El punto final a mis reseñas de los vinilos que me traje de Polonia el pasado mes de agosto lo pongo con estos Citron, iconos del hard’n’heavy checoslovaco –el grupo y el álbum son aún de antes de la desintegración de la Unión Soviética y la caída del régimen comunista– de los que no tenía conocimiento y que llamaron mi atención desde una de las cubetas de una tienda de discos de Cracovia. Y como supongo que la práctica totalidad de los lectores de este blog tampoco habíais oído hablar de estos tipos en la vida, se impone un resumen de su historia.
  Los Citron se forman a mediados de los 70 en la localidad de Ostrava, a
    corta distancia de Polonia, sufriendo en sus inicios diversos cambios de
    integrantes entre los que no estaría el batería Radim Parizek hasta el final
    de la década, momento en el que se convertirá en el único componente que
    permanecerá en la banda hasta el fin de sus días. Hasta entonces, Citron
    sólo habían editado singles y no es hasta 1982 que el grupo graba su debut,
    un Obratnik Raka que sorprendentemente nunca verá la luz –sí lo hizo un año
    después Tropic of Cancer, su versión en inglés– y entran en la banda
    Stanislav Hranicky a la voz solista, Jondrich Kvita a la guitarra y más
    tarde el guitarrista Jaroslav Barton y el bajista Václav Vlasák. En esos
    momentos, de la mano y el liderazgo de Parizek, el sonido de Citron se
    acerca cada vez más al heavy metal, lo que desemboca en la grabación en
    verano de 1985 y en el Mozarteum studio de Praga del potente Plni energie,
    un pelotazo que sale al mercado al año siguiente llegando a disco de oro en
    su país y propiciando una gira que incluso les lleva hasta la RFA. Así es
    como gracias a Musikprodukt Horus de Hannover, regraban para la exportación
    las voces en inglés y en 1987 se pone a la venta este Full of energy que hoy
    os traigo, con producción de Kvetoslav Rohdeler y portada de Petr Cepiky que
    35 años después ha llegado a mis manos –en realidad, mi copia es un
    reprensaje de 1988– con el line up mencionado y la colaboración del
    pianista, compositor, director de orquesta y productor checo Sláva Kunst,
    quien toca el acordeón en el primer tema del disco. En el proceso, caen de
    la obra original dos temas y los restantes sufren un cambio radical en el
    orden de reproducción. 
Así pues, el disco comienza con el acordeón de Kunst y una tonada que parece la de un músico callejero tocando en un biergarten bávaro... hasta que –recordando un poco al inicio de Fast as a shark de los Accept, de hecho las voces de Udo y Hranicky tienen mucho en común– la banda entra en tromba con un Heart of steel espídico en el que se advierten influencias desde Motörhead a los primerísimos Maiden. Garden party es un tema resultón con unos estribillos pegadizos, una ejecución instrumental aceptable y la sombra de Dirkschneider –a estas alturas ya innegable– en las melodías vocales. Y en el mismo estilo se desarrollan el medio tiempo Let me of myself y Memories, una especie de power ballad de atmósfera pesada con unas guitarras de calidad, poniendo fin a la primera cara del disco y –en mi caso– dejándome gratamente sorprendido por el nivel de la banda.
Rock, rock, rock con su título inequívoco inaugura la cara B con un tema metalero creado para corear con los puños en alto, alegre y con ritmo, de batería machacona, un bajo potente y unas guitarras muy bien puestas. Con más energía, le sigue You’ll be a foreigner y en la misma senda aunque con más fuerza pero sin perder el componente melódico llega Days of my lifetime otro tema más que notable a cargo de esta banda que –ignoro si lo reconocieron alguna vez– son unos verdaderos hijos putativos de Accept. Para finalizar, nos presentan el tema título del disco, un Full of energy con unos arreglos que no sé si calificar de monásticos y que con sus seis minutos de duración es el más largo de este estupendo álbum a cargo de una banda de la Checoslovaquia comunista de finales de los 80 de lo más recomendable.
  A partir de ese momento, la banda sufrirá innumerables idas y venidas de
    músicos diversos –a lo que se sumará la muerte de Jindra Kvita en 1997–, que
    continuarán iniciado ya el siglo XXI, una época en la que Citron actuará
    incluso en los Estados Unidos y llegará a telonear a bandas de primer orden
    como Def Leppard o Judas Priest en sus giras por la República Checa. En 2021
    fallecerá el alma del grupo, el batería Radim Parizek, dejando a Citron sin
    ningún miembro histórico, al menos hasta 2024 cuando en una gira conjunta
    con los eslovacos Metalinda, Vlasák y Barton se unen como músicos invitados
    en algunas fechas. 
En la actualidad, Citron siguen actuando y son
    considerados una leyenda en su país. 
  ¡Feliz viernes! 
  @Kingpiltrafilla 
 
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