Amigos, ¿alguien se acuerda de un reality de Antena 3 de mediados de los 90, presentado por el periodista Carlos Carnicero, en el que los participantes contaban intimidades vergonzantes de su vida amparados en el anonimato? Se llamaba Confesiones y, tras las mismas, los interfectos escogían entre salir a la luz para ser identificados por los espectadores o seguir agazapados entre las sombras. Pues bien, mi entrada de hoy bien podría protagonizar una entrega de tal programa y titularse Confieso que esto es mío, porque hoy os voy a hablar de otro de mis vinilos, el maxi single Love Missile F1-11 de los británicos Sigue Sigue Sputnik. Dejad que os cuente cuatro cosas de estos tipos. Cuando a principios de los 80, la banda punk Generation X –formada a rebufo de los Sex Pistols por Billy Idol y Tony James- se disolvió, James se empeñó en continuar en el mundo de la música elevando el punk rock a un nivel nunca conocido antes, creando una banda que estaba llamada a... bueno, a lo que sea que estuviese.
Así pues, el bajista –en esta aventura se apropió de una Roland G-707 con sintetizador GR-700- acabó reclutando al guitarrista Neal X con un anuncio en Melody Maker, al diseñador de Ya Ya, la tienda en la que se compraba la ropa, como vocalista –un tal Martin Degville-, a los baterías Ray Mayhew y Chris Kavanagh y por último a otra dependienta de la tienda de ropa como teclista y encargada de los samples y efectos de sonido, una tal Jane Farrimond que se hacía llamar Yana Ya-Ya. Uno tenía que vivir en Londres en esa época para comprender cómo demonios alguien podía poner dinero en ese engendro de banda. Claro que entonces uno recuerda sus coetáneos patrios Derribos Arias, Glutamato Ye-Ye o Almodóvar y McNamara... y ya le extraña menos. Total, que EMI apiló varios millones de libras sobre la mesa –o sobre el mostrador de Ya Ya, a saber- y Sigue Sigue Sputnik se pusieron en manos del gran Giorgio Moroder para lanzar al mercado Love Missile F1-11 en 1986, un tema que llegó al número 3 en las listas de éxitos de ese año en Gran Bretaña. Sí amigos, esto que tengo en casa es el principio de la carrera meteórica –por lo rápido que ascendió y volvió a caer- de estos británicos.
Después llegó el segundo single, 21st Century Boy y el álbum Flaunt it, que –tras un breve período de gloria- llevó a la banda a la debacle. El track list de este seminal maxi single se componía de dos versiones de Love Missile F1-11 y de un prescindible Hack Attack. Os adjunto los clips del tema título en su versión Dance Mix y del mencionado bonus track, en realidad un corta y pega con muchos efectos, loops y nulo interés musical. Y como regalo, el vídeo clip promocional rodado para el single.
En realidad, poco os puedo contar sobre las razones que me llevaron a hacerme con esta obra. Por televisión había visto los vídeos de los dos primeros singles y me habia encantado esa estética mezcla de punk futurista, glamour, violencia y- por qué no aceptarlo- el ritmo machacón de las canciones tras las que estaba el fantástico Moroder, poca broma amiguitos.
Asi que, cuando en la Fira del Disc de Barcelona vi este maxi por 1.950 pesetas –aún está la etiqueta con el precio en la carátula diseñada por Bill Smith Studio- pensé que en el futuro quizás sería valioso.
En fin, vergonzoso en su conjunto pero una prueba de que todos tenemos momentos oscuros en la vida. Tomáoslo como un intermedio en mis acostumbradas entradas dedicadas al hard rock y el heavy metal de los 80.
Feliz viernes!
@KingPiltrafilla
Sólo le diré que hizo una mala inversión..eso sí la reseña no tiene precio...como siempre he disfrutado leyéndole. Saludos!!
ResponderEliminarJa, ja, King eres de los míos, tienes joyitas entre tus vinilos pero a veces aparece una cosa como esta que nos muestras con todo lujo de detalles, para escarnio de propio y extraños.
ResponderEliminarDesde luego que me suena este tema, que seguro que alguna vez bailé, porque yo era de los que bailaba, y además recuerdo el programa de A3, 'Confesiones', aunque dudo que alguna vez lo viese entero, aunque lo que allí se contaba era tan increíble casi como este disco.
Bienvenido a mi club de los vinilos incomprendidos. ¡Qué buenos los SSS! :-D