Ir al contenido principal

Michael Jackson - Bad (1987, Epic)



El 25 de junio de 2009 todos los periódicos, todos los telediarios, todas las emisoras, abrían sus noticieros con la mala nueva de la muerte de Michael Jackson. Es decir, ayer se cumplieron 11 de años. Efeméride suficiente para traer a este blog un disco de Jacko. En el buscador me aparece que hace siete años se subieron el Thriller y el Dangerous. Hoy me toca a mí traeros el Bad. Lo malo es que poco se puede contar de un disco de este calibre: todo está dicho, todo analizado, todo estudiado, los protagonistas son grandes en esto de la música. Aún así, allá voy.

Sicilia, 1947…Perdón, me he ido. Móstoles, septiembre de 1987. Un chaval con granos en la cara y pelillos incipientes sobre el labio superior lleva, como dicen los americanos, el bolsillo lleno de dinero, del que ha recibido en su catorce cumpleaños. Nervioso, se encamina al Simago para dilapidarlo. Una gran parte esos nervios se corresponde con la idea de comprarse su primer disco. Ahora decimos vinilo para diferenciarlo, pero antes sólo lo llamábamos disco o, como mucho, LP. Otra parte de los nervios tienen que ver con la alta posibilidad de que, en el trayecto desde su casa hasta el Simago, se cruce con el típico espécimen de kinki bronxtoleño y el dinero cambie de bolsillo tras solicitárselo amablemente: “te lo estoy pidiendo por las buenas”. Algunos sabéis que la densidad de pidepelas por kilómetro cuadrado era bastante alta en aquellos tiempos y en aquellos lares. Y los que no, pues ya os lo he contado. Así que, ese chaval decide no tomar atajos y andar por las calles más grandes y concurridas desde su casa al “centro comercial”. A pesar del rodeo, llega rápido a su destino pues sus pasos son veloces por el ansía de adquirir ese disco que acaba de salir publicado y que las previsiones dicen que va a vender muchísimo. Así que, cuanto antes vaya a comprarlo, menos posibilidades de quedarse sin él. Es una elección bastante lógica para perder la virginidad en esto de adquirir música. El anterior trabajo del artista vendió millones de copias. Por ejemplo, en su casa hay una de ellas. Además, tanto las radios como las televisiones se han hartado de poner sus canciones. Es un fenómeno mundial. Así que, un adolescente normal que está influenciado por todo esto, ve una apuesta segura hacerse con este LP. El primer sencillo con su correspondiente videoclip de quince minutos, en plan cortometraje con malotes incluidos, también ayuda a tomar la decisión.

Bien, retomamos a nuestro joven y, a la par, simpático protagonista justo cuando coge una de las tres copias que quedan en el estante. No se lo piensa más y va hacia la caja para llevárselo. Paga las 1200 pesetas que marca la etiqueta y por fin se siente propietario. Las ganas de quitarle el plástico protector, curiosearlo y pincharlo en el viejo tocadiscos familiar hace que se olvide de las precauciones del viaje de la ida y vuelve por el camino más corto. Una vez en casa lo abre, aspira el olor a nuevo y lo primero que piensa es que la portada le recuerda a otra de un disco que hace menos de un año que se compró uno de sus hermanos, de un artista español bastante chuleta y que, con el tiempo, pasaría a ser el Innombrable para aquellos amantes del rock que, a pesar de cumplir años y acumular experiencia, siguen siendo demasiado influenciables por los medios. Busca el disco en cuestión y lo pone al lado: oye, pues sí se da un aire el Michael Jackson vestido de macarra, de medio lado y mirada desafiante al frente con el titulo del disco en plan graffitti, al Ramoncín este, también de medio “lao” (en este caso hacia el otro “lao”) pero también mirando al frente derrochando chulería. En este caso es el nombre del artista es que parece escrito como un graffitti, en el mismo color rojo. Tras esta primera inspección y pensar en lo curioso de la coincidencia, toca poner el disco en el tocata y sentarse a leer las letras mientras suena. Sí, esto es bastante normal en aquella época: disfrutar un disco completo con una portada enorme y las letras a un tamaño que te permiten seguirlas sin problemas y poder escudriñar toda la información técnica que la discográfica tiene a bien compartir con el comprador.

La cara A comienza con el “Bad” que ya conocía por ser el adelanto del LP. “The way you make me feel” suena muy bien y le conquista a la primera. “Speed Demon” le desencaja en esta primera escucha, pero al final será una de sus preferidas. “Liberian Girl” con su sonido étnico en un futuro formará parte de sus cintas de Baladas. “Just Good Friends” con el maravilloso Stevie Wonder, le deja un poco frio, no termina de cuajar. Se levanta del sillón y le da la vuelta al vinilo. Baja la aguja y sigue disfrutando como sólo se puede disfrutar en las primeras veces. “Another part of me” suena muy bien, con una línea de bajo poderosa. “Man in the mirror” empieza como balada, pero luego se acelera un poco más y termina con un coro gospel como una canción mayúscula. “I Just can’t stop loving you” es la romántica del disco, el baladón. Como buen adolescente ñoño, le gusta mucho. Y de repente suena el tema que se convierte en su preferido del álbum, “Dirty Diana” con esa afilada guitarra de Steve Stevens, el guitarrista de Billy Idol. Pero el final del LP con “Smooth criminal” no desmerece en nada. Final del disco. Final de esta historia. Inicio de un idilio con la música que aún continua.


Comentarios

  1. Ay, esa emoción... recuerdos de una época que se fue para siempre. Te entiendo perfectamente, desde lo de llevar el dinero con cien ojos esperando que algún quinqui no te abordase con un "¿Tienes un cigarrito?" que nunca acababa bien, hasta el leer letras, lista de agradecimientos y aspectos técnico que empollábamos en la era pre-wikipedia. En fin, lo único que no comparto es el amor por este disco. Aun y así, intentaré ponerme en tus zapatos por un rato y escucharlo con cariño. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro haber despertado esos recuerdos ya tan lejanos. Gracias por el cariño al leerlo aunque el cariño al disco te va a servir de poco.
      No creo que sea un disco para ti aunque disfrutarás con un par de canciones.
      Mírate lo de Steve Stevens y si conexión con tu grupo de este viernes jeje.
      Un saludo.

      Eliminar
  2. Qué maravilla de recuerdos. Yo tenía dos años menos que tú cuando salió este disco, y lo recuerdo muy bien, porque MJ era el artista favorito de una de mis mejores amigas de entonces, la de veces que lo escuché y canté con ella. A mí este disco me parece uno de esos casi perfectos, con tantas canciones memorables que cuesta encontrar uno parecido en aquella época. Y esos recuerdos de adolescencia, ese ahorrar dinero o gastarse el que te daban por tu cumpleaños en música... cómo me suena, nunca mejor dicho ;)

    De este disco me cuesta escoger un tema favorito, porque tiene muchos muy buenos, pero la verdad que “Bad”, con su vídeo y su estética marcaron una época.

    Gracias por traerme tan buenos recuerdos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es una alegría traer recuerdos buenos a la cabeza. Me alegro que haya sido así. Yo, no se lo digas a nadie, estoy casi de acuerdo con lo que Alberto escribe por ahí abajo y creo que es el último disco de Michael que no se hace cuesta arriba escucharlo todo de seguido.
      Un saludo

      Eliminar
  3. Michael Jackson es uno de esos artistas de los que me gusta escuchar canciones sueltas, un LP entero se me hace largo, pero me ha gustado mucho tu entrada, así que me lo voy a añadir a la cola de reproducción. Me identifico mucho con lo del dinero de los cumpleaños, mis primeros años de comprar CDs primero y discos después se basaron en eso.
    En fin, una gozada de entrada. Abrazos!!

    ResponderEliminar
  4. Te doy un poco la razón en que es complicado ponerse un disco entero suyo. Quizás esté es el último.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  5. Me gusta este disco. Y no puedo decir que lo escuche con mucha frecuencia, pero de vez en cuando cae. Antes de sus escándalos y sus paranoias mediáticas, Jackson fue el rey del pop, por mucho que le pese a alguna reinona y a ciertos peleles del mercadeo. Su estrella duró lo que su cordura. Otra muesca más en la vinilopedia de #FFvinilo. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Nunca me gustó Michael Jackson ni siquiera en la época de Jackson Five pero interesante tener anécdotas de comprar vinilos en la época, que suerte tenéis de haber vivido los 80!

    ResponderEliminar
  7. Coño, tú no vas vivido los 80? Por la música que pones pensé que eras antiguo...

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Otros crímenes...

Firehouse - Firehouse (CBS, 1990)

El pasado 5 de abril falleció el cantante de Firehouse, Carl Jeffrey Snare, por un fallo cardíaco en un proceso cancerígeno que le había llevado unos días antes a pasar por un quirófano. Además de ser un seguidor fiel de la banda, les he visto dos veces en directo; una de ellas la recuerdo con especial felicidad por lo que disfruté (tocaron junto a unos fantásticos TNT).  Casualmente, la semana pasada en este blog hablaba, en los comentarios de un post, del legado de algunos músicos más o menos desconocidos por el "gran público" comparándolo con otros del mismo o menor valor idolatrados, quienes reciben homenajes y se les dedican calles. Con esa reflexión me quedé enganchado. Al repasar la discografía de Firehouse, me di cuenta de algo obvio: existen músicos que han dejado un legado en nosotros. Da igual lo importante que sean más allá de nuestras orejas. Nos pertenecen. Y C. J. Snare es, para mí, uno de esos músicos. Desde este debut que hoy comparto su voz me ha acompañ

Transvision Vamp - Velveteen (MCA, 1989)

    Os voy a hablar de un plástico que ya apareció por el blog allá por el año 2012. Pero visto que se le dedicaron escasamente 10 renglones y no tiene comentarios, creo que pasó sin pena ni gloria, por lo que no creo que haya problema en que lo traiga un viernes de forma rápida y con alevosía casi nocturna. Disco publicado en 1989 que se vendió como una mezcla de pop (mucho), rock (poco) y punk (pinceladas) y que tuvo buenas cifras de venta, sobre todo gracias a su canción bandera, el “ Baby I don´t care ”. Producido el alemán Zeus B. Held y el británico Duncan Bridgeman de forma bastante aséptica.    A mitad de los 80 el guitarrista Nick Sayer se encontró con Wendy James y vio en ella la canalizadora perfecta para sus letras: comprendió que el sex appeal de Wendy y sus berridos casaban perfectamente con sus gamberras composiciones. De Brighton se mudaron a Londres y allí reclutaron al batería Pol Burton (en este segundo disco no forma parte de la banda) y a dos músicos

KISS, Ace Frehley – Ace Frehley (Casablanca-1978)

En el pueblo de Sharon, ubicado en el condado de Litchfield, al noroeste del estado de Connecticut, se levanta una imponente construcción de estilo renacentista italiano conocida como la mansión Colgate. Se trata de un capricho de Romulus Riggs Colgate –nieto del creador de la empresa de perfumes y jabones que todo el mundo relaciona con la pasta de dientes–, su esposa Susan y el prestigioso arquitecto J. William Cromwell Jr . Y aunque algunos os preguntaréis qué tiene que ver eso con el álbum que hoy os traigo, si seguís leyendo – clickbait de campeonato– veréis que fue determinante.    Lo primero será justificar esta entrada. Hace algunas semanas ya os hablé del primer disco en solitario de Paul Stanley y Manu lo hizo incluso antes del de Gene Simmons . Pero, como veo que nadie se anima, hoy os traigo el primer álbum en solitario de Paul Daniel Frehley –también conocido como Ace Frehley

Varios - Rock Del Manzanares. Visca El Rollo Vol. 2 (Chapa Discos, 1978)

Si no conocéis el significado de la palabra “tronco”, “pasota”, o no sabéis lo que es ser un “enrollao”, quiere decir que sois insultantemente jóvenes. No solo la generaci ó n "Z"  tiene su propio lenguaje. Cada generación ha tenido también una manera de expresarse, y hoy nos acercamos con este disco a finales de los años 70. Una época marcada musicalmente en España por una corriente que se denominó “Rock Urbano”. Aunque, como con cualquier tipo de etiqueta, nos podemos encontrar dentro de este saco grupos de muy distinta índole o con diferentes influencias, por lo general compartían una estética (musical y visual) muy particular, y sobre todo, una actitud vital marcada por las circunstancias sociales de la España de finales de los 70. Como con cualquier etiqueta que se otorga a un movimiento musical, donde muchas veces el mero hecho de nacer en una determinada época o cuidad te hace merecedor de esta etiqueta, se pueden encontrar dentro de este saco una mezcla de estilos q

Yes - Close to the edge (Atlantic, 1972)

Esta semana traigo el  Close to the edge del grupo británico Yes, quizá mi álbum favorito de la banda. Porque una obra maestra así debe formar parte de nuestra Comunidad. Complejo, diverso, inspirado, con ejecuciones instrumentales casi perfectas, con una historia que contar. Uno de esos discos, a mi gusto, imprescindibles, por calidad y por ese espíritu de superación constante, minuto a minuto, esa capacidad de sorprender. Quinto de Yes , editado en 1972, con Steve Howe a las guitarras, Jon Anderson a las voces, Bill Bruford a la percusión, Chris Squire al bajo y Rick Wakeman a los teclados. La mayor parte del trabajo compositivo recae en Anderson y Howe, pero toda la banda pone su sello en los apenas tres cortes que conforman el álbum. Poco después de terminar las grabaciones, el baterista Bill Bruford abandonó la banda obligando a los demás integrantes a encontrar un suplente antes de comenzar su nueva gira en los Estados Unidos. La que ocupa toda la cara A, la propia Clos