Ir al contenido principal

Los Zigarros - Apaga la radio (2019, Universal)




Dos noches consecutivas llenando el Circo Price de Madrid. Ayer y hoy. Y como me he quedado sin entradas y no puedo verlos (acompañados por amiguitos tales como Tarque, Leiva, Fito, Aurora, Carlos Raya…) pues he decidido dedicar este #FFVinilo a su último disco.


Los Zigarros han tenido la suerte de ir de la mano de Carlos Raya (productor de MClan, Fito, ex integrante de Sangre Azul…dilatada carrera). Y así han sido conocidos más y mejor que otras bandas recientes. A parte de esto, son buenos. Muy buenos.


Los hermanos Tormo (Ovidi y Álvaro) provenían de un grupo llamado Los Perros del Boogie. Se unieron a Adrián Ribes y Nacho Tamarit y por el 2013 publicaron su primer disco, Los Zigarros. Gracias a ese disco y al siguiente de 2016, A todo que sí, se hicieron conocidos en toda España. Aquellos dos discos son muy buenos: puro rock & roll. Los pude ver en directo en unas fiestas de Móstoles, con mi amigo Jalova. No íbamos a quedarnos demasiado porque era un día entre semana y a la mañana siguiente había que currar, pero al final, nos quedamos hasta que terminaron. Nos gustaron mucho. Y no hablan las cervezas con las que nos hidratamos en una calurosa noche de verano. Buen rollo, interacción con el público, buen sonido, buenos riffs y solos de guitarra. Qué más pedirle a un jueves noche.


El caso es que vi su último trabajo, Apaga la radio de 2019, en vinilo y no pude resistirme. A pesar de que ya lo había escuchado y no me conquistó tanto como los dos primeros, no tuve dudas de que merecía la pena. Porque, quizás sea un leve parón para coger impulso de nuevo, pero sigue siendo muy disfrutón. Producido por Carlos Raya, que toca la guitarra en el tema que da título al LP. Y, además, es un vinilo guapísimo. Un plástico blanco de 180gr que queda espectacular en el tocata mientras la aguja extrae rock de sus entrañas.


Comienza muy pausado, muy acústico y muy maduro, con “La Trampa” donde nos dicen que no merece la pena hacerse mayor, que es el gran engaño de la vida: cuando seas mayor todo será mejor. Pues no, no es así. Ya lo decía Bunbury en su “De Mayor”.


Viene luego “Apaga la radio” donde, ahora sí, ya atronan las guitarras. A mí me suena muy The Who. Los Zigarros se quejan de que la radio musical actual es una puta mierda (no con esas palabras, pero seguro que lo pensaban así), que los buenos músicos no tienen cabida en ella.

Joder, dos temas, dos quejas. Habrán madurado y sentado la cabeza. Quizás sí, pero no del todo. El siguiente tema nos alivia un poco de esa idea. Una afilada versión del “Mis Amigos” de los Flying Rebollos. Sí señor.





De nuevo los tintes de la madurez con “Listos para el despegue”. Personalmente, la que más me mola. No sé, por el cierto regusto a Rage Againts The Machine. Por su letra reivindicativa y que nos llama a la lucha. Un poco más dura y stoner que lo habitual en ellos.




Y termina la cara A con “Malas decisiones”, mucho más stoniano. A mí me suena a lo que haría Burning en este nuevo siglo. Lo peor de todo, que ya hay que levantarse darle la vuelta al disco. Se hace muy corto. Aún no tengo muy claro si es un punto a favor o en contra este minutaje tan corto. Poquito más de media hora en total, quince minutos este lado.



Seguimos con ese lado maduro, oscuro o realista. “Queda muy poco de mí” que me entró a la primera por esas reminiscencias a Tom Petty. En directo debe sonar aún mejor.




No sé lo que me pasa” muy funky y divertido pero “será que me hacen viejos” y vuelven a sonar a grito angustioso de que “no sé lo que me pasa pero algo pasa” y la vida cambia. De lo mejorcito del álbum.



Con las manos rotas” ahonda esa melancolía que nos trae la madurez o el desencanto. Canción que podría pasar por una de M-Clan, sin lugar a dudas.



Y afrontamos la recta final con la bailable “Con un solo movimiento” y el hard rock de “Espinas” que cierra muy meritoriamente el plástico.



Lástima no poder estar presente en estos dos bolos madrileños porque eso significaría que en menos de una semana hubiese visto a los Gritando en Silencio y a Los Zigarros, los dos grupos nuevos nacionales de rock que más me han gustado.


Comentarios

  1. Aunque no me acaban de convencer, se dejan oír bastante, lo que ya es mucho para un señor mayor como yo anclado en la laca y los cardados jejejeje
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y las plataformas... Un saludo, canica. De otro carroza.

      Eliminar
  2. Me pasa algo parecido a ti, sus dos primeros discos (en especial el segundo) me gustaron mucho, pero este me dejó bastante frío cuando lo escuché. Buen cover de los Flying Rebollos, buen Listos para el despegue, pero en general poquito más. Honestamente, sin haber ido al concierto, no sé yo si un teatro es el mejor recinto para un concierto de estos tipos, viendo lo que hicieron en la Riviera en la gira del A Todo Que Sí. Saludoss!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues totalmente de acuerdo entonces. Espero que sea lo que pongo, un alto para coger fuerza en el siguiente salto. Un saludo!

      Eliminar
  3. Esto que voy a decir suena blasfemo. Con este disco se han hecho un Cabrales. Y me explico. Fito (Cabrales) de la mano de Carlos Raya ha creado una escuela de sonido que queda bien en las radios y en las descargas o en los sporifais gratuitos y que ayuda a ganar adeptos con pasta para acercarse a los conciertos "de rock". Y no lo digo de malas. Les adoraba cuando eran "los perros" y me encantó su viaje a Los Zigarros, en especial ese A todo que sí, un pelotazo. Pero, amigo, aquí han patinado en mi oreja; ese sonido Raya no les ha sentado nada bien. Pierden fuerza (su principal valor) para ganar empaque y no me convencen. De todos modos, me alegro mucho por ellos. Unos currantes del rock. Yo también les he visto en directo; se dejan la piel y la garganta. Eso del Price a mí me suena a "más de lo mismo para bolsillos maduros". Luego no sabes si es el directo de Fito invitando a El Drogas, el de MClan invitando a Fito o el de Los Zigarros invitando a Fito. Se podría hacer un concurso al respecto. Que ganen mucho dinero y que sean felices. Eso sí: qué vinilo tan cojonundo. Un abrazo rayado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todos ellos "pertenecen" al mismo representante... Efectivamente, el "efecto Raya" creo que a la larga termina diluyendo al artista. Espero que no le pase a Tarque en próximos discos. Los dos primeros discos son cojonudo. Ya somos tres los que pensamos igual aquí

      Eliminar
  4. Me acaba de entrar un mono de Zigarros…

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Firehouse - Firehouse (CBS, 1990)

El pasado 5 de abril falleció el cantante de Firehouse, Carl Jeffrey Snare, por un fallo cardíaco en un proceso cancerígeno que le había llevado unos días antes a pasar por un quirófano. Además de ser un seguidor fiel de la banda, les he visto dos veces en directo; una de ellas la recuerdo con especial felicidad por lo que disfruté (tocaron junto a unos fantásticos TNT).  Casualmente, la semana pasada en este blog hablaba, en los comentarios de un post, del legado de algunos músicos más o menos desconocidos por el "gran público" comparándolo con otros del mismo o menor valor idolatrados, quienes reciben homenajes y se les dedican calles. Con esa reflexión me quedé enganchado. Al repasar la discografía de Firehouse, me di cuenta de algo obvio: existen músicos que han dejado un legado en nosotros. Da igual lo importante que sean más allá de nuestras orejas. Nos pertenecen. Y C. J. Snare es, para mí, uno de esos músicos. Desde este debut que hoy comparto su voz me ha acompañ

Transvision Vamp - Velveteen (MCA, 1989)

    Os voy a hablar de un plástico que ya apareció por el blog allá por el año 2012. Pero visto que se le dedicaron escasamente 10 renglones y no tiene comentarios, creo que pasó sin pena ni gloria, por lo que no creo que haya problema en que lo traiga un viernes de forma rápida y con alevosía casi nocturna. Disco publicado en 1989 que se vendió como una mezcla de pop (mucho), rock (poco) y punk (pinceladas) y que tuvo buenas cifras de venta, sobre todo gracias a su canción bandera, el “ Baby I don´t care ”. Producido el alemán Zeus B. Held y el británico Duncan Bridgeman de forma bastante aséptica.    A mitad de los 80 el guitarrista Nick Sayer se encontró con Wendy James y vio en ella la canalizadora perfecta para sus letras: comprendió que el sex appeal de Wendy y sus berridos casaban perfectamente con sus gamberras composiciones. De Brighton se mudaron a Londres y allí reclutaron al batería Pol Burton (en este segundo disco no forma parte de la banda) y a dos músicos

KISS, Ace Frehley – Ace Frehley (Casablanca-1978)

En el pueblo de Sharon, ubicado en el condado de Litchfield, al noroeste del estado de Connecticut, se levanta una imponente construcción de estilo renacentista italiano conocida como la mansión Colgate. Se trata de un capricho de Romulus Riggs Colgate –nieto del creador de la empresa de perfumes y jabones que todo el mundo relaciona con la pasta de dientes–, su esposa Susan y el prestigioso arquitecto J. William Cromwell Jr . Y aunque algunos os preguntaréis qué tiene que ver eso con el álbum que hoy os traigo, si seguís leyendo – clickbait de campeonato– veréis que fue determinante.    Lo primero será justificar esta entrada. Hace algunas semanas ya os hablé del primer disco en solitario de Paul Stanley y Manu lo hizo incluso antes del de Gene Simmons . Pero, como veo que nadie se anima, hoy os traigo el primer álbum en solitario de Paul Daniel Frehley –también conocido como Ace Frehley

Varios - Rock Del Manzanares. Visca El Rollo Vol. 2 (Chapa Discos, 1978)

Si no conocéis el significado de la palabra “tronco”, “pasota”, o no sabéis lo que es ser un “enrollao”, quiere decir que sois insultantemente jóvenes. No solo la generaci ó n "Z"  tiene su propio lenguaje. Cada generación ha tenido también una manera de expresarse, y hoy nos acercamos con este disco a finales de los años 70. Una época marcada musicalmente en España por una corriente que se denominó “Rock Urbano”. Aunque, como con cualquier tipo de etiqueta, nos podemos encontrar dentro de este saco grupos de muy distinta índole o con diferentes influencias, por lo general compartían una estética (musical y visual) muy particular, y sobre todo, una actitud vital marcada por las circunstancias sociales de la España de finales de los 70. Como con cualquier etiqueta que se otorga a un movimiento musical, donde muchas veces el mero hecho de nacer en una determinada época o cuidad te hace merecedor de esta etiqueta, se pueden encontrar dentro de este saco una mezcla de estilos q

Yes - Close to the edge (Atlantic, 1972)

Esta semana traigo el  Close to the edge del grupo británico Yes, quizá mi álbum favorito de la banda. Porque una obra maestra así debe formar parte de nuestra Comunidad. Complejo, diverso, inspirado, con ejecuciones instrumentales casi perfectas, con una historia que contar. Uno de esos discos, a mi gusto, imprescindibles, por calidad y por ese espíritu de superación constante, minuto a minuto, esa capacidad de sorprender. Quinto de Yes , editado en 1972, con Steve Howe a las guitarras, Jon Anderson a las voces, Bill Bruford a la percusión, Chris Squire al bajo y Rick Wakeman a los teclados. La mayor parte del trabajo compositivo recae en Anderson y Howe, pero toda la banda pone su sello en los apenas tres cortes que conforman el álbum. Poco después de terminar las grabaciones, el baterista Bill Bruford abandonó la banda obligando a los demás integrantes a encontrar un suplente antes de comenzar su nueva gira en los Estados Unidos. La que ocupa toda la cara A, la propia Clos