Ir al contenido principal

Zeno - Zeno (Parlophone, 1986)

 



Jochen "Zeno" Roth fue siempre un personaje especial en el mundo de la música. En realidad, una persona nacida a destiempo, o a kilómetros del lugar en que debía haberlo hecho. Porque Zeno miraba y sentía de manera profunda, mística, muy humana la vida. Y eso en el mundo del rock de los hedonistas años ochenta le convirtió en un marciano. Quizá una década (o dos) antes habría alcanzado a las masas y hasta se habría convertido en un gurú. Quizá en otra cultura menos materialista lo habría logrado también. Se puso su apodo en honor del filósofo griego Zeno de Citio, por cierto. Esa forma de entender el mundo se plasma en algunas de las letras de este disco: habla del amor en sentido amplio, del amor salvador que todo lo puede, habla de trascender, de energías cósmicas, de enfrentarte a tus propios miedos. 

Nacido en la ciudad germana de Hanover en 1956, tan solo dos años después que su famoso hermano mayor, Uli Jon, Zeno comenzó de manera profesional en los años setenta cuando formó, junto al bajista Ule W. Ritgen, una banda denominada Black Angel. Sonaban a combos clásicos como Cream o Yes.  Poco después de su formación la banda se disuelve y Ule W. Ritgen decide incorporarse al proyecto musical Electric Sun que Uli John Roth había comenzado tras abandonar Scorpions en 1978. Ritgen aparece en los tres álbumes de dicha formación. En el último (Beyond the astral skies, 1985) canta un tal Michael Flexig y, entre otros, nuestro Zeno en los coros. Esta pequeña coincidencia fue el germen del álbum que hoy os comparto.


El pequeño Roth y Ritgen retomaron el proyecto inicial, la vieja amistad, dando forma a las ideas musicales que ambos compartían. Para Roth, "por fin comenzó a sonar como aquello por lo cual nos esforzábamos". Para completar las partes vocales incorporaron a Flexig, vecino de Hanover y con cierta experiencia en bandas locales; incluso había grabado un álbum (Combo Colossale, 1982). Zeno, como trío, consiguió un contrato con Parlophone para grabar su debut. A los mandos de la producción estuvo Jerry Manning, un tipo curtido y con experiencia que en los setenta se dedicó más al blues y al sonido Memphis que a otra cosa; ese mismo año se encargó de George Thorogood y el Waiting for the road de Fastway. La producción no fue del todo bien; lejos de ser un trabajo rápido, se extendió desde enero a agosto de 1985, grabando en varios estudios a lo largo del planeta, y la mezcla y postproducción tampoco fue corta. Al final, se invirtió un año para elaborar este álbum debut que no apareció hasta 1986 en el mercado. Mucho tiempo y mucho dinero. Además, al ser un trío, tuvieron que contratar a músicos externos para diversas sesiones. De las baterías se encargaron Stuart Elliot (Alan Parsons Project), Rudy Kae y Chuck Burgi (Aldo Nova, Rainbow); de los teclados, Carl Marsh y Don Airey (Rainbow, Deep Purple).

Las canciones se enmarcan en un sonido que podríamos acercar a Boston, Rainbow o incluso Journey, pasado por el tamiz de un músico con unas capacidades compositivas excepcionales y muy centrado en que todo sonara a la perfección. Easter sun, que abre el disco, es una muestra perfecta, con unas guitarras muy melódicas armonizadas con el teclado y la voz, todo muy sofisticado; el solo ya resulta espectacular por sí mismo; tras él, un juego vocal siguiendo la melodía principal y el crescendo final. Flexig muestra su falsete en las notas altas, otra de las características de estos Zeno. A little more love podría haber sido "el single perfecto" tanto por estructura (estrofa-puente-estribillo) como por producción: melodioso sin empalagar, un buen estribillo fácil de cantar y una letra sencilla. El solo desentona un poco, pero sigue siendo una maravilla, quizá muy "Malmsteen". En la televisión española de aquel año les vimos cantarla. Por cierto, la única (junto a la instrumental final) que firma Ule en solitario.


El paroxismo sensorial llega con Love will live con una entrada vocal, una guitarra melodiosa armonizando con la línea vocal y un crescendo hasta el estribillo, donde nos animan a creer en el amor de manera genérica: el amor siempre triunfa y vivirá para siempre. Balada de mecheros al aire y manos elevadas al cielo moviéndose de izquierda a derecha. Se grabó un videoclip que nada tiene que ver con el mensaje de la canción. El ramalazo heavy de Signs on the sky rompe esta paz, el tema más agresivo (dentro del conjunto del álbum, ojo) con un tufazo Rainbow tremendo; el juego de guitarras y teclas resulta muy tentador. Far away cierra la cara de manera épica, un medio tiempo preciosista con otro estribillo perfecto, un trabajo acústico de Roth magnífico y un solazo "neoclásico". 

A estas alturas ya podemos resumir las características principales de Zeno (el álbum): letras de estructura sencilla, pero de trasfondo profundo; melodías, armonías y arreglos muy elaboradas; un trabajo de guitarras exquisito; coros exagerados, capa sobre capa; una producción limpia, limpísima. 

La cara B continúa esa línea y comienza vitalista con Emergency, con ritmo, directo, corto, quizá la composición más pensada para el mercado de todas. Flexig está más comedido y resulta curioso el arreglo tras el solo donde se produce una escalada de intensidad. Vuelven a la delicadeza acústica al comienzo de Don't tell the wind, misteriosa y profunda, con otros coros elaborados sobre la capa de guitarras y teclado. La canción se alarga hasta los seis minutos gracias a un largo desarrollo instrumental en el centro. Una canción para sentir. Cierto rollo arábigo inspira la melodía de Heart on the wing, que con su lamento de pérdida ("a burning heart is on the wing tonight/it's drifting home and may forgive our pride"), otros enormes coros y el (quizá) mejor solo acaba siendo de lo mejor del álbum. Circles of dawn cuenta con un magnífico teclado de Don Airey en un corte más roquero donde el estribillo se eleva en los agudos de Flexig de manera casi imposible. Un medio tiempo como Sent by heaven casi podría decirse que es su tema más progresivo, alternando partes vocales e instrumentales, con cambios de tono y tempo. Cierran con el brevísimo instrumental Sunset este viaje, un "excerpt" de la melodía de A little more love.


Tras la edición del disco, una serie de malas decisiones no acabaron de hacerlo despegar en el mercado como quizá debió. En primer lugar, les mandaron de gira con Black Sabbath, la antítesis musical e ideológica de estos tipos (el amor como salvación, la energía cósmica, etc.). Consiguieron abrir para Queen en Inglaterra. Pero ninguno de los asistentes a esos conciertos era su público potencial. Zeno comentaba que "una noche coincidimos con Greg Lake en un hotel de Londres. Le gustaba nuestro disco y nos ofreció girar con ELP y nosotros (creo que nuestro mánager) decidimos rechazarlo, lo que fue muy idiota, pues nos habría dado la oportunidad con un público de una banda clásica". El disco permaneció casi tres meses en el top 50 del Billboard, no está mal. El propio guitarrista cree que llegaron tarde: "según lo recuerdo, tardamos demasiado en editar el disco y cuando salió el mercado se había movido del elemento melódico del rock. Estaban Europe y gupos así (...) los BonJovis y después todas esas formas "feas" del rock como Guns 'n Roses estaban llamando a la puerta". 

Sea como fuera, la banda estuvo de gira hasta el verano de aquel año (justo su último concierto fue abriendo para Queen) y desapareció del mercado. Como curiosidad, en 1993 se reeditó el álbum en Japón y alcanzó el puesto 11 en la lista de "música extranjera". Zeno retomó las grabaciones con Zenology en 1995. Ritgen formó una de las bandas más interesantes de los noventa: Fair Warning.


La edición que os traigo es la española de la época. Incluye el encarte interior con letras y créditos. La portada y el diseño corrieron a cargo de Andrew Ellis y Collin Chamber de ICON, representando esa trascendencia y esa espiritualidad de manera adecuada (aunque la portada con el niño escuchando una caracola luminosa en una carretera en mitad de la nada, no sé bien qué representa: ¿la inocencia? ¿el abandono? ¿la individualidad? ¿estaba llamando por el móvil?). 

Disfrutad del fin de semana. 








Comentarios

  1. No los conocía. Muy clásicos pero me han gustado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy melódicos. Me alegra haberte descubierto algo. Un abrazo.

      Eliminar
  2. Eastern sun –sobre todo– y Don’t tell the wind son de esos temas que desde que los escuché tengo grabados en el cerebro. Sin embargo, a lo largo de los años, cuando he ido comprando vinilos nunca me he gastado los dineros en este disco. Lo encuentro algo irregular aunque con temas resultones como los mencionados o Emergency, Far away y Sent by heaven. Un buen ejemplo de hard melódico de calidad pero sin ese aquello –a lo mejor solo era un tema de imagen, no de talento– que lo hiciese destacar entre otras muestras del género. Con todo, otra estupenda entrada para este viernes. Y sí, claramente, el niño está hablando por el móvil con la aplicación linterna encendida. Un abrazo, amigo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo del niño tiene miga, sí. Creo que es un disco de excelente factura, tanto compositiva como interpretativa, con algunas canciones maravillosas. Fíjate que tú has nombrado ya la mitad del disco. Hay otras menos redondas, quizá por que el estilo no da más o porque entre las otras se quedan un poco por debajo. A mí me encanta obviamente. Un abrazo.

      Eliminar
  3. Otra joyita poco conocida (al menos para mí). Fácil de escuchar. Pero me ha gustado mucho más Cobra

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Son dos propuestas distintas totalmente. No sabría cuál elegir, supongo que depende del momento del día o del estado de ánimo. Abrazo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Boikot - Los ojos de la calle (Discos Barrabás, 1990)

  Hay música que corresponde a un momento concreto de nuestra vida y que, por edad usualmente, por cuestiones personales a veces, queda ahí anclada, como un bonito recuerdo. Música a la que no suelo volver casi nunca. Y ese caso lo representa perfectamente el debut de Boikot. En el devenir de la cultura rock madrileña se conformó, en la segunda mitad de los ochenta, un grupo de bandas jóvenes con unas sonoridades muy particulares, emparejadas con eso del rock urbano, pero tintado de una manera particular en la que escuchábamos las raíces de Leño o Burning junto con ramalazos unas veces punk, otras más metaleras, otras más seventies, incluso algo de blues. Ahí puedes meter a Esturión, Casablanca, Porretas o los mismos Boikot.  En medio de ese “fregao” musical cobró protagonismo Mariano García, polémico personaje, especialmente en sus últimos años. Generó negocio, oportunidades y ayudó a crear y mantener “la escena” madrileña a través de varias salas (Canciller, Barrabás), su labor promo

Firehouse - Firehouse (CBS, 1990)

El pasado 5 de abril falleció el cantante de Firehouse, Carl Jeffrey Snare, por un fallo cardíaco en un proceso cancerígeno que le había llevado unos días antes a pasar por un quirófano. Además de ser un seguidor fiel de la banda, les he visto dos veces en directo; una de ellas la recuerdo con especial felicidad por lo que disfruté (tocaron junto a unos fantásticos TNT).  Casualmente, la semana pasada en este blog hablaba, en los comentarios de un post, del legado de algunos músicos más o menos desconocidos por el "gran público" comparándolo con otros del mismo o menor valor idolatrados, quienes reciben homenajes y se les dedican calles. Con esa reflexión me quedé enganchado. Al repasar la discografía de Firehouse, me di cuenta de algo obvio: existen músicos que han dejado un legado en nosotros. Da igual lo importante que sean más allá de nuestras orejas. Nos pertenecen. Y C. J. Snare es, para mí, uno de esos músicos. Desde este debut que hoy comparto su voz me ha acompañ

Paice Ashton Lord - Malice in Wonderland (Polydor, 1977)

Esto no estaba previsto. Este disco no estaba en la lista de títulos para reseñar en #FFVinilo. Pero es que el fin de semana pasado por fin pude hacerme con él, y tenía ganas de compartirlo. Los que leéis esto ya conocéis esa sensación de ir pasando discos y encontrar de repente esa portada que tienes en la cabeza desde hace tiempo. Qué sensación. Se que vosotros me entendéis, así que no encuentro mejor foro para compartir ese momento que este blog, lleno de melómanos “vinileros”. Lo curioso es que no solo encontré una, sino dos copias, una francesa (“gatefold”) y una inglesa (sencilla). Con buen criterio, me quedé con la inglesa. Y claro, eso se nota en el sonido. ¡Como suena esta maravilla! Si os gustan esas producciones típicas de los 70 con mucha profundidad y dinámica lo vais a disfrutar (nada que ver con las producciones actuales, cada vez más “planas”). A la producción, la leyenda, Martin Birch (Deep Purple, Whitesnake, Black Sabbath, Iron Maiden, …). ¿De dónde sale este grupo?

Scorpions – Love at first sting (Harvest-EMI, 1984)

Y si hace unas semanas os hablé aquí del inmenso 1984 de Van Halen , hoy toca comentar el no menos imprescindible Love at first sting de los alemanes Scorpions , otro que este año también celebra su 40º aniversario. La banda venía de una gira internacional presentando Blackout , el pedazo de disco que finalmente los había puesto en el mapa –yo mismo los descubrí gracias a él, os lo conté aquí – y tenían la misión de superarse, algo nada fácil no sólo en el aspecto creativo. Una de las razones era la mala relación entre el bajista Francis Buchholz y Dieter Dierks , dueño de su compañía de discos y productor del grupo desde 1975. Por eso, cuando la banda –que empezaba a tener dinerito del bueno– pidió grabar el nuevo álbum en un estudio que no fuese el del productor, Dierks se los llevó a los Polar studios de Estocolmo –exacto, los de Björn y Benny de ABBA – pero dejó en Hannover al bajista, contratando como músico d

Creedence Clearwater Revival - "Green River" (1969)

  Las canciones, conscientes de su pegada y su carácter de inmediatez, se liberan de artificios y apéndices instrumentales.... Por Jorge García . Pocas bandas a lo largo de la historia han conseguido hacer tanto y tan bueno en menos tiempo que el que emplearon los cuatro componentes de la  Creedence Clearwater Revival . Aunque de los tres años que la formación empleó en grabar discos (con John Fogerty al frente), 1969 fue el que se llevó la palma con tres álbumes publicados en menos de doce meses. Y para más inri, podemos afirmar que al menos hasta el tercer catálogo publicado por el grupo, el nivel fue a más, alcanzando con su tercera entrega,  "Green River",  su mejor trabajo hasta aquél momento. Precisamente de esta tercera intentona discográfica vamos a hablar hoy. Un disco en el que el menor de los Fogerty alcanza un status como compositor y líder ciertamente demoledor, tomando el mando de la situación y construyendo un disco de apenas media hora de duración pero con tod