Ir al contenido principal

Kortatu (1985 – Soñua)


Tres veces he cambiado de vinilo en los últimos quince días para recomendaros hoy en el blog, y cuando ya tenía una reseña terminada sobre… (para otro día), me he dado cuenta que de las casi 1400 entradas que tiene el blog ninguna es de Kortatu en exclusiva. Tan solo una referencia en el “disco de los cuatro”, importante split que hace ya unos añitos os traje al barrio y que os recomiendo releer y escuchar de nuevo.


Y de sus tres únicos LP de estudio, rematados con un directo que ponía punto y final a la banda, el que había que traer aquí sí o sí, no podía ser otro que su primer trabajo de título homónimo.


Banda y trabajo de los imprescindibles dentro del punk rock español, del llamado rock radical vasco y, sin duda, el que más en el ska, ya que influyó en todas las bandas del género nacidas tras el vinilo, entre ellas la que estás pesando.


Grabado en 1985 para Soñua en los estudios Tsunami de San Sebastián, el disco lo componen doce temas más “Nicaragua sandinista” que ya había sido incluido en el citado de “los cuatro”.



Dos están cantados en euskera “Zu atrapatu arte” y “Sarri, Sarri”, y aunque no teníamos ni puta idea de euskera, esta última nos las aprendimos de memoria, bueno al menos el estribillo que no era difícil, para cantarla y bailarla cada vez que la pinchaban por los bares y pubs en los que nos dejábamos caer. El resto en castellano.

Dos son versiones o adaptación de versiones. A saber, “Jimmy Jazz” de los Clash y el irresistible “Sarri, Sarri”, una adaptación de “Chatty, chatty” de Toots and the Maytals.

El trío de Irún, Fermin e Iñigo Muguruza y Javier "Treku" Armendariz, contaron con un buen puñado de amigos para la elaboración de las letras, aunque la mayoría las firma Fermín. No os cuento más y lo descubrís en el encarte tipo cómic que ilustra el vinilo, que para eso os los pongo a buena resolución. 





Tampoco me entretengo comentando la historia del nombre de la banda, su devenir a lo largo de los años, la del casero de la portada o de las historias que hay detrás de algunos temas. Si os apetece solo tenéis que rascar un poco en la red y tendréis respuesta a todo ello.

Ska, ritmos jamaicanos y un punk irreverente, fresco y con buen humor, cuasi festivo/juvenil en muchos pasajes, a pesar de los duros mensajes de crítica política y social con los que se expresaba el trio. 


La letra de los temas, puf. Lo primero hay que ponerse en contexto en la España y el País Vasco de mediados de los ochenta. Plas, plas, plas, plas. Parafraseando a los Barricada “hostia en la boca hostia en los huevos” directas contra todo lo que se meneaba en la época: prensa, iglesia, ambiente cultural, cuerpos de seguridad, capitalismo, política interior española-vasca o exterior Norteamericana en Latinoamérica, hasta con la concesión de los premios Nobel de la Paz.




Mis favoritos, pues difícil, pero por tener un pódium: “Don Vito y la revuelta en el frenopático”, “Sarri, Sarri” y “Nicaragua sandinista”.

Tras este disco pillé su segundo LP, El estado de las cosas (1886-Soñua), que no llegó a entrarme, mucha propaganda radical, más temas en euskera y menos festivos y bailables, así que se lo regalé a un colega -me arrepentí de ello rápido pero ya estaba hecho-, y les perdí la pista. Eso sí, no he dejado de pinchar el vinilo que hoy os recomiendo.

Espero que tod@s estéis disfrutando de este superpuente o superacueducto. Allí donde estéis recordad: sed felices y escuchad buena música, es una orden. 







Comentarios

  1. Jo. Me encanta como lo has descrito y comentado. Hacía mucho de kortatu. Lo volveré a escuchar. Cuando he visto sarria, sarri, que recuerdos. Gracias Paco, nos vemos pronto

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro Carlos, sabía yo que te iba a gustar... Como muy tarde con el Drogas en Toledo, oh yeah!! Un fuerte abrazo. P

      Eliminar
  2. Nunca he sido demasiado de punk y menos ska. Kortatu sonaba en algún garito pero siempre jugaba en su contra que estuvieran tan cerca del entorno HB, por ejemplo que Jimmy jazz se convirtiese en su versión en un terrorista etarra que ponía una bomba en un cuartel. En fin, me ha recordado a épocas muy lejanas de cuando iba a un garito que se llamaba El Establo. Pero ya no era adolescente sino veinteañero.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tampoco creas que yo he sido muy punk, quizás dos semanas... Y si, lo digo en la entrada, la propaganda radical me echó para atrás. Pero los temas ahí quedan. Saludos. P

      Eliminar
  3. Querido Paco, como sabes, me escucho todo lo que se publica en este blog, pero ya sabía que esta vez no me iba a emocionar demasiado. Algunos temas tienen su aquel y ya conocía canciones como La familia Iskariote o los himnos de reuniones cerveceras ochenteras Sarri Sarri o Mierda de ciudad. Sin embargo, ni el ska ni el rock radikal vasco ni los sonidos punkarras sucios me llamaron nunca la atención. Prefiero tu vertiente hardrockera. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No confiaba yo en que Kortatu te fueran a gustar, pero había que traerlos al blog. En la próxima ya te arreglo yo unas buenas coplillas en español hardrockero. Abrazos. P

      Eliminar
  4. Joder Kortatu. La de años que llevo sin darles caña. En casé tenía este y siempre sonaba en los desmadres. La familia Iskariote o Sarri, sarri se bailaban sí o sí. Nunca he sido de punk o ska y algunas letras ni me molestaba en interpretarlas (lo de poner bombas y tal), pero este disco, Eskorbuto o, posteriormente, Manolo Kabezabolo siempre tuvieron su momento en las fiestas. Otra joyita al catálogo #FFvinilo. Abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Hostias, el Kabezabolo aún sigue dando tralla por estos mundos. El otro día hasta le dedicaron un artículo-entrevista en El País. De este si que no tengo yo nada... Saludos jefe. P

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Boikot - Los ojos de la calle (Discos Barrabás, 1990)

  Hay música que corresponde a un momento concreto de nuestra vida y que, por edad usualmente, por cuestiones personales a veces, queda ahí anclada, como un bonito recuerdo. Música a la que no suelo volver casi nunca. Y ese caso lo representa perfectamente el debut de Boikot. En el devenir de la cultura rock madrileña se conformó, en la segunda mitad de los ochenta, un grupo de bandas jóvenes con unas sonoridades muy particulares, emparejadas con eso del rock urbano, pero tintado de una manera particular en la que escuchábamos las raíces de Leño o Burning junto con ramalazos unas veces punk, otras más metaleras, otras más seventies, incluso algo de blues. Ahí puedes meter a Esturión, Casablanca, Porretas o los mismos Boikot.  En medio de ese “fregao” musical cobró protagonismo Mariano García, polémico personaje, especialmente en sus últimos años. Generó negocio, oportunidades y ayudó a crear y mantener “la escena” madrileña a través de varias salas (Canciller, Barrabás), su labor promo

Firehouse - Firehouse (CBS, 1990)

El pasado 5 de abril falleció el cantante de Firehouse, Carl Jeffrey Snare, por un fallo cardíaco en un proceso cancerígeno que le había llevado unos días antes a pasar por un quirófano. Además de ser un seguidor fiel de la banda, les he visto dos veces en directo; una de ellas la recuerdo con especial felicidad por lo que disfruté (tocaron junto a unos fantásticos TNT).  Casualmente, la semana pasada en este blog hablaba, en los comentarios de un post, del legado de algunos músicos más o menos desconocidos por el "gran público" comparándolo con otros del mismo o menor valor idolatrados, quienes reciben homenajes y se les dedican calles. Con esa reflexión me quedé enganchado. Al repasar la discografía de Firehouse, me di cuenta de algo obvio: existen músicos que han dejado un legado en nosotros. Da igual lo importante que sean más allá de nuestras orejas. Nos pertenecen. Y C. J. Snare es, para mí, uno de esos músicos. Desde este debut que hoy comparto su voz me ha acompañ

Paice Ashton Lord - Malice in Wonderland (Polydor, 1977)

Esto no estaba previsto. Este disco no estaba en la lista de títulos para reseñar en #FFVinilo. Pero es que el fin de semana pasado por fin pude hacerme con él, y tenía ganas de compartirlo. Los que leéis esto ya conocéis esa sensación de ir pasando discos y encontrar de repente esa portada que tienes en la cabeza desde hace tiempo. Qué sensación. Se que vosotros me entendéis, así que no encuentro mejor foro para compartir ese momento que este blog, lleno de melómanos “vinileros”. Lo curioso es que no solo encontré una, sino dos copias, una francesa (“gatefold”) y una inglesa (sencilla). Con buen criterio, me quedé con la inglesa. Y claro, eso se nota en el sonido. ¡Como suena esta maravilla! Si os gustan esas producciones típicas de los 70 con mucha profundidad y dinámica lo vais a disfrutar (nada que ver con las producciones actuales, cada vez más “planas”). A la producción, la leyenda, Martin Birch (Deep Purple, Whitesnake, Black Sabbath, Iron Maiden, …). ¿De dónde sale este grupo?

Scorpions – Love at first sting (Harvest-EMI, 1984)

Y si hace unas semanas os hablé aquí del inmenso 1984 de Van Halen , hoy toca comentar el no menos imprescindible Love at first sting de los alemanes Scorpions , otro que este año también celebra su 40º aniversario. La banda venía de una gira internacional presentando Blackout , el pedazo de disco que finalmente los había puesto en el mapa –yo mismo los descubrí gracias a él, os lo conté aquí – y tenían la misión de superarse, algo nada fácil no sólo en el aspecto creativo. Una de las razones era la mala relación entre el bajista Francis Buchholz y Dieter Dierks , dueño de su compañía de discos y productor del grupo desde 1975. Por eso, cuando la banda –que empezaba a tener dinerito del bueno– pidió grabar el nuevo álbum en un estudio que no fuese el del productor, Dierks se los llevó a los Polar studios de Estocolmo –exacto, los de Björn y Benny de ABBA – pero dejó en Hannover al bajista, contratando como músico d

Creedence Clearwater Revival - "Green River" (1969)

  Las canciones, conscientes de su pegada y su carácter de inmediatez, se liberan de artificios y apéndices instrumentales.... Por Jorge García . Pocas bandas a lo largo de la historia han conseguido hacer tanto y tan bueno en menos tiempo que el que emplearon los cuatro componentes de la  Creedence Clearwater Revival . Aunque de los tres años que la formación empleó en grabar discos (con John Fogerty al frente), 1969 fue el que se llevó la palma con tres álbumes publicados en menos de doce meses. Y para más inri, podemos afirmar que al menos hasta el tercer catálogo publicado por el grupo, el nivel fue a más, alcanzando con su tercera entrega,  "Green River",  su mejor trabajo hasta aquél momento. Precisamente de esta tercera intentona discográfica vamos a hablar hoy. Un disco en el que el menor de los Fogerty alcanza un status como compositor y líder ciertamente demoledor, tomando el mando de la situación y construyendo un disco de apenas media hora de duración pero con tod