Amigos, a principios de los 80 comencé a adquirir vinilos después de iniciarme en esto de comprar música con unas pocas cintas de cassette. La fiebre me duró más de dos décadas, aunque al final debo reconocer que alternaba la compra de vinilos con la de cedés –eran más pequeños y ocupaban menos, no se rayaban tan fácilmente– y poco a poco estos últimos sustituyeron casi por completo a sus hermanos mayores en mis visitas a las tiendas de discos. Todo paró de repente cuando por un cedé doble te podían llegar a pedir 30 eur mientras que en internet la manzana prohibida de los mp3 sin pagar estaba al alcance del cursor. Y entonces nos soltaron las mismas mandangas que cuando nos vendían el cedé, aunque ahora al revés. El mp3 era caca, no podía igualar las grabaciones originales...Y yo no sé vosotros, pero mi oído nunca ha sido tan fino como para distinguir entre una pista de cedé y un mp3 de alta calidad. Total, que gracias a internet comencé no sólo a escuchar más música que nunca sino a descubrir bandas que no había tenido antes el placer de escuchar.
Con los años y la crisis de ventas –parece que había muchos más como yo que tampoco le hacían ascos al mp3– el vinilo regresó gracias a nostálgicos amantes de lo viejuno. Ah, amigos, entonces la industria se dio cuenta de que había locos que éramos capaces de gastar dinero en un trozo de plástico con surcos y se subió al carro. Lo del pelotazo del ladrillo en versión musical. Ahora, desgraciadamente, hemos vuelto a lo de siempre. Sí, se editan muchos vinilos, pero los precios están por las nubes. Así que, salvo contadísimas excepciones en las que me hace ilusión por la razón que sea hacerme con un álbum nuevo y me interesa poseer la obra como mero objeto además de como soporte sonoro, la verdad es que hace tiempo que no compro vinilos –lo de los cedés ya lo dejé atrás– si no son de segunda mano. Lo que ocurre es que ese mercado es peligroso porque en ocasiones se corre el peligro de llegar a casa después de una feria y que el estado del vinilo no sea el esperado. Por otra parte, internet ha agilizado esas compraventas y ofrece cierta seguridad si se tiene cuidado con el vendedor, pero los gastos de envío encarecen un producto que ya de por sí no es barato. Esa es la razón por la que dosifico mis compras de material usado cada vez más y que provocó que en mi reciente visita a la Fira del disc de Barcelona sólo me llevase a casa un par de obras que en la presente entrada y la de dentro de quince días os hablaré. Y después de la perorata, mi reseña.
Uno de esos grupos que escuché ampliamente gracias a internet fueron los norteamericanos Cheap Trick, de quienes nunca compré ni vinilo ni cedé alguno. Formados en Rockford –ciudad no muy alejada de Chicago– a principios de los 70, pocas semanas antes de que este que os escribe cumpliese diez años grabaron su primer álbum con Jack Douglas a la producción. El resultado fue más que satisfactorio aunque para mi gusto la trilogía asesina del grupo la formaron sus siguientes tres álbumes de estudio In color, Heaven tonight y Dream police, todos ellos con Tom Werman en los controles. Esos tres son precisamente los vinilos que cada vez que piso una feria de discos aprovecho para buscar y mi reciente visita a la Estación del Norte de Barcelona no fue una excepción. Sin embargo, como en otras ocasiones, tampoco tuve suerte. Y aunque la economía no está para despilfarrar y los organizadores de esta feria cobran de entrada 6 eur sólo por entrar a rebuscar, me daba pereza volver a casa de vacío por lo que –aplicando aquello de que a falta de pan buenas son tortas– me llevé por 8 eur una copia neerlandesa de este All shook up, que tampoco está mal del todo –para nada, aunque el éxito de su predecesor y el cambio de producción lastraron su éxito– y que tiene el honor de ser el único producido por Sir George Martin, más conocido como el quinto Beatle. Además, esta misma semana se ha celebrado su trigésimo séptimo aniversario por lo que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, la efeméride me viene que ni pintada para comentar el álbum.
Así, con el line up clásico formado por Robin Zander a las voces, el excéntrico y pasado de vueltas Rick Nielsen a la guitarra y coros, Tom Petersson al bajo y coros y Bun E. Carlos a la batería y percusión, la banda grabó en los AIR studios de Londres y de la isla de Montserrat –estos últimos ahora en ruinas– este aceptable disco con portada de Moshe Brakha diseñada por la prolífica Ria Lewerke sobre ideas de Nielsen.
El track list fue:
A
Stop this game
Just got back
Baby loves to rock
Can’t stop it but I’m gonna try
World’s greatest lover
B
High priest of rhythmic noise
Love comes a-tumblin’ down
I love you honey but I hate your friends
Go for the throat (use your own imagination)
Who D’king
El álbum comienza con la fantástica Stop this game y su inicio de teclados seguidos por la voz limpia de Zander, preámbulo de un rock pegadizo y alegre, todo un temazo estupendo que fue uno de los singles del álbum. Sigue con Just got back, que esta vez comienza con el protagonismo de la percusión y de nuevo la voz de Zander, aunque más descarada que en el tema precedente, antes de que entren Nielsen y Petersson dando forma a esa mezcla de pop rock y hard rock con coros tan atractiva. Sin embargo es como un coitus interruptus. Tras dos minutos de canción, se acaba. Baby loves to rock es classic rock de toda la vida con una producción de lujo que eleva su nivel al de gran composición pese a su simplicidad real. Aquí Martin experimentó añadiendo sonidos locos y podéis escuchar hasta gallinas. Llega entonces Can’t stop it but I’m gonna try, una de mis favoritas del disco que resulta que nunca se lanzó como single. La cara A finaliza con World’s greatest lover, otro de los singles del disco, un medio tiempo con arreglos de teclados y cuerda –no se acredita pero supongo que los teclados que se oyen en el álbum son cosa de Nielsen y Martin– con un bonito solo del guitarrista y una interpretación vocal estupenda. Muy Beatles.
La segunda cara es claramente inferior a la primera para mi gusto, aunque se inicia con una interesante High priest of rhythmic noise, que fue editado como cara B de World’s greatest lover. En mi opinión sube el ritmo impuesto por el bajón del tema anterior, con su hard rock clásico con efectos de sonido aplicados a la voz de Zander, un bajo y batería machacones y un piano en la melodía subyacente. En un mundo ideal, esta hubiese sido el single y la anterior su cara B. Love comes a-tumblin’ down es más de lo mismo, un rock clásico, rápido y con mucha energía, aunque encuentro el sonido general demasiado embarullado. Una canción de ritmo desbocado que precede a I love you honey but I hate your friends, otro rock de corte clásico que me recuerda algo a los Aerosmith. Y Go for the throat (use your own imagination) es una canción extraña y bastante experimental que tiene un inicio raro que no desentona en el conjunto del tema. Finaliza este All shook up con Who D’king, que fue la cara B de la inicial Stop this game, con inicio de percusión y cantos tribales. No amigos, Sepultura no feron los primeros. Claro que cuando se va acabando la canción ves que no era una intro sino que todo el tema era así de pelín bizarro.
En fin amigos, quizás el disco no gustó demasiado ni a los fans ni a la propia banda, cuyo único fallo consistió en contratar a un fantástico productor al que se le fue la olla en algunos temas. Sin embargo, opino que se trata de una obra más que notable que merece un reconocimiento superior al que todos le hemos dado. Así, me alegro de haberme hecho con este álbum... aunque seguiré buscando los anteriores. Por cierto, sería hora de que ciertos pretendidos amantes de los vinilos se enganchasen el prepucio con la cremallera del pantalón antes de enganchar feos adhesivos sobre las cubiertas de sus álbumes en venta.
Querido fan: soy David Coverdale y voy a presentarte mi nuevo disco, Saints & Sinners , que muy pronto tendrás en tu tienda de confianza. O eso espero. Para empezar, seguramente sea la mejor colección de canciones que he grabado nunca ¡y no es mentira! Canciones de celebración y amor, pero también canciones sobre el dolor y la pérdida. ¡Qué bonito y qué duro es vivir! Solo tienes que pinchar el disco por la cara A y menear el culo con el rifazo de Young blood para entender lo que digo: “ Young blood, you are hot property” . Tremendo puñetazo el estribillo. Esta la compuse con Bernie (Marsden, nuestro guitarrista, ya sabes) y se marca un solo sencillo, de los suyos, todo sentimiento. Salimos de fiesta en Rough An’ready “ all lof you women better lift up your skirts an’run ”. Lo llaman amor cuando todos sabemos que con ese solazo de Micky Moody es otra cosa. Por cieto, el otro día leí a Ian Paice que había tocado la batería sin mucha pasión. Disculpa compañero, qué barbar...
El año pasado pasó por aquí un recopilatorio de Stevie Wonder ( The Original Musiquarium I ), donde el compañero “Rlguitarra” os hablaba de la “era clásica” de este musico. Hoy me quiero centrar en ese periodo, y os traigo uno de sus discos más memorables de esta época. Un absoluto clásico que en algún momento tenía que estar en este blog. Como para muchos de mis coetáneos, Stevie Wonder fue durante un tiempo el de “Si bebes no conduzcas”, o “I just called to say I love you”. Hasta que uno tiene curiosidad de saber por qué se le aclama como un genio. Es entonces cuando uno comienza a investigar si carrera y su discografía, y descubre la razón de tantos elogios. Exactamente por discos como éste que os traigo hoy. El contexto es el siguiente. Stevie Wonder ya era considerado un niño prodigio (cantaba, componía, y tocaba con destreza multitud de instrumentos, ya desde una edad muy temprana), lo que le hizo unirse a la Motown con solo 12 años. Fue incluso comparado con Ray Charles (no ...
Hace unas pocas semanas mi Brokeback Mountain FFvinilo particular (conocido como KingPiltrafilla) publicó el segundo disco de Coney Hatch , justo la misma semana en la que yo andaba preparando este tercer y definitivo largo de los canadienses. Como no me gusta trabajar en balde, hoy he decidido dejar por aquí esta joyita de hard rock que nada tiene que envidiar a sus obras anteriores. Y comienzo contando cómo "descubrí" a la banda, porque es curioso como llegas a veces a un disco. No soy consciente de haber oído ninguna canción de Coney Hatch hasta que nuestro nunca bien ponderado compañero Dani lo compartió en un comentario del único disco de KISS que ha reconocido disfrutar (el de Ace Frehley en aquello de los “solo albums” ). Al parecer, le había salido de manera aleatoria tras la escucha en alguna plataforma. Y allí que fui a darle al play. Y me gustó. Como soy de natural inquieto, curioso y poco dado a dormir me empapé de aquel disco y de toda la discografía de la...
Pues, habiendo ya comentado por aquí Prequelle e Impera , me decido hoy por traeros el debut de los suecos Ghost . Opus Eponymous , contigo empezó todo. Y es que un buen día me encontré en YouTube con un vídeo de Ghost en directo, concretamente del tema Con Clavi con Dio con una intro con Masque Ball de Jocelyn Pook . Ese sonido y su imagen me tuvieron obsesionado hasta que me hice con su álbum, con portada a cargo de un tal Basilevs 254 claramente inspirada en el cartel de la serie El misterio de Salem’s Lot . Ya lo dije en entradas anteriores dedicadas a la banda, pero no está de más recordar que Ghost es el retoño de Tobias Forge , cachondo y talentoso músico sueco que con el nombre de Mary Goore –espero que la mayoría pilléis el chiste– lideraba la banda death Repugnant . En 2008 graba varios temas junto a su compañero Gustaf Lindström con letras ...
Hoy te propongo dar un paseo en coche por la margen derecha del río Assiniboine, a principios del otoño de 1979, contemplando a lo lejos las primeras casas de Winnipeg. En el coche, un Volkswagen Rabbit, van apretados en el asiento de atrás Ralph James, David Budzak y Gary Golden, un poco a su aire, mientras delante George Belanger y Glen Willows mantienen una conversación sobre el siguiente paso en su carrera. Mañana es el día. Cogen un autobús hasta Toronto y de allí un vuelo a Nueva York. Donde les espera su gran oportunidad. Durante los últimos meses han estado bregando de garito en garito haciendo tres pases diarios de cuarenta y cinco minutos llenos de versiones, donde colaban alguna canción propia. Ahorrando el suficiente dinero para este viaje. Y lo curioso es que ya tenían un disco en el mercado, Victim of a song (1979), un estupendo álbum de rock melódico que editó la compañía Inter Global Music unas semanas antes de ser comprada por Epic. Ni promoción, ni gira. La falta de a...
recuerdos de la juventud y no tan juventud.
ResponderEliminarEs lo que tiene alcanzar una edad; si el puto alzheimer no lo jode todo, atesoramos recuerdos. Un abrazo.
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