Ir al contenido principal

The Godfathers - Birth, school, work, death (Epic, 1988)



Siguen las guitarras rugiendo, las bases rítmicas latiendo frenéticas y la voz proyectándose gruesa y húmeda... 

Por Jorge García.


El segundo disco de un grupo puede resultar: bien el lógico devenir de los acontecimientos artísticos de una banda o bien la respuesta a lo que desde un punto de vista comercial, el entorno del grupo entiende que quiere escuchar el público, teniendo en cuenta el resultado de la primera entrega.

Es por todo ello muy habitual que este segundo álbum indique ante qué y quién nos encontramos desde el punto de vista artístico y en cuanto a actitud y personalidad... no siempre los segundos discos son satisfactorios, y por regla general cuando falla una de estas premisas, suele fallar tambien la otra.

El segundo Lp de los padrinos sale victorioso en ambos apartados, no solo es un trabajo de evolución y pulimento del mensaje y la actitud de su vibrante debut, sino que deja clara la personalidad y motivaciones de un grupo de chicos que confeccionaban un album que presentaba un contenido antagónico respecto a lo que el mercado británico reclamaba en aquellos años ochenta que empezaban a mirar a los noventa,



Este catalogo pule superficies sónicas y dibuja con trazo más fino perfiles melódicos, añade detalles que modernizan el sonido y redondean el conjunto, pero sin perder lo esencial: en esta segunda entrega continúan las actitudes nihilistas y el tono seco y desafiante que emana de muchas canciones.

Siguen las guitarras rugiendo, las bases rítmicas latiendo frenéticas y la voz proyectándose gruesa y húmeda... todo un reclamo punk-rockero dentro de una espiral de oscuridad y opacidad que contrastaba con las luces y colores que mandaban en el establishment musical del momento.

Pero si bien el gran público ignoró el trabajo de los Coyne y su demoledora compañía, embelesados por el veneno catódico y el encantamiento radioformulero, los más apegados al lado salvaje disfrutaron in situ de un álbum que más de treinta años después sigue provocando andanadas de pasión y actitud entre los que lo pinchamos ávidamente, especialmente cuando el cerebro busca un desagüe por el que vaciar los restos del naufragio habidos tras la batalla contra la incomprensión y la frustración... o como últimamente, contra el desánimo y la zozobra.

Todo en el disco tiene vida, una vida que no se circunscribe a una fachada concreta y que sí apuesta por la libertad de expresión vital y creativa, así lo demuestra la incisiva melodía pop con incursiones de teclas del pegadizo corte que finiquita el álbum: "Love is dead", de funesto título.

Pero antes de este final feliz, se nos han venido encima cortes con demoledores estribillos como: "Cause I said so""Obsession" "Tell me why" de connotaciones psicodélicas.


Geniales medios tiempos como la Velvetiana"It's so hard" o la Bowieana "Just like you".

Se asoman al rock pionero cincuentero en "S,T,B," y al sonido industrial más ácido en "The Stranger boy".

Oscura y sugerente es "When am I coming down"; rockera e hiperactiva, "Birth, school, work, death" y bailable e hipnótica: "If I only jad time".


Prueba superada por The Godfathers en su segunda entrega, un álbum estratosférico que consolidó su propuesta, que crece con respecto a su precedesor, y que lo hace gracias a un conjunto de excelentes composiciones, una actitud firme y sincera, una banda de cohesión y fe y una producción magistral a cargo de Vic Maile.

Comentarios

  1. Pues no recuerdo haberlos escuchado nunca y seguramente no lo había hecho. Otro de esos casos en los que, pese a no ser un plato de especial gusto para mi, me ha resultado fácil de tragar y digerir. Una mezcla de pop-rock, indie-rock, punk-rock entretenida con, como dices, una muy buena producción. En resumen, buena entrada y otra obra musical que conozco y -hasta cierto punto- disfruto gracias a este espacio. Feliz fin de semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siguen en activo y con buenos discos en los últimos años, no como este pero buenos trabajos. Son habituales sus visitas a España y en directo merecen mucho la pena, su frontman, Pete Coyne mantiene su pose y actitud intacta, una auténtico enfant terrible londinense.
      Salud y buen finde.

      Eliminar
  2. Qué buena reflexión propones: el segundo disco siempre me ha parecido un reto. Unas veces, los grupos tiran de maquetas y descartes para mantener el empuje del debut y seguir girando, sin grandes cambios; otras, como dices, reflexionan sobre el efecto de ese primer esfuerzo, de lo vivido en las giras, y cambian o matizan su estilo; y los hay que ni una cosa ni otra y se dan la vuelta como un calcetín. En este último caso, el fracaso es más probable, aunque podríamos buscar bandas cuyo primer disco fue un desastre y arrancaron a partir del segundo. En fin, otro disco desconocido para mí que paso a escuchar inmediatamente, a ver si, de nuevo, me descubres una joya para mis orejas. Un saludazo.

    ResponderEliminar
  3. Enorme grupo infravalorado y, para muchos, hasta desconocido. El tema que titula el album es uno de mis preferidos de los 80, imprescidible en cualquier recopilación de la época. Estuve a punto de ir a verlos en noviembre del año pasado.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Firehouse - Firehouse (CBS, 1990)

El pasado 5 de abril falleció el cantante de Firehouse, Carl Jeffrey Snare, por un fallo cardíaco en un proceso cancerígeno que le había llevado unos días antes a pasar por un quirófano. Además de ser un seguidor fiel de la banda, les he visto dos veces en directo; una de ellas la recuerdo con especial felicidad por lo que disfruté (tocaron junto a unos fantásticos TNT).  Casualmente, la semana pasada en este blog hablaba, en los comentarios de un post, del legado de algunos músicos más o menos desconocidos por el "gran público" comparándolo con otros del mismo o menor valor idolatrados, quienes reciben homenajes y se les dedican calles. Con esa reflexión me quedé enganchado. Al repasar la discografía de Firehouse, me di cuenta de algo obvio: existen músicos que han dejado un legado en nosotros. Da igual lo importante que sean más allá de nuestras orejas. Nos pertenecen. Y C. J. Snare es, para mí, uno de esos músicos. Desde este debut que hoy comparto su voz me ha acompañ

Paice Ashton Lord - Malice in Wonderland (Polydor, 1977)

Esto no estaba previsto. Este disco no estaba en la lista de títulos para reseñar en #FFVinilo. Pero es que el fin de semana pasado por fin pude hacerme con él, y tenía ganas de compartirlo. Los que leéis esto ya conocéis esa sensación de ir pasando discos y encontrar de repente esa portada que tienes en la cabeza desde hace tiempo. Qué sensación. Se que vosotros me entendéis, así que no encuentro mejor foro para compartir ese momento que este blog, lleno de melómanos “vinileros”. Lo curioso es que no solo encontré una, sino dos copias, una francesa (“gatefold”) y una inglesa (sencilla). Con buen criterio, me quedé con la inglesa. Y claro, eso se nota en el sonido. ¡Como suena esta maravilla! Si os gustan esas producciones típicas de los 70 con mucha profundidad y dinámica lo vais a disfrutar (nada que ver con las producciones actuales, cada vez más “planas”). A la producción, la leyenda, Martin Birch (Deep Purple, Whitesnake, Black Sabbath, Iron Maiden, …). ¿De dónde sale este grupo?

Boikot - Los ojos de la calle (Discos Barrabás, 1990)

  Hay música que corresponde a un momento concreto de nuestra vida y que, por edad usualmente, por cuestiones personales a veces, queda ahí anclada, como un bonito recuerdo. Música a la que no suelo volver casi nunca. Y ese caso lo representa perfectamente el debut de Boikot. En el devenir de la cultura rock madrileña se conformó, en la segunda mitad de los ochenta, un grupo de bandas jóvenes con unas sonoridades muy particulares, emparejadas con eso del rock urbano, pero tintado de una manera particular en la que escuchábamos las raíces de Leño o Burning junto con ramalazos unas veces punk, otras más metaleras, otras más seventies, incluso algo de blues. Ahí puedes meter a Esturión, Casablanca, Porretas o los mismos Boikot.  En medio de ese “fregao” musical cobró protagonismo Mariano García, polémico personaje, especialmente en sus últimos años. Generó negocio, oportunidades y ayudó a crear y mantener “la escena” madrileña a través de varias salas (Canciller, Barrabás), su labor promo

Transvision Vamp - Velveteen (MCA, 1989)

    Os voy a hablar de un plástico que ya apareció por el blog allá por el año 2012. Pero visto que se le dedicaron escasamente 10 renglones y no tiene comentarios, creo que pasó sin pena ni gloria, por lo que no creo que haya problema en que lo traiga un viernes de forma rápida y con alevosía casi nocturna. Disco publicado en 1989 que se vendió como una mezcla de pop (mucho), rock (poco) y punk (pinceladas) y que tuvo buenas cifras de venta, sobre todo gracias a su canción bandera, el “ Baby I don´t care ”. Producido el alemán Zeus B. Held y el británico Duncan Bridgeman de forma bastante aséptica.    A mitad de los 80 el guitarrista Nick Sayer se encontró con Wendy James y vio en ella la canalizadora perfecta para sus letras: comprendió que el sex appeal de Wendy y sus berridos casaban perfectamente con sus gamberras composiciones. De Brighton se mudaron a Londres y allí reclutaron al batería Pol Burton (en este segundo disco no forma parte de la banda) y a dos músicos

Scorpions – Love at first sting (Harvest-EMI, 1984)

Y si hace unas semanas os hablé aquí del inmenso 1984 de Van Halen , hoy toca comentar el no menos imprescindible Love at first sting de los alemanes Scorpions , otro que este año también celebra su 40º aniversario. La banda venía de una gira internacional presentando Blackout , el pedazo de disco que finalmente los había puesto en el mapa –yo mismo los descubrí gracias a él, os lo conté aquí – y tenían la misión de superarse, algo nada fácil no sólo en el aspecto creativo. Una de las razones era la mala relación entre el bajista Francis Buchholz y Dieter Dierks , dueño de su compañía de discos y productor del grupo desde 1975. Por eso, cuando la banda –que empezaba a tener dinerito del bueno– pidió grabar el nuevo álbum en un estudio que no fuese el del productor, Dierks se los llevó a los Polar studios de Estocolmo –exacto, los de Björn y Benny de ABBA – pero dejó en Hannover al bajista, contratando como músico d