Pues sí, como es habitual, hoy toca presentaros un nuevo siete pulgadas de la serie “Los singles de mami” aunque los lectores del blog que no disfruten especialmente con estas entradas a la memoria de mi madre celebrarán que dicha serie esté próxima a su fin. Como podéis ver, este viernes está dedicado a la galesa Mary Hopkin –una de las primeras artistas en fichar por Apple records, el sello discográfico de The Beatles– y a su pelotazo internacional Those were the days, concretamente una versión en castellano que en nuestro país se tituló Qué tiempo tan feliz. Fue número uno en el UK singles chart, número 2 en el US Billboard hot 100 y llegó a vender la friolera de 8 millones de copias convirtiendo a Mary en una estrella. Claro que por aquel entonces se omitió un pequeño detalle sin importancia, apenas una minucia: el tema era un plagio.
La galesa había tomado clases de canto en su infancia y había comenzado una
carrera como cantante folk, lo que la llevó a ganar un concurso de la
televisión que llamó la atención de la modelo Twiggy –todo un icono de la
moda de los 60–, quien se la recomendó a Paul McCartney. A este le gustó
tanto que la fichó para el recién creado sello Apple records y la hizo
debutar con Those were the days, una canción que ya habían grabado los
Limeliters en Estados Unidos e incluso la inglesa Sandie Shaw. Pero a Paul
le gustaba tanto la canción que la produjo con Mary a las voces, con arreglos
de Richard Anthony Hewson, un productor, director y multiinstrumentista de
Stockton-on-Tees.
Y como ya os avancé en mi entrada dedicada al turco Erol Büyükburç (aquí), el tema era en realidad una vieja canción rusa titulada Dorogai Dinnoyu del compositor de San Petersburgo Boris Ivanovich Fomin. En los Estados Unidos, un músico del Bronx llamado Eugene Raskin y su esposa Francesca se dedicaban a tocar canciones folk por los clubes de Greenwich Village y una de las tonadas de su repertorio que seguramente habían escuchado de boca de inmigrantes rusos era dicha canción. A Raskin le gustaba tanto que le puso letra en inglés y la registró junto con la música a su nombre. Resulta que los Raskin también hacían bolos por Londres y así es como el tema llegó a oídos de McCartney. Y bueno, aunque era un plagio en toda regla, a McCartney le gustaba, el origen de la canción era ruso –los enemigos de occidente– y su autor hacía más de una década que estaba muerto, es decir ¿a quién podía importarle todo eso?
Total, que la canción interpretada por Mary Hopkin fue un éxito en medio
mundo y llegó a España en versión en castellano –por aquella época era
habitual que los grandes éxitos internacionales tuviesen su versión en
castellano cantada por los propios artistas, a ver si os creéis que lo que
hizo David Lee Roth con su Eat’em and smile fue innovador– con traducción de
José Carreras (nada que ver con el tenor barcelonés), un arreglista
especializado en estas cosas.
Así, en la cara A del single que os presento hoy encontramos Qué tiempo tan
feliz y en la cara B la versión de Turn, turn, turn, un tema del músico folk
neoyorquino Peter Seeger.
La verdad es que la cancioncilla es un mojón que nunca hubiese formado parte de mis registros musicales de no ser porque en casa sonaba bastante y su sonido me trae recuerdos de la infancia, de mi madre joven tarareando y de momentos de una existencia que siento demasiado lejana. Es la vida, amigos. En cuanto a la cara B, lo cierto es que asocio esta canción más a The Byrds que a Mary Hopkin. Quizás por eso, aunque no sea el tipo de música que más me guste, me resulta muy agradable y familiar la versión de los californianos y totalmente ajena la de la galesa. Será que mi madre nunca ponía la cara B en casa.
Y poco más hay que decir. En 1970 Mary participó en el Festival de
Eurovisión, quedando en segundo lugar y al año siguiente se casó con Tony
Visconti, afamado productor cuyo nombre está ligado a artistas como T-Rex,
David Bowie o Thin Lizzy. Pero todo eso nada tiene ya que ver con el single
que he heredado de mi madre y que hoy os he presentado.
¡Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Yo soy de los que lamentará el final de esta serie homenaje. Me encanta. No por lo musical, aunque estoy abriendo mi abanico sonoro, qué remedio. Más bien por lo emocional del hecho. Espero tardar mucho en heredar los vinilos de mi madre, pero ya empatizo contigo cuando estas canciones te recuerdan a la tuya tarareando por casa en tu infancia. Hay algunas que tengo pegadas ahí también, que era mi madre poco cantarina pero de vez en cuando le daba a la copla o a la Pantoja o a la Dúrcal. ¡Espero que puedas solucionar los problemas con el blog y contestar por aquí! Un abrazo.
ResponderEliminarAquí otro fan de la serie "los singles de mami". Siempre interesante conocer el origen de algunas de esas canciones que todos hemos oído alguna vez, y cuya historia es casi más interesante que la propia canción. Para la cara B, me quedo con la de los Byrds, por supuesto. Buena entrada, como siempre. Saludos.
ResponderEliminarHe disfrutado la historia de la canción mientras la escuchaba. No conocía a Mary Hopkin aunque si que había escuchado este tema en diferentes versiones. Y la verdad es que el tema tiene muchos elementos en la melodía que dan una pista de su origen ruso que tan bien has explicado (no sé por qué hasta ahora pensaba que esta canción tenía origen francés, supongo que por la melodía del principio).
ResponderEliminarEntrada con muchas conexiones con otros músicos y muy entretenida, como siempre.
Un abrazo!!
Pues echaremos de menos las entradas de singles, no te creas. Canción conocida por todos en distintas versiones jeje. Un saludo
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