He encontrado, en la viniloteca personal heredada, este vinilo del que iba a escribir algunas palabras, aunque después de haber leído el libreto adjunto escrito por el pintor Gregorio Prieto, prefiero transcribir parte de su contenido y que tengáis la suerte de disfrutarlo como yo la he tenido.
Así pues:
" Entre todas las vocaciones artísticas que la corta vida de Federico García Lorca han intentado y conseguido hacerse realidad, la música fue la primera que se introdujo en sus aficiones; la pintura vino después y tanto música como pintura fueron las compañeras inseparables de la Poesía, que fue, en definitiva, el tronco constante, fiel y bien plantado de donde arrancaban esas otras vocaciones más efímeras, aunque permanentemente adheridas al centro y corazón de su gran poesía.
Seis o siete años tendría, cuando ya Federico empezó con sus lecciones de música bajo la dirección de un maestro de escuela, muy aficionado al arte musical, que siguió inculcando en el niño esas ideas que ya le iniciaron su madre doña Vicenta Lorca de García y que entre bellas canciones de sabor popular, Federico ya cantaba, acompañado a la guitarra por su tía Isabel, la misma que también le ensseñaba a tocar la guitarra. Se puede decir que Federico nace con la guitarra en las manos y abrazado a ella, ya que también un tío suyo era guitarrista errante y otro casi profesional, que llegó hasta tener éxitos en París y donde se casó, murió y está enterrado en el cementerio del Padre Lachaise.
Federico siempre siguió, con gran atención, su entusiasmo por la música, hasta dedicarle seriamente su tiempo en lecciones tomadas en Granada a sus doce o trece años de edad. Por estas fechas dio un concierto en el Centro artístico de Granada, que fue escuchado ocasionalmente por el Profesor de la Universidad, Don Fernando de los Ríos, quedando altamente sorprendido y ligado ya a su amistad, por mediación de estas cuerdas musicales, al gran poeta, y en el futuro fue este mismo Catedrático quien le aconsejó y acompañó a Norteamérica, donde escribió su extraordinario libro "Poeta en Nueva York", en el que se traducirá su gran afición a la música, en esas canciones y músicas exóticas de los negros, que tanto gustaron a Federico y a las que dedicó poemas extremecidos.
Después la gran y admirativamente mutua amistad entre Falla y Lorca, músico y poeta, declara en Lorca su constante fidelidad a la música, encontrando en Falla gran acompañamiento la clarividente y comprensiva actividad musical, con que a veces Federico le acompañaba al piano, que nadie como él, según palabras de Falla, lo interpretaba tan maravillosamente.
Con fidelidad noble, Federico siempre tendrá presente su música y estando en ese mismo Nueva York, en Columbia University, escribió a un compañero de universidad. "Fue allí en Almería donde comencé el estudio de la música. Allí hice el examen de ingreso y allí tuve una enfermedad que me inpedía hablar y cantar y me puso a las puertas de la Muerte".
Y su atención definitiva a la gran poesía le hace, en algún tanto, abandonar la música de manera concreta, pero siempre la tiene presente.
Ya dedicado seriamente a la literatura, que le hará más tarde ser uno de los más grandes poetas, escribe a los veinte años su primer libro con el título "Impresiones y Paisajes", que es el relato de las emociones experimentadas en un viaje que hace por tierras de Castilla y Andalucía. En este viaje, puede decirse que sus "visiones musicales" le producen sorprendente efecto, describiendo el sonido del campo y paisaje en los ruidos, en el aire y en el melancólico estado musical del Angelus a través de sus campanas. Veamos " el alma de los colores y la música es sonido de campana profunda que envuelve su inmensa sinfonía en sangre, sin árboles, sin matices de frescura, huyendo de la profanación de pisadas de caballos fuertes y de sombras, que al sonar las doce saliera de los campanarios una muerte eterna, que envolverá al sonido manso y meloso de vuestros ríos.
Un pregón... el Angelus lejano, espérase oír un cuerno fantástico y se siente un ruido fuerte, el aire pone en sus encrucijadas, modulaciones violentas, así , en un rincón escuchando el mago órgano y oyendo el tintineo grave de una campanilla, unas viejas suspiran y silabean tristonas, se oyen algunos pasos lejanos y después una soledad de sonidos tan angustiantes que llena de amargura dulcísima el corazón, las campanas dicen todas el Angelus con un aire pausado y ensoñador. Era tanta la inmensidad de los campos y tan majestuoso el canto solar, que el aire chocaba en los oídos como el arco de un gigantesco contrabajo, mientras que al cocleo de las gallinas, los niños, riñendo por una bola de cristal, ponían el grito en el cielo, el rum rum de un abejorro, hacían sonar las campanillas; um reloj de esos que titubean al decir la hora dio las doce con una rancia solemnidad, al ruido de la conversación, se despertaron y comenzaron a platicar, y alguno más contento o más triste tarareaba entre dientes una canción... y dieron las dos y media y todo igual, el aire sonado de los montes... y silencios augustos de sonido y color... abriendo los corazones a la mística infinidad del Angelus".
Todo este párrafo de trozos poéticos separados, se unen en constante sonoridad musical.
"Cuando yo me muera Así decía el poeta, FEDERICO GARCÍA LORCA.
enterradme con una Tanto como la muerte y el amor, la guitarra, es
guitarra bajo en este Poeta, un querido y constante tema,
la arena" que llega a obsesionarle.
Dibujo de Gregorio Prieto
La Guitarra, el Amor y la Muerte, son sus tres musas amadas y amantes y las tres grandes gracias aladas que le hacen sufrir y gozar en su poética vida de maravillosa creación. La guitarra es su fin, tanto como su medio y si quiere morir con ella en unido abrazo de perennidad, es porque ella fue su constante y fiel compañera, tanto como lo fue Julieta de su Romeo.
Ejemplo del amor perdurable es el que Federico profesó a su amada Guitarra; si guitarra es Andalucía, Federico es de pura cepa andaluza y de ahí esa compenetración inteligente y pura, aunque entusiástica y arrebatadora. Capaces de morir de amor.
En sus "Canciones" , libro publicado en 1928 y en el "Cante Jondo", en 1931, dan idea en su contenido poético, lo que ha inspirado la música y en estos libros, la Guitarra, el Amor y la Muerte es el tema matriz.
Gregorio Prieto
El beso, la agresión, y el "rasgueo", se dejan sentir con todo su apasionante esplendor, tragedia y musicalidad, tan profunda y honda, que el misterio rodea sus musas tan inapelablemente como de inexplicable y oscuro.
El destino le sigue y persigue como sombra apegada ardientemente a la entraña corporal y de tan espiritual manera, que va apoderándose de su forma, para hacerla inmaterial, abrazándola en anímica eternidad.
El espíritu poético en Lorca se sobrepone en tal medida y altura, que todo lo envuelve y desaparecen los elementos materiales de sexualidad, colorido y sonidos para convertirse en pura individualidad personal de poética amorosa, entusiástica coloración y celestes sonoridades.
El poeta se eternizó en geniales acontecimientos de obra creativa y eterna de pura e integral Poesía.
Así, al querer cumplir ese compromiso, que nos hicimos y que sirvió el dibujo suyo de " La Virgen de los Siete Dolores", como símbolo para poder realizarlo, yo he ido haciendo dibujo tras dibujo, como acompañante a su obra de poesía eterna y he procurado acercarme a sus textos lo más fielmente posible, interpretando a mi vez sus tres pasiones fundamentales, el Amor, la Muerte y la Guitarra, y desde entonces, con intervalos más o menos largos, he ido haciendo sin descanso, pero con treguas de oasis maravilloso la sucesión dibujística de toda su obra.
Aquí sólo se reproducen algunos de los dibujos referentes a estas tres musas de Lorca.
Estos de la guitarra que ilustran este libro- disco en su homenaje y memoria, en un sentido aplicado a su afición musical, fueron de los primeros que hice, ya que su amor a este instrumento de la guitarra le hacían poetizar a cada instante y consecutivamente; y así decía " Las guitarras suenan solas" con lo cual poetizaba de mágica manera el sonido de este instrumento haciendo ver, que por encima del bien tocar de la mano humana, estaba el portentoso sonido, producto de un milagro musical, y componía su poema como quien rompe una guitarra sobre el mar del amanecer.
Varios y muy buenos poemas dedicó Federico García Lorca a su amada la Guitarra, sirva éste como ejemplo:
Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra
Es inútil
callarla
Es imposible
callarla.
Llora monótona
como llora el agua
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible
callarla
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
¡Oh, guitarra!
corazón malherido
por cinco espadas.
Federico García Lorca
Música de Federico García Lorca
A la guitarra Paco de Lucía y Ricardo Modrego
El mismo día que conocí a Federico García Lorca, le oí tocar el piano en el anfiteatro de la Residencia de Estudiantes de Madrid. Fue un 7 de abril de 1924, día que yo inauguraba una exposición de mis pinturas en el Salón de la Dirección General de Bellas Artes y que se presentó en ella acompañado de varios estudiantes, compañeros suyos.
Recuerdo con emoción los grandes elogios que hizo de mi arte y lo "estupendas que le parecieron las líneas que prefaciaban el catálogo del crítico-poeta don Enrique Diez-Canedo.
En esta exposición figuraban ya algunos retratos, fruto agraz, de esa colección que hoy día poseo, de las más destacadas personalidades del mundo, que hoy por hoy, es la más completa que artista alguno haya podido reflejar en sus lienzos o papeles, como recuerdo de toda una época y homenaje a sus figuras sobresalientes. Entre estos retratos figuraban don Félix Boix, el Duque de Alba, Carmen de Burgos, Diez-Canedo y otros.
" - Lo que daría yo Gregorio, por tener un retrato hecho por ti", me dijo inmediatamente de cruzar nuestras primeras palabras, ya que desde el instante que nos conocimos personalmente, una corriente de comprensión artística y humana nos unió en franca y leal amistad.
"- Si Gregorio, con ese retrato que tu hicieras, quedaríamos ya los dos unidos en la eternidad, mira, sino, ese retrato, pintado por Velazquez, del poeta maravilloso Góngora y así podríamos quedar tu y yo, como quedan ya para siempre Velazquez y Góngora".
Desde muy niño Lorca ya tenía un sentido de responsabilidad para con la posteridad y se daba prisa para no defraudarla, tanto en su obra, como en cuanto todo eso que realizaba en su vida, rodeando su sublime poesía, como corona que la ciñera rodeara y completar así su figura, que queda como imagen grabada en todo su espíritu puro y de selección.
Gregorio Prieto
Piedra preciosa de esta corona en su vida poética fue su gozosa música, que por todas partes le acompañaba y que fue la primera que inspiró su vida de eternidades, luego, más tarde, fueron viniendo su gran Poesía y su gracioso y divertido arte de la pintura. Y , así, como regalo magnífico, en correspondencia, al inmenso placer que experimentó al admirando mi arte de la pintura, me ofreció esa misma tarde un concierto, verdaderamente admirable y emocionado, en la Residencia de Estudiantes, en la cual formaba a su alrededor un centro de entusiasmo del que se contagiaban todos los demás estudiantes.
Ese mismo día, entre el intermedio de la visita a mi exposición y su íntimo concierto en la Residencia, me dedicó ése su mejor dibujo de "La Virgen de los Siete Dolores", que tenía colocado en la cabecera de su cama. Sus palabras fueron emocionantes: " - Estoy seguro que yo moriré mucho antes que tu y quiero que guardes este dibujo como recuerdo del día que nos conocimos". Federico tenía obsesión de muerte, que puede apreciarse desde sus primeros poemas hasta sus últimos libros. Recuerdo, a este propósito, su manera especial de cruzar las calles, mirando a diestro y siniestro, con miedo y prisa al mismo tiempo, como queriendo huír de algo que le amenazaba.
" Muchos tiran mis dibujos, Gregorio,
pero yo te los doy a ti, porque sé que
los guardas y que cuando yo muera
los harás famosos, a ti te gustan y
además, sabes eternizar las cosas".
Gregorio Prieto
Los maestros Ricardo Modrego y Paco de Lucía
por Gregorio Prieto
por Gregorio Prieto
Este disco-libro, así llamado por su autor, recoge muchos más episodios de la vida de estos cuatro artistas que el azar quiso que coincidieran en un mismo tiempo.
Se puede apreciar en el anterior dibujo a los dos guitarristas, Ricardo Modrego y Paco de Lucía, jóvenes todavía, aunque ya virtuosos en la Guitarra.
Gregorio Prieto
Espero que disfrutéis de esta joya y que paséis un buen fin de semana.
Ángel
Pues sí Ángel, me has hecho disfrutar con tu entrada. Un tres en uno: pintura, poesía y música. Arte en estado puro. Entrada multidisciplinar. Se te echaba de menos. Un abrazo
ResponderEliminarOjalá pudieras leer todo el libro...es impresionante...un saludo Paco.
ResponderEliminarPues como dice Paco, se te echa de menos por aquí, sobre todo porque siempre traes propuestas diferentes. De la poesía de Federico he sido compulsivo lector. Escucharé con gusto y atención tu aporte. Un abrazo.
ResponderEliminarLa verdad es que en cuanto a música desde peque he tenido alrededor la variedad. Quizá no haya profundizado y ese es el defecto, pero variedad tengo mucha. Y para profundizar nunca es tarde.
ResponderEliminarGracias, otro para ti.