Ir al contenido principal

Fate – A matter of attitude (EMI-1986)


¡No me lo puedo creer! Mira que hay bandas y viernes... y mira por dónde, coincido con Manu en esta ocasión. No sé si es simbiosis o casualidad del copón pero estoy por comprar lotería. Sea como sea, pues sí, ya estoy aquí un viernes más, y esta vez con otro de los vinilos que me he traído a modo de souvenir de alguno de mis viajes. Así, en mi reciente visita a Milán me hice con este elepé de los poco conocidos Fate, grupo danés formado en 1984. Y si Pantera comenzaron como grupo de heavy metal con influencias de Kiss o Van Halen antes de convertirse en referentes del thrash y el groove, en este caso vemos como Hank Shermann –cofundador de los blackmetaleros Mercyful Fate– hizo el camino contrario formando tras disolverse dicho grupo una banda dedicada al hard melódico. Después de debutar con un más hardrockero álbum homónimo, en este segundo A matter of attitude subieron de calidad a costa de depurar y suavizar su sonido hacia un estilo más comercial y mainstream
 
Producido por Svein Dag Hauge –que también metió algunas guitarras– en los mismos estudios Easy sound de Copenhague donde Mercyful Fate grabaron sus dos últimos discos, la banda estaba formada por el mencionado Hank Shermann a la guitarra, Jeff Limbo a las voces –autor de todas las letras–, Bob Lance a la batería y Pete Steiner al bajo y teclados, además de compositor de la práctica totalidad de la música. 
 

Con portada de Mogens Frederiksen, con una pobre funda interior en blanco sin letras ni fotos en la copia de EMI Italiana SpA de 1987 que poseo, el track list era: 
 
A 
I won’t stop 
Hard as a rock 
(I can’t stand) losing you 
Point of no retun 
Hunter 
 
B 
Summerlove 
Farrah 
Get up and go 
Limbo a go go 
Do it 
 
El primer tema del disco es I won’t stop, que se inicia con un bajo sintetizado, unos teclados y un sonido hard pop-rock pegadizo con coros, lo que nunca esperaría uno de alguien que compuso los temas de Melissa o Don’t break the oath. Sin embargo, prejuicios aparte, el álbum mola, es ochentero a tope –lo que a estas alturas a mi me da por buena la compra– y pese al cambio de estilo, no le resta valía como guitarrista al bueno de Shermann. Y así llega Hard as a rock, que sigue la estela del anterior tema y continua la fiesta con estribillos enganchosos y un estupendo trabajo de guitarra, sin desmerecer la voz de Limbo, que me gusta más que en su primer álbum y que me recuerda a la de Mike Tramp. (I can’t stand) losing you es un pelotazo de hard melódico, con más coros, estribillos, una bonita voz, una base rítimica machacona y un solo de guitarra redondo. Mas rockera es Point of no return, que sin variar demasiado en estilo –los teclados y los coros siguen ahí–, tiene una interpretación vocal más enérgica, menos dulce, quizás porque Shermann colabora en su composición igual que en la siguiente Hunter, que también tiene un poquito más de punch que los temas iniciales pese a ser otro exponente de hard pop con estribillos repetitivos, aunque con enorme calidad. 
 

Y la cara B es exactamente igual, iniciándose con Summerlove –quizás la más flojita del disco– y siguiendo con la alegre Farrah, otra en la que Shermann colabora en la composición musical junto a Steiner. Get up and go es la única en la que el guitarrista es autor de la música en solitario, notándose en el tema una carga hardrockera superior a la tónica general aunque los estribillos pegadizos sigan siendo protagonistas. Es el momento de Limbo a go go, una bonita canción sobre el amor cantada en primera persona que precede a una acústica Do it de estilo jazzy, una broma totalmente prescindible para mi gusto ya que rompe estilísticamente con el resto del álbum. Con todo, me parece un disco estupendo de una banda poco valorada por el gran público al que hacía ya un tiempo que había echado el ojo y que me alegré de encontrar en Milán. 
 






Lo dicho, si os gusta el hard melódico con buenas voces y de gran calidad instrumental y aún no los conocéis, dad una oportunidad a estos Fate con este segundo álbum, el mejor de su carrera en mi opinión. 
 
¡Feliz viernes! 
@KingPiltrafilla
 

Comentarios

  1. No voy a dejar sin comentario tu entrada, por mucho que hayamos dialogado en la mía. Más o menos, coincido con tu lectura del disco. Creo que podrían haber sonado más contundentes en algunos momentos (luego ya ves, se dejaron llevar, como Saxon). Bandas como esta nacieron a docenas en Europa y solo algunas sobrevivieron. Y de todas, unas cuantas nos dejaron un puñado de discos buenos, con calidad, escuchables, y, entre todas, algunos favoritos. Me alegra haberte descubierto un grupo que acaba en tu colección. Y que hayamos coincidido, ya es lo más. Afortunadamente, Matute ya no se pasea mucho por aquí para reírse de nosotros. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. No puedo añadir nada más. Gracias por comentar jajaja

    ResponderEliminar
  3. La verdad es que no tengo ni idea, ni me suena su nombre de haber oído algo en los ochenta. Los temas que aportas con la reseña suenan bien, muy a lo que cuentas en el texto, mola.
    Salud.

    ResponderEliminar
  4. Cuando Mercyful Fate se separaron y King Diamond comenzó su carrera, me centré en él y ni me enteré de que Shermann había creado este grupo. Tuve conocimiento de él el año pasado, cuando Manu habló de ellos en su blog así que ya ves lo famosos que eran por estos pagos. Unos desconocidos que sacaron unos buenos discos con poca personalidad. Agradables de escuchar pero con poco que aportar. Salud y me alegro de haber contribuido a tu descubrimiento.

    ResponderEliminar
  5. Estoy con Jorge, ni idea de la banda, suenan bien. Y sí, qué casualidad, si hubiera sido uno de acdc pues buen, pero Fate... lo mismo os habéis llamado a ver qué vaqueros y chupa os poníais hoy, ahí lo dejo. Un abrazo a los dos. P

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Boikot - Los ojos de la calle (Discos Barrabás, 1990)

  Hay música que corresponde a un momento concreto de nuestra vida y que, por edad usualmente, por cuestiones personales a veces, queda ahí anclada, como un bonito recuerdo. Música a la que no suelo volver casi nunca. Y ese caso lo representa perfectamente el debut de Boikot. En el devenir de la cultura rock madrileña se conformó, en la segunda mitad de los ochenta, un grupo de bandas jóvenes con unas sonoridades muy particulares, emparejadas con eso del rock urbano, pero tintado de una manera particular en la que escuchábamos las raíces de Leño o Burning junto con ramalazos unas veces punk, otras más metaleras, otras más seventies, incluso algo de blues. Ahí puedes meter a Esturión, Casablanca, Porretas o los mismos Boikot.  En medio de ese “fregao” musical cobró protagonismo Mariano García, polémico personaje, especialmente en sus últimos años. Generó negocio, oportunidades y ayudó a crear y mantener “la escena” madrileña a través de varias salas (Canciller, Barrabás), su labor promo

Firehouse - Firehouse (CBS, 1990)

El pasado 5 de abril falleció el cantante de Firehouse, Carl Jeffrey Snare, por un fallo cardíaco en un proceso cancerígeno que le había llevado unos días antes a pasar por un quirófano. Además de ser un seguidor fiel de la banda, les he visto dos veces en directo; una de ellas la recuerdo con especial felicidad por lo que disfruté (tocaron junto a unos fantásticos TNT).  Casualmente, la semana pasada en este blog hablaba, en los comentarios de un post, del legado de algunos músicos más o menos desconocidos por el "gran público" comparándolo con otros del mismo o menor valor idolatrados, quienes reciben homenajes y se les dedican calles. Con esa reflexión me quedé enganchado. Al repasar la discografía de Firehouse, me di cuenta de algo obvio: existen músicos que han dejado un legado en nosotros. Da igual lo importante que sean más allá de nuestras orejas. Nos pertenecen. Y C. J. Snare es, para mí, uno de esos músicos. Desde este debut que hoy comparto su voz me ha acompañ

Paice Ashton Lord - Malice in Wonderland (Polydor, 1977)

Esto no estaba previsto. Este disco no estaba en la lista de títulos para reseñar en #FFVinilo. Pero es que el fin de semana pasado por fin pude hacerme con él, y tenía ganas de compartirlo. Los que leéis esto ya conocéis esa sensación de ir pasando discos y encontrar de repente esa portada que tienes en la cabeza desde hace tiempo. Qué sensación. Se que vosotros me entendéis, así que no encuentro mejor foro para compartir ese momento que este blog, lleno de melómanos “vinileros”. Lo curioso es que no solo encontré una, sino dos copias, una francesa (“gatefold”) y una inglesa (sencilla). Con buen criterio, me quedé con la inglesa. Y claro, eso se nota en el sonido. ¡Como suena esta maravilla! Si os gustan esas producciones típicas de los 70 con mucha profundidad y dinámica lo vais a disfrutar (nada que ver con las producciones actuales, cada vez más “planas”). A la producción, la leyenda, Martin Birch (Deep Purple, Whitesnake, Black Sabbath, Iron Maiden, …). ¿De dónde sale este grupo?

Scorpions – Love at first sting (Harvest-EMI, 1984)

Y si hace unas semanas os hablé aquí del inmenso 1984 de Van Halen , hoy toca comentar el no menos imprescindible Love at first sting de los alemanes Scorpions , otro que este año también celebra su 40º aniversario. La banda venía de una gira internacional presentando Blackout , el pedazo de disco que finalmente los había puesto en el mapa –yo mismo los descubrí gracias a él, os lo conté aquí – y tenían la misión de superarse, algo nada fácil no sólo en el aspecto creativo. Una de las razones era la mala relación entre el bajista Francis Buchholz y Dieter Dierks , dueño de su compañía de discos y productor del grupo desde 1975. Por eso, cuando la banda –que empezaba a tener dinerito del bueno– pidió grabar el nuevo álbum en un estudio que no fuese el del productor, Dierks se los llevó a los Polar studios de Estocolmo –exacto, los de Björn y Benny de ABBA – pero dejó en Hannover al bajista, contratando como músico d

Creedence Clearwater Revival - "Green River" (1969)

  Las canciones, conscientes de su pegada y su carácter de inmediatez, se liberan de artificios y apéndices instrumentales.... Por Jorge García . Pocas bandas a lo largo de la historia han conseguido hacer tanto y tan bueno en menos tiempo que el que emplearon los cuatro componentes de la  Creedence Clearwater Revival . Aunque de los tres años que la formación empleó en grabar discos (con John Fogerty al frente), 1969 fue el que se llevó la palma con tres álbumes publicados en menos de doce meses. Y para más inri, podemos afirmar que al menos hasta el tercer catálogo publicado por el grupo, el nivel fue a más, alcanzando con su tercera entrega,  "Green River",  su mejor trabajo hasta aquél momento. Precisamente de esta tercera intentona discográfica vamos a hablar hoy. Un disco en el que el menor de los Fogerty alcanza un status como compositor y líder ciertamente demoledor, tomando el mando de la situación y construyendo un disco de apenas media hora de duración pero con tod