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Surgin' – When midnight comes (Music For Nations, 1985)

 

Hoy traigo el único álbum (oficial) de la efímera banda neoyorquina Surgin, una joya escondida en el resto de saldo que fue el rock melódico de los ochenta, con un protagonista especial: Jack Ponti. Igual no tienes ni idea de quién es este personaje. Fíjate en la foto de abajo, es el de la izquierda, tocando con su colega de instituto John Bongiovi en un concierto del grupo que montaron juntos, Rest. Su poco éxito en aquellos primeros ochenta disolvió la historia, pero no así la amistad que ambos se profesaron. Aunque habría que revisar esas “amistades” de Mr. Bongiovi: para el puesto de guitarrista de su banda eligió a un desconocido Richie Sambora antes que a sus colegas Ponti o Snake Sabo. Por algo sería, claro.

Jack formó su propia banda, que acabó llamándose Surgin, y consiguió editar este disco que hoy comparto por aquí, When midnight comes, en 1985. Compuso, produjo y tocó en él con la esperanza de alcanzar el estrellato roquero, objetivo que, obviamente, no logró. ¿Por falta de calidad? Va a ser que no. A poco de estar en las tiendas este debut, Ponti interpuso una demanda contra su mánager: quería librarse de él y firmar con otro. Durante el tiempo que estuvieron pleiteando, Jack no pudo actuar ni grabar canciones, lo que, en palabras del propio artista “abrió todo tipo de puertas y oportunidades que no me habría planteado en circunstancias normales”. Tuvo que dedicarse a alquilar su talento a cualquier bicho viviente de la escena. Compuso canciones para numerosos colegas de los ochenta; se convirtió en un recurso habitual del productor Michael Wagener y formó pareja con otro secundario de la época, Vic Pepe: le escucháis en discos de Doro, Keel, Bonfire, Kane Roberts, Tone Norum, Baton Rouge, Stan Bush, Alice Cooper, Babylon AD, Erika Malmsteen o los hermanos Nelson. Incluso hizo sus primeros pinitos en la producción: Billy Branigan, Angels Never Die de Doro o el magnífico Shake your soul de Baton Rouge, por ejemplo.

A comienzos de los noventa se alejó un poco del foco y montó varios negocios: una cadena de gimnasios y unos restaurantes. Antes del cambio de milenio se reinventó como mánager (CrazzyDog) y fundó su propio sello dedicado a lo que entonces se conocía como “músicos urbanos": hip-hop y rap básicamente con clientes como Boyz II Men, India Arie o Scarface. No le ha ido mal: varios Grammy y unos cuantos millones en la cuenta corriente.

Pero volvamos a 1985, cuando Jack Ponti entra en los estudios House of Music con Russell Arcara a la voz, Tommy Swift a las baterías, Michael King al bajo y John Capra y Gary Shapiro en los teclados. En los créditos ya aparecen dos amigos: Jon Bongiovi a los coros y Vic Pepe como “production coordination”. La producción final la realizó John Luongo, quien firma los arreglos de los temas con el propio Ponti. Juntos entregaron un álbum ejemplar de aquel hard rock melódico de los primeros ochenta: buenas melodías que buscan engancharte hasta un estribillo pegadizo.

Abrimos con When midnight comes, uno de los temas fuertes del disco, con un buen riff y un puente-estribillo muy pegadizos. Tras el primer estribillo, un pequeño interludio de bajo y batería para terminar el tema con buenas armonías de teclado. Y el teclado es uno de los protagonistas de Shot through the heart, la canción que compuso junto a Jon Bongiovi, con un aire y una estructura similares a la famosa Runaway. El riff de teclado se repite a lo largo del corte, comienza con un poderoso coro que anticipa la historia de corazones rotos, una canción sobre la pérdida y el engaño. Fantástica balada Not done lovin’ you, con Arcara en uno de sus mejores momentos (aunque le falta algo a la voz, cumple con creces en el fraseo y en los tonos altos, igual algo chillón). Esos mecheros, vamos. Por cierto, bonito solo. In the heat of it all arranca con otro tono, una línea de bajo con una batería machacona y esas guitarras que podrían sonar en cualquiera de los dos primeros discos de Bon Jovi. Las similitudes resultan increíbles, casi podría tratarse de un tema “perdido” de aquellas obras. Destaco especialmente la resolución del puente y el estribillo y el acertado arreglo de guitarras. Cerramos con Wait until morning, quizá demasiado “eighties” con un sinte como protagonista de la parte inicial, una voz melodramática y un crescendo hacia otro bombástico estribillo. No se puede negar que Ponti sabía crear unas estructuras melódicas excelentes. Este corte me gusta especialmente y contiene esos elementos que hicieron a los medios tiempos y las baladas hard&heavy comerse las listas de ventas los siguientes años. El fraseo de Ponti, de lo mejorcito. Temarral.

Hands of time abre la cara B con un precioso piano/teclado como antesala a una gran canción sobre las posibilidades y las decisiones. Otro melocotanazo que en la voz de Arcara suena divino. La pareja King-Swift lo borda también. Suben las revoluciones y pisan el terreno de Y&T en Turn the radio on, rápido, directo, para menear el culo. Ponti tenía especial gusto para las melodías y los medios tiempos, y en Heartbeat away lo demuestra. Muy acertada la armonía vocal y los coros. Gana el tema con los cambios del final. A estas alturas, poco puede sorprendernos ya, pero Hot nights ensucia los surcos tanto por la letra como por ese rocanrol que me recuerda a los Mötley y a The Runaways a partes iguales, con un añadido de teclados bestial. Y, para cerrar, hard rock “a lo Jovi” de nuevo con Desiree. .

Además de todo esto, la banda dejó una veintena de demos que aparecieron dos décadas después en sendos cedés: Tokyo rose (2002) y Electirc nights - The final chapter (2003). Una pena que no tuvieran recorrido, pues con estas canciones, un par de buenos vídeos y paciencia, podrían haber tenido ese éxito que su colega Jon sí alcanzó. Talento a Jack no le faltaba.

Comparto con vosotros hoy la edición británica que editó Music for Nations en 1985. Firma el workart Henry Marquez con diseño de Carl Chen y fotografías de Corline Greyshock. No os perdáis las pintazas de los chavales. Puro poser ochentero.

Pasad buen fin de semana.





Comentarios

  1. Como me molan estos trabajos de arqueología musical ochentera. La cantidad de grupazos que se han quedado en el olvido! Voy a buscar el disco para darle una buena escucha que creo que se la merece. Gran entrada! Raúl L.

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