos favoritos. Y allí salió el vídeo de 7 o’clock: precisamente (¿lo haría adrede el pincha?) a las siete de la tarde, con esas pintas de me acabo de levantar de la resaca, el cantante con un pañuelo en la cabeza, uno de los guitarristas con gorro y ¡un piano! ¿A quién se le ocurriría poner un reloj al fondo? El caso es que no me quedé bien con el nombre (decuarbois, decuarterbois, algo así). Pero el destino me dio otra oportunidad: unos días después, en la discoteca heavy de los sábados volvieron a pasar el vídeo y, ahora sí, me quedé con el nombre y fui a mi dealer habitual (el Seradiscos) a por la casé. Y desde entonces ha sido pasión por este álbum y, en cierto modo, por este grupo.


The Quireboys se formaron justo en mitad de los ochenta en Londres. Comenzaron llamándose The Choirboys (los chicos del coro), después The Queerboys (adelantados a su tiempo, algo así como los andróginos o los no binarios), un poco después London Quireboys hasta caer al nombre definitivo, que, de nuevo, hace referencia al inicial, los muchachos del coro. 

Nuestros héroes sufrieron diversos cambios a medida que iban conformando un curioso y revitalizante setlist, haciendo notorias apariciones en todo el sur de Inglaterra. Su fama de banda de directo, algo macarra y borrachuza, atraía a la chavalería en masa. Sin embargo, no hubieran pasado, seguramente, de ahí sin la ayuda de una diva de la mercadotecnia roquera: Sharon Osbourne. La dama del Mad Man vio en aquellos jovenzuelos zafios un diamante por pulir. Spike (cantante) comentó: “teníamos un acuerdo con Survival Records y sacamos una canción llamada Mayfarir. En aquellos días publicabas con una subsidiaria y si tenías suerte te firmaban un contrato”. Todos los cazatalentos iban a sus conciertos, pero, por diversas razones, elegían a otros artistas. Siguiendo con las palabras de Spike, Sharon apareció en escena y les consiguió un contrato con EMI. “Recuerdo que recibimos una carta de Survival Records informándonos de que EMI nos estaba comprando ¡por una libra!”. Al parecer, Sharon movió sus hilos y el acuerdo con Survival no valía nada. 


De repente, EMI llenó los bolsillos de los muchachos británicos con un sugerente adelanto económico. Y les enviaron a Los Angeles. ¡Gratis, a todo pagado! “No teníamos ni pasaporte”, añade Griffin (guitarrista). “Lo más lejos que había estado era Scarborough, donde iba de vacaciones con mi familia”. De un barrio de Londres a grabar en los Cherokee Studios, por donde habían pasado Van Halen, Michael Jackson, Aerosmith o Lenny Kravitz. Por entonces la banda la conformaban Jonathan Francis Gray a la voz, más conocido como Spike, los dos “Guy” a las guitarras, Griffin y Bailey, Nigel Mogg al bajo, Chris Johnstone a los teclados y contaron con Ian Wallace en su viaje transatlántico. Wallace era un viejo con el culo pelado ya en discos de King Crimson, Alvin Lee, Bob Dylan, Ronnie Wood o Don Henley entre otros muchos. Le daba al estilo, vaya. La grabación la comandaron George Tutko y Jim Cregan, habituales de bandas de los setenta y los ochenta, con la vigilancia ejecutiva de Ron Nevison, tipo de confianza por entonces de Sharon, quien se encargó de la mezcla final.

En aquella aventura angelina, contaron con los contactos de Ian, Tutko y compañía. “Conocían a todo el mundo (comenta Griffin) y había una afluencia constante de gente durante la grabación. La sala era grande, como un gimnasio, y por allí pasaron Rod Stewart y su banda, Tom Petty, Don Henley, modelos y bailarinas que querían “probar” para un videoclip. Éramos tan jóvenes que ni apreciábamos todo eso”. Por si os quedaba dudas, los muchachos hicieron su trabajo “extracurricular” en la ciudad. Años salvajes.


Abre la cara A con la puntualidad inglesa de 7 o’clock, un arrebatador  piano y la voz de Spike anunciando que hay una fiesta especial "she got a hold of my dirty device". Ojo a las voces en el puente, qué detallazo. Buen estribillo y excelente guitarreo. Man on the loose es pegadiza y simple. Una estrofa de cuatro versos y un estribillo de dos que se repiten insistentemente, solo interrumpidos por un solo rápido de guitarra y que desemboca en un bello final, con coro femenino. Spike va demostrando sus influencias: Frankie Miller, Rod Stewart y un poco de Mick Jagger metido en una buena coctelera (en todos los sentidos). Se vuelven sureños durante Whippin’ boy para hablarnos del orgullo a través de la historia de un esclavo liberado "living in a cotton town/when the Yankees came around/they say you're freedom bound", pero solo le queda buscarse la vida huyendo con su chica "Cos all we have is pride/no matter how they try/can't change what they keep inside". Fantásticos los arreglos de (falsos) violines, el coro (casi) gospel y el slide. "You all been invited to a Sex party" descarada fiesta seventies con buen trabajo guitarrero y subidón fiestero. Al grano, al turrón, sin perder un minuto. Sweet May Ann arranca como una balada de violines y acústicas y transmuta en un rocanrol añejo, una de mis favoritas. Canción de despedida "tengo que seguir mi camino" pero "siempre te recordaré". Muy buena interpretación de Spike. Pero, claro, el amor es un boomerang y cuando vuelve a casa se encuentra con su chica fumando que le dice "I don't love you anymore/I was slain and shown the door/Ain't no room here anymore" y te toca el corazón roto. Sentida y emocionante balada, con protagonismo absoluto de Spike y el piano, buen solo de guitarra y final épico. Igual un poco excesivo el arreglo orquestal.



Giramos el vinilo y seguimos con los corazones rotos o, más bien, con la “necesidad de consuelo”, porque Jenny prefiere estar con otros tipos "Hey you, what can I do/Can't you stand by your man/like the other girls can". Buen rocanrol, muy rítmico, batería marcada y sencillo y agradable solo. ¿Quién no ha pasado por la experiencia que canta Misled? Sales con LA chica (o EL chico) te las prometes "felices" y ella (o él) se emborracha y no hay nada que hacer "Go to sleep/hope you don't get mad". Me encanta el rollo tabernario de este tema, con un divertido solo de piano. Y si tienes problemas de dinero en Long time comin’ te aconsejan pillar "a rich rich mama to make my dreams come true”. Pero ojo, porque tendrás que estar a la altura "finish the job boy or you don't get paid". Disfrutona canción, rápida y contundente. Roses&rings es un curioso medio tiempo que repite una combinación de dos estrofas y estribillo insistentemente, cambiando pequeñas partes y modificando el acompañamiento musical. Bien aquí la orquestación. Vuelta a la taberna con There she goes again, bailando al son de un gran piano rollo honky tonk. Aquí hay mucha resignación, "I must have walked a million miles/to get this far away" pero aquí sigo y aquí viene de nuevo. Cerramos con otra joyita. Take me home comienza lenta, sobre el piano, y se acelera después con un ritmo entrecortado y buenos guitarrazos. Cierre perfecto para un gran álbum.


El disco tuvo bastante éxito en el Reino Unido, alcanzando un brillante número 2 y despachando cuatro singles. Alcanzó el disco de oro. Menos suerte tuvo en Estados Unidos, aunque lo suficiente para girar por allí y poner a Bob Rock a los mandos de su continuación, Bitter sweet & twisted (1993), pero eso, claro, es otra historia.

La edición que os comparto la compré hace unas pocas semanas (de ahí que no haya aparecido antes por el blog). Edición europea de 1990, tiene una curiosidad: en la portada se titula “A bit of what you fancy” y en la etiqueta del vinilo (la galleta, vaya) “A little bit of whay you fancy”. 

Rocanrolear mucho este fin de semana.










Comentarios

  1. Pedazo disco y pedazo de reseña. A punto de cumplir los 51 años me siento bastante identificado con este post. Y es que recuerdo muy gratamente cuando quedaba con mi cuadrilla a media tarde para ir calentando el cuerpo con unas cervecitas frescas a ritmo de rockanrrol, bien en casa de algún colega o en algún garito de los que abría temprano. En aquel tiempo la parabólica era la novedad y los programas guiris con sus correspondientes video clips, gracias a los cuales ibas poniéndote al día musicalmente hablando, eran muy prácticos. The Quireboys son un grupo que ha quedado en la memoria como uno más de los clásicos de aquella época y siempre es una gozada recordarlos. Saludos!

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    1. Gracias por la parte que me toca. Muchos tuvimos vivencias de este tipo por aquí pues coincidimos, años arriba o abajo, adolescentes en los ochenta o los primeros noventa. De hecho, Dani lo comentó en su post la semana pasada. Me alegra que te haya llegado esta propuesta. Un saludo.

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  2. Un disco que sonó mucho en su época (perfectamente descrita en el post), y que he ido apreciando con los años. En su momento no me enganché, a pesar de que el "Hey you" sonó con bastante insistencia. Luego tuve mi época Rod Stewart / Faces, y claro, esta propuesta es puro rock and roll festivo, muy al estilo del grupo de Stewart. Así que es un disco al que recurro de vez en cuando. Nada mal para empezar el fin de semana. Muy buena la entrada. Saludos.

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    1. Gracias por el piropo. Entiendo que a cada uno le llega un "estilo" en un momento u otro. A mí grupos como The Quireboys o The Black Crowes abrieron la puerta a bandas de los setenta a las que no me habría acercado nunca (por aquellos años). Adoro The Faces hoy en día, por ejemplo. Eso me recuerda cómo va cambiando nuestro gusto (generalmente ampliándose) con los años. Sonidos que no conocíamos o no tolerábamos de jóvenes nos enganchan años después. La vida 😜. Un saludo.

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  3. La verdad es que con el apelativo “uno de los discos de mi vida” poco puedo decir, que te entrará por un oído y te saldrá por otro. Como dices, hay mucho ahí de Rod Stewart, todo un toque de elegancia. La producción es más que correcta y la obra tiene momentos cargados de sentimiento y emoción. Sin embargo, aunque de escucha amena, no sé, es un estilo que no me acaba de atrapar del todo. Disfruto más con los “discos de tu vida” ochentera. Me permito una crítica. En lugar de la de la cara B, hubieses tenido que publicar la foto de la galleta de la primera cara, donde supongo que se encuentra ese error de imprenta que has comentado en referencia al título del disco y que convierte en especial a la edición. Un abrazo y feliz finde. KING

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    1. Como digo en el post, la lista es amplia y ambigua. Claro que es bienvenida tú opinión, pues cada uno tenemos diferentes sensibilidades. Volveré al "sitio común" más pronto que tarde, ya verás. Al fin y al cabo, los peces necesitamos agua por mucho que nos creamos gatos en ocasiones 😅. Si te fijas en la foto de la galleta que he compartido también se observa la diferencia de títulos. Abrazo de vuelta 🤗

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    2. Coño, casi me quedo ciego... eso es porque has puesto que en la galleta ponía A little bit of whay you fancy y me he fijado en el WHAY en lugar del LITTLE. La culpa la tienen los SAXON. Ese LITTLE me parece normal. 😅

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    3. Ja, ja, me parto, putos Saxon.

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  4. Nada más verlo creí que el gran Íñigo se había pasado a vernos jeje.
    Otro gran debe en mi haber es escuchar de verdad a este grupo. Y eso que tiene todas las papeletas para gustarme.
    Me ha parecido un disco de debut meritorio pero mejorable. Como bien moñas que soy, la ayer conocida de subtes es la de I don't love you anymore.
    Y los vídeos, alguno me suena.
    En definitiva, tengo que ponerme con ellos. un saludo

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    1. Sí Íñigo se dignara escribir por aquí este disco estaría ya reseñado seguro. En fin, gracias por el esfuerzo de la escucha. No resulta un disco fácil por el tipo de sonido precisamente. Mejorable no es, ya te lo rebato 😜 Un abrazo.

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  5. Un discazo al que nunca le he dedicado el tiempo que merece. Conozco esa sensación, descubrir grupos en las pantallas de vídeo de garitos, acordarte del nombre más o menos e ir a la tienda de discos con toda la ilusión del mundo para encontrarlo mientras chapurreas palabras ininteligibles esperando que el vendedor te entienda porque por supuesto, es un experto en Lenguas del Mundo. Totalmente herencia de nuestro tiempo que no se puede trasladar a los tiempos actuales, no se puede explicar ni tampoco entenderlo del todo sin haberlo vivido, porque era un escalofrío que traspasaba la piel cuando al fin te hacías con el disco. Con esos vídeos descubrí a grupos como Queensrÿche o Savatage, bandas capitales en mi vida. Este disco tiene muchas de las cosas que me gustan. Una banda británica intentando sonar americana y consiguiéndolo. Rock and roll clásico, voz desgarrada, toques sureños, guitarra slide y violín country, voces soul y gospel y sobre todo, mucha clase. Grandes los "De Cuairboys" (nunca me ha enganchado el nombre), me tengo que poner a hacer los deberes. Y grande tú, reseña emotiva y emocional. Un abrazo Manu!!

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    1. El comentario de los lunes que no falte 😜 Tampoco fueron malos tus descubrimientos. Hoy en día es más fácil descubrir nueva música y escuchar la vieja. Para mí eso no tiene precio. Bueno, la cuota de Deezer en mi caso. Gracias por los piropos y a ver si te prodigas por aquí. Abrazo de vuelta.

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  6. Pues disco de mi vida tambien .. yo descubri a Rod y los Faces y a muchos otros dioses de los 60-70 via Quireboys, Cinderella, Dogs d'Amour o los Black Crowes. Y me sigue pareciendo la mejor escuela que pude tener. Gran disco ...

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    1. Creo que ese viaje fue común también. Revisar las influencias (o las versiones) de los grupos que me gustaban por entonces y viajar al pasado para descubrir todas esas bandas que ahora adoro, como The Faces, Free y similares. Por cierto, muy chulo tu blog, no lo conocía. Un saludo.

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