El nombre de la banda no pudo elegirse mejor: tres tipos que renacen de un proyecto quemado, desando volar por libre.
Nuestro trío protagonista: Robert Henrit, baterista, Jim Rodford, bajista, y John Verity, guitarrista y cantante. Coincidieron en la última encarnación de Argent. La formación clásica incluía a Rodford y Henrit junto al jefe Rod Argent y a Russ Ballard. Grabaron cuatro largos alcanzando cierto éxito a ambos lados del Atlántico hasta que, a finales del 74, Ballard abandona el barco, en busca de su propia carrera en solitario. Para suplirle, Rod recluta a John Verity como voceras y a John Grimaldi como guitarrista principal. Este equipo aguantó otros dos discos con éxito menor; Rod decidió parar la banda por un tiempo y Grimaldi se buscó la vida. Sin tener claro su futuro, nuestros muchachos, huérfanos de padre musical, decidieron dar el paso, independizarse y llamar a su aventura como el ave renacida de las cenizas: Phoenix.
Robert John Henrit nació en 1944 en Hertfordshire (algún sitio de la campiña inglesa). Comenzó su aventura musical tras los parches de The Roulettes en los primeros sesenta. Saboreado el laurel del éxito, pasó de esta aventura a enrolarse en Argent, donde permaneció hasta su desaparición (inicial) en 1975. Tras Phoenix, fue músico de estudio y de directo de diversas agrupaciones, entre ellos Charlie (de quien ya hemos hablado aquí), Roger Daltrey, Ringo Starr o Russ Ballard. Acabó formando parte de The Kinks entre 1986 y su desaparición en 1997. Decidió abrir una tienda de baterías en Wardour Street (por si alguna vez vas al Soho londinense), donde el mismísimo Ringo Starr compra su material. Mucho ojo con este tipo: Keith Moon (sí, el de The Who) dijo de él que era uno de sus baterías favoritos del momento.
James Walter Rodford también es originario de Hertfordshire, aunque algo mayor que nuestro baterista. Tras su aventura con Argent, de quien fue fundador junto a su primo Rod, y estos Phoenix que hoy comparto, recaló en The Kinks, con su compañero, donde resistió hasta su disolución en 1997. Desde entonces estuvo dando vueltas de grupo en grupo hasta que falleció en 2018 tras una mala caída (literal).
John Verity (este no tiene más nombres) nació en Bradford, Yorkshire, en 1949. De los tres es quien ha dedicado más tiempo a componer y publicar sus propios discos, pues atesora 21 largos con su nombre o el de su banda (John Verity Band, tampoco hay que despistarse). Precisamente tras su debut con esta etiqueta recaló en Argent; les hicieron de teloneros, al jefe le gustaron y para qué buscar más. Tras Phoenix, grabó y produjo un disco con Charlie (Good morning America) y metió mano a algunas obras curiosas, entre ellas el debut de Saxon o el This means war de Tank. Alternó su carrera en solitario (ojito a sus obras heavies de los ochenta que espero traer por aquí pronto), con producciones menores y, sobre todo, como músico de sesión y directos, siendo la más famosa Pat Benatar. Tiene su propia guitar signature: una Wilkinson Vintage V6JV.
Presentado el currículum de nuestros protagonistas, vayamos a analizar su obra. Primera y única, pues no volvieron a juntarse, aunque Phoenix tuvo una segunda oportunidad, ya sin Rodford. La conjunción de los muchachos dio una obra donde amalgaman sus diferentes inquietudes y pueden lucirse tanto juntos como separados. Aporta Verity seis composiciones, por dos de Rodford y otras dos de Henrit. Lo produjeron ellos mismos con la ayuda de Peter Kelsey (Elton John, Demis Roussos, Fast Domino, tampoco era un Don Nadie) en los Trident Studios de Londres. Rock comercial de finales de los setenta con tintes pop y algo de mala leche hard, más cercano a las canciones de Ballard que a un power trío tradicional.
Easy es una preciosa canción, melódica, con estribillo sencillo y gran solo. Drowning in tears, primera entrega de Rodford, juega a ponerse cuerpo de single seventies y, aunque algo brusco, funciona muy bien; muy disfrutable batería. From the ashes baja las revoluciones, una balada digna de su tiempo, arrancando con acústicas y un falso violín de fondo; bonita resolución en el estribillo y en la parte final, donde la cama sonora engrandece el tema. Mi favorita, compuesta por Henrit, suena a continuación; Winnebago es un pop rock grandioso, con cierto toque glam, un pegadizo juego de guitarras y magnífico (breve) solo. Cierran con un sencillo Try a Little rock ‘n’ roll cuyo nombre ya te dice lo que vas a oír: un ritmo que se engancha en las caderas y una melodía cantable con un par de buenos solos de guitarra y otro breve de batería, divertido.
La cara B arranca con las acústicas de A woman like you, un corte que supera lo seis minutos de duración, arrastrando el lamento de Verity (canta de miedo el tipo aquí). Lejos de quedarse en ese tono acústico, a partir del minuto y medio se embrutece y escucharás un pasaje central visceral. Juega con esos cambios de humor y tempo muy bien hasta el final, de larga cadencia instrumental (guitarrismo power). Digno de Uriah Heep, por poner un ejemplo. La segunda de Rockford se titula Mississippi neckbone, un blues psicodélico, como oyes, casi me atrevería a decir que, si la hubieran sacado, arreglada la producción, en medio del movimiento grunge habría colado. Engancha la línea de bajo y sorprende tras lo escuchado hasta ahora, qué duda cabe. Vuelta al pop rock con I’ll be back for more, otro intento de single que suena muy bien, una especie de medio tiempo bien arreglado al que le falta un poco de punch en el estribillo, que resuelven con un magnífico coro final. La última de Verity, Honey, toca más de cerca el concepto power trio que ninguna, con cambios de ritmo, un bajo melódico y una guitarra que va acompasando la línea vocal. Tiene su punto sensual, vaya. Rompe un poco en el estribillo, con cierta estridencia; algo más comedido hubiera colado. I'll be gone, otra de mis favoritas, también compuesta por Henrit, acaba este viaje, con una vuelta de tuerca al hard rock “tradicional” con dejes Bad Company por doquier.
Breve álbum para una breve y casi olvidada carrera.
El disco que comparto es una edición promocional prensada en los USA. De la portada se hace responsable Dobney Johnson y de la contraportada los estudios Gerrard. Tampoco se rompieron la cabeza mucho, aunque, claro, a saber qué presupuesto había y en qué condiciones trabajaron. El toque dorado sobre negro, en cambio, me parece muy llamativo. Por lo demás, una edición promocional sin información extra. Ahora, suena brutal.
Disfrutad del fin de semana, cual ave fénix renacida de la semana de trabajo.



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